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jueves, 8 de mayo de 2025
Sucesos
Historias de la violencia venezolana: La muerte del Unicornio
19 de diciembre, 2021
Por: D' HOY CARLOS
Corrían los inicios de los años 80. Venezuela, como gran parte del continente, se hacía eco de la fiebre de las bandas juveniles iniciada por los puertorriqueños de Menudo. En Caracas los hermanos José Antonio, Juan Carlos y Jesús Bordell, junto a Jonás Rubén Gómez Arguinzones y Jorge Flores, preparaba sus pasos de baile y la polifonía. Soñaban cosas grandes, querían tomar por asalto el reino de las estrellas.

La banda fue bautizada con el nombre del mitológico caballo cornudo, el Unicornio. El grupo tuvo la oportunidad de brillar gracias a programas sabatinos transmitidos por las cadenas Venevisión y RCTV que se convertirían en el trampolín de decenas de grupos y el año 1982 ocurriría el milagro, la banda juvenil se alzaba con el primer lugar en la XI edición del Gran Premio de la Canción Iberoamericana o Festival de la OTI con la canción Puedes contar conmigo. Con cuatro discos a cuestas y muchas experiencias, la banda se separaría dos años más tarde.

José Antonio Bordell seguiría el camino del canto, grabaría discos y nuevamente disfrutaría de la fama al interpretar el tema de la telenovela más internacional grabada en nuestro país, Kassandra, tema que abría su segundo álbum solitario Por mi culpa. Además grabó Entre cenizas y El vagabundo.

Pero las noticias negras estaban por llegar. El 10 de septiembre de 2011 un delincuente armando con una escopeta asesinó a Jonás Rubén Gómez Arguinzones, uno de los exintegrantes de Unicornio, mientras se encontraba en su residencia, en la población aragüeña de Güigüe, en compañía de varios amigos.

El sábado primero de julio de 2017 la violencia venezolana se llevaría a José Antonio Bordell. El vocalista se encontraba junto a unos amigos de regreso de un viaje que hizo al Este del país. En la vía de Oriente, el vehículo se accidentó y fueron abordados por integrantes de una de las cientos de bandas que operan en el sector. Al tratar de defenderse del ataque, los asaltantes abrieron fuego asesinando al líder de Unicornio. José Antonio recibía un mortal disparo que lo mataría en el lugar, uno de sus acompañantes resultaría gravemente herido y un tercero lograría escapar y sería quien avisó a las autoridades.

El Unicornio murió, como los sueños de muchos que han caído a manos de la inseguridad: artistas, deportistas, militares, policías, abogados, periodistas, médicos, ingenieros, maestros y estudiantes, niños jóvenes, adultos, abuelos, hombres y mujeres. Al final del camino miles de vidas útiles se han perdido en esta absurda batalla contra una delincuencia desbordada, una batalla que no tiene el interés de las autoridades para ser controlada.