Con dos temas de un disco considerado “una obra maestra muy rara y codiciada”, una faceta prácticamente desconocida de la música de Porfi Jiménez sale a la luz en Alemania con Matasuna Record, firma con la que el DJ y productor Alex Dörrer, del equipo SoulBrigada, se dedica desde 2015 al rescate y reedición de tesoros musicales de todo el mundo.
Se trata de Let’s start (Comencemos), de Fela Kuti, y Mi mooooto, de Jiménez, incluidas entre los once títulos de Parrilla caliente, grabado en 1972 por el sello Philips, en edición limitada, como el único álbum de la banda Phirpo y sus Caribes, y que hoy se cotiza en los portales de coleccionistas en Europa entre los 600 y los 1.500 euros.
Ambas producciones fueron recopiladas en las dos caras de un vinilo de 45rpm, que, según palabras de Dörrer, contempla en el lado A “una brillante versión afrolatina de la canción Comencemos (Let's start) de la leyenda afrobeat Fela Kuti.
Jiménez arreglando el talento es claramente audible aquí, comprimiendo la versión de 8 minutos de Kuti a poco más de 2 minutos. El resultado es una mezcla altamente explosiva que sin duda puede ser considerada una de las mejores canciones de Latinfunk”.
La canción del lado B constituye, dice, “un hermoso ejemplo de cómo Jiménez combina la salsa tradicional de su orquesta con influencias versátiles como el rock, el jazz o el funk en este álbum conceptual de 1972, experimentando y creando algo nuevo y grandioso. Un lanzamiento esencial para cualquier entusiasta del Groove”.
Del Tamanaco a la ONU Porfi Jiménez (Santo Domingo, 1928-Caracas, 2010), debutó con su orquesta bailable un día como hoy, 31 de diciembre de 1963, en el salón Naiguatá del hotel Tamanaco, luego de haber sido director de orquestas de planta en Radio Caracas TV y Venevisión.
Primer trompetista de las agrupaciones más destacadas de la década, su calidad como arreglista lo lleva a ocupar en 1960 la dirección musical del sello Velvet en Venezuela, donde graba con todos los cantantes nacionales e internacionales que pasan por la marca, como Cherry Navarro, el famoso bolerista de América Felipe Pirela, “La primerísima” Mirla Castellanos, la puertorriqueñas Sofy, y los cubanos Blanca Rosa Gil y Rolando Laserie, entre muchos otros.
En los años 70, con el arribo de las transformaciones musicales impuestas por la emergencia del rock y los nuevos ritmos de la época, Porfi Jiménez, como artista de su tiempo y apasionado del jazz, empezó a incorporar nuevos elementos musicales a sus piezas, que lo alejaban del estilo comercial imperante.
Es así como surge Parrilla Caliente, con Phirpo y sus Caribes, una producción prácticamente desconocida, que le permite experimentar y volcar sus inquietudes como creador más allá del estilo tradicional de su orquesta bailable.
En esa década, exactamente el 7 de junio de 1974, forma y dirige la agrupación que alternaría con la Fania All Stars en su primera presentación en Venezuela, un concierto en el Nuevo Circo al que asistieron 13 mil personas. Surgió así “Las Estrellas de Venezuela”, la primera Big Band de Venezuela, al decir de Carlín Rodríguez, uno de los cantantes participantes de esa experiencia, junto con Freddy Coco Ortega y Chico Salas.
Al año siguiente, la Orquesta recibe el segundo lugar en el primer y único Festival de Orquestas realizado en Venezuela en 1975, reconocimiento que se suma a los recibidos anteriormente en países como Colombia –donde le otorgan el Congo de Oro en los carnavales del 67-, Islas Canarias, Panamá, Curazao, Estados Unidos y Puerto Rico –donde la califican en 1968 como la mejor agrupación venezolana que se había presentado en esa isla.
En el vigésimo aniversario de su orquesta, Porfi Jiménez decide asumir los caminos del merengue, con el lanzamiento de 20 años, que incluye piezas como Dolores o Se hunde el barco, que lo catapultan de nuevo a la fama.
Es una etapa en la que también recibe numerosos reconocimientos, como el Disco de Oro 1984 por Se hunde el barco y Dolores. Pero sin duda que uno de sus más sonados éxitos fue Culucucú, interpretado por Johnny Ramos, con más de 500 mil copias vendidas, que le merecieron dos Discos de Oro y uno de Platino en 1986 y 1987, respectivamente.
Poco antes de su fallecimiento, Porfi Jiménez logró concretar el sueño de creación de su Big Band de Jazz, que le mereció el reconocimiento de las Naciones Unidas como uno de los más destacados músicos del continente.