Opinión
El peligro del hombre en el lenguaje
13 de agosto, 2025
Por: LOPEZ TEODULO
Cuando la cuántica acabó el esquema de las verdades objetivas, se volvió a la vieja idea (idea en el sentido ordinario de la palabra) de que la Verdad era simplemente un consenso, una certeza provisoria, como ya se anunciaba en Nietzsche.
Lo mismo está sucediendo con el lenguaje cuando se asegura la plurisignificación de los términos y la fuga de los sentidos. Otra cosa que parece originada en la cuántica, puesto que ésta niega una objetividad, es la afirmación de que la pluralidad de significados no está, no puede estar, relacionada con una supuesta objetividad del mundo. En consecuencia, es lícito interrogarse qué sentidos tiene el mundo, puesto que carece de uno objetivo.
Basta concluir en la obviedad de que la escena lo que ilustra, entonces, es una idea y no una realidad objetiva. Derrida recurre a una expresión formidable cuando habla del "materialismo de la idea" que no es otra cosa que la puesta en escena, puesta que nada ilustra, a no ser la nada. Ya Schopenhauer había hablado del mundo como representación. En este contexto verdad o falsedad es una oposición que carece. Richard, en lo que se denomina psicologismo crítico, llega a definir “acierto de expresión” a un estado en que las necesidades llegan a satisfacerse juntamente, inclusive unas por otras.
Como también lo dice Derrida “es la multiplicidad de las relaciones laterales lo que crea la esencia del sentido”. Pero decíamos que el concepto de diseminación parece clave. Mientras polisemia era la pluralidad de significados de una palabra, la diseminación habla de “la generación siempre dividida ya del sentido”. Diseminación tiene un "casi" sentido, el regreso imposible a la unidad alcanzada, rejuntada de un sentido. Freud aseguraba que la ficción podía crear nuevas formas de sentimiento inexistentes en la vida real. La física cuántica amplió considerablemente el concepto que teníamos de los “huecos negros”. Así, la actual filosofía del lenguaje ha encontrado un “hueco negro” donde el espacio íntimo es tan íntimo que se anula, ya no hay separación entre el yo y la imagen. Richard: “Un libro no empieza ni acaba: todo lo más lo finge”. Podríamos definir polisemia como acumulación de significaciones, mientras que la diseminación nos llama a un equilibrio en la multiplicidad del sentido; lo que experimentamos no es el sentido, es el equilibrio.
Pero, cuidado, que el proceso reactivo contra lo ontológico nos puede llevar a un callejón sin salida. Filosofía y lenguaje se han encontrado y Platón, en este sentido, ha recibido carta de despido, pero si identificamos humanismo y metafísica, la reacción contra la segunda alcanza al primero, aun cuando hayan existido humanismos ateos. La deconstrucción del lenguaje puede llevarnos a hablar del fin del hombre. No soy, en modo alguno, un apocalíptico contra la tecnología, pero ya hay que citar la metáfora de la tecnología o la técnica como metáfora. No olvidamos los intentos por neutralizar toda tesis metafísica del concepto de hombre, aunque la unidad del mismo no haya sido cuestionada seriamente.
El peligro que se cierne sobre el hombre es el que se cierne sobre el lenguaje.
@tlopezmelendez