Sucesos
Revictimización: Cuando perpetuamos el daño a las víctimas de abuso
25 de mayo, 2025
Por: El Universal
Si hay un dolor que no debería repetirse, es el de un niño, niña o adolescente (NNA) que ha sufrido algún tipo de abuso, particularmente sexual. Sin embargo, la verdad es que en el mundo, millones de víctimas se enfrentan una y otra vez al trauma de ser abusados y, lo que es peor, a ser revictimizados, un fenómeno en el que sistemas, instituciones e incluso la sociedad amplifican el sufrimiento de las víctimas.
Falta de visión
El problema es que la sociedad tiene la ilusa perspectiva de que una vez las autoridades detienen al abusador, se termina el problema. No se observa el daño que queda atrás en las víctimas y las familias que fueron desgarradas por decisiones egoístas de uno de sus integrantes, no analizamos el impacto y las repercusiones socioeconómicas de ese hecho en el entorno cercano a la víctima.
Si el abusador es un familiar de la víctima, si era una figura de autoridad en la familia - padre, abuelo, hermano, tío-, o si era el sostén del hogar, al sacarlo de la ecuación, se soluciona uno de los problemas, pero se agregan nuevos puntos de fricción en esas familias, y las víctimas se sienten responsables de los nuevos infortunios, e incluso serán culpadas por lo ocurrido.
Y como los problemas que ocurren en casa no se quedan en casa, cuando estos hechos se hacen públicos, vecinos, autoridades y medios cuentan una y otra vez el abuso y en cada historia, la víctima será una y otra vez abusada.
Cada vez que un jefe policial anuncia la detención de un abusador de NNA, cada vez que los medios lo identifican, cada vez que se publica en las redes sociales, esa historia vuelve con toda su carga e impacta más y más a las víctimas.
Documentos técnicos señalan que la revictimización ocurre cuando, tras el abuso inicial, las víctimas son expuestas a prejuicios, negligencia o tratos inadecuados o indiferentes durante la denuncia, atención médica, proceso judicial o cobertura mediática.
Se trata de daños secundarios que surgen cuando los estereotipos, el morbo o la falta de protocolos especializados entran en la ecuación de la violencia sexual, en otras palabras, el abuso se perpetúa.
Cuando la violencia no se ve
La violencia contra la infancia y adolescencia no solo es física, señala el sociólogo Johan Galtung, quien asegura que “existen tres formas”: La directa, que consiste en agresiones visibles (golpes, abuso sexual); la violencia estructural, que son todas esas desigualdades que normalizan el maltrato, como la pobreza, falta de acceso a educación. Pero además nos encontramos con las violencias cultural y simbólica, que son todas esas creencias que justifican el abuso, como el machismo y el bullying.
Cuando nos enfrentamos a casos de abuso sexual infantil (ASI) debemos superar algunos paradigmas y creencias, como el abusador extraño, o el abusador físicamente detectable, como lo hemos dicho en otras oportunidades, un protocolo sanitario español del año 2023 destaca que rara vez hay fuerza física; “el agresor es generalmente alguien cercano que manipula a su víctima” mediante el secretismo, "esto es nuestro juego y nadie debe saberlo", o la confusión emocional de la víctima.
Sin embargo, vale destacar que, tal como lo señala la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), "no hay consentimiento posible en una relación tan desigual de poder".
Señales de alerta y errores que revictimizan
Una vez se detectan las señales y se verifica el abuso sexual infantil, es importante saber cómo abordar a las víctimas, esto es lo que denominamos protocolos de acción. Entonces nos preguntamos cómo actúan los familiares, docentes, enfermeros, médicos, funcionarios policiales y judiciales ante estos casos.
"Si la entrevista forense o médica es invasiva, si se cuestiona el relato del niño, si se le cree al victimario, si se cree que está mintiendo, entonces estamos repitiendo el trauma. Si el niño ya viene emocionalmente afectado como para enfrentarse a adultos que lo maltratarán supuestamente queriendo ayudarlo, entonces no estamos haciendo nada", señala una guía chilena sobre cómo tratar a las víctimas menores de edad
El Child Mind Institute ofrece consejos cruciales para hablar con los niños sobre el ASI. Explica la importancia de enseñarles a reconocer los comportamientos inapropiados y a sentirse seguros al hablar al respecto, enfatizando que no deben sentir vergüenza ni culpa por lo que les sucedió y que no pueden ser acusados de responsabilidad alguna por esos hechos.
Esta organización además subraya la necesidad de la vigilancia de los padres y la educación de los niños sobre cómo abordar y responder ante situaciones incómodas.
Informar: Entre el morbo y la ética
En la era de las redes sociales y los influencers, predominan el morbo y el clickbait sobre la información objetiva. Esto plantea desafíos al tratar temas delicados como la violencia sexual, de género o el abuso sexual infantil (ASI).
Muchos medios reducen el ASI a historias sensacionalistas, justificando la violencia con factores como pobreza o relaciones de la víctima, desviando la atención del problema estructural.
Desde el ámbito sanitario, los protocolos sobre el manejo de estos casos exigen coordinación entre médicos, trabajadores sociales y justicia, con historias clínicas confidenciales, ya que un error puede exponer al niño a su agresor o estigmatizarlo.
La revictimización convierte a las víctimas en objetos de consumo, viralizando casos pero dificultando su acceso a la justicia. Estereotipos de género como "los hombres no lloran" o "las mujeres provocan" perpetúan el abuso. La Redhnna señala que cambiar esto requiere cuestionar cómo consumimos y replicamos estas historias.