Mantener una buena alimentación es muy importante para tener un equilibrio corporal en las diferentes etapas de la vida, incluyendo la hora de buscar el anhelado embarazo. Y por eso, en ese momento, me tocó entender la diferencia entre cuidarme para lucir bien y nutrirme para estar sana y preparada.
En la actualidad nos invade una alimentación muy procesada y aunque creemos comer sano, en múltiples ocasiones perdemos nutrición por comodidad y rapidez. Llevamos la vida con tanta prisa que mientras menos tiempo nos quite la cocina, mejor. Y fue ahí donde yo comencé a prestar atención.
La fertilidad humana necesita el aporte de concentraciones óptimas de nutrientes esenciales a través de la alimentación, siendo sustancias biológicamente activas que intervienen en todas las funciones corporales, y también en la bioquímica de la fertilidad, necesarias para que esta funcione correctamente.
En mi caso comencé por hacer una limpieza de hormonas. En uno de mis descansos del tratamiento de fertilización me tomé varios meses bajo alimentación vegana, de tal forma que pudiera disminuir las hormonas que consumía. Para nadie es un secreto que el ganado y las aves son sometidas a hormonas y, por ello, en esta limpieza, el no consumirlas era importante. Así que con ayuda de un especialista me adentré varios meses en el veganismo. Importante en este punto recomendar la guía de expertos para evitar enfermar por no consumir los nutrientes necesarios.
Posterior a ello me fueron incorporando poco a poco las carnes de origen animal, pero quedé con hábitos que me habían dado bienestar, como los jugos verdes todas las mañanas. El cambio en la sintomatología de mis días menstruales fue del cielo a la tierra, bajaron muchísimo la inflamación y el dolor.
Otro punto importante son las harinas procesadas así que comencé a inclinarme por lo más natural: batata, yuca, plátano, auyama. Cuanto más natural sea la alimentación muchísimo mejor.
Puedo decir entonces, como tip general, que lo ideal es
más grasas "buenas", vitaminas y minerales básicos, y menos harinas procesadas y azúcares.
Si elegimos una alimentación saludable para nuestra fertilidad –una alimentación fértil– crearemos la condición propicia para la realización de la maternidad y paternidad. Se trata de saber elegir los alimentos que aportan los nutrientes esenciales para optimizar nuestra fertilidad y de conocer acerca de las necesidades de cada uno de ellos y las cantidades adecuadas que se deben consumir. Mejorar nuestra dieta y la de la pareja es una de las cosas que se deben hacer para incrementar las posibilidades de embarazo.
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