Ante el peligro real de que se extingan las lenguas indígenas de América, las comunidades se organizan y las misiones católicas dan su respaldo
Cruzada por las Lenguas Indígenas
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Por Macky Arenas


Muchos podrán preguntarse cuál es el sentido de preservar las lenguas indígenas cuando quienes las hablan están en franca minoría. Pero, según datos de Naciones Unidas, forman más de 5.000 grupos diferentes en unos 90 países. Representan más del 5% de la población mundial pero son una de las poblaciones más pobres. En algunos países de América Latina la composición indígena es más significativa que en otros, no obstante desde el punto de vista antropológico y racial, su incidencia se mantiene y forma parte de sus derechos el conservar su lenguaje ancestral.



DECLARACIÓN DE DERECHOS

La regulación de la protección de los derechos de los pueblos indígenas a nivel internacional deriva de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en el año 2007, que en su artículo 13 establece: “Los pueblos indígenas tienen derecho a revitalizar, utilizar, fomentar y transmitir a las generaciones futuras sus historias, idiomas, tradiciones orales, filosofías, sistemas de escritura y literaturas y atribuir nombres a sus comunidades, lugares y personas, así como a mantenerlos. Los Estados adoptarán medidas eficaces para asegurar la protección de ese derecho y también para asegurar que los pueblos indígenas puedan entender y hacerse entender en las actuaciones políticas, jurídicas y administrativas, proporcionando para ello, cuando sean necesario, servicios de interpretación u otros medios adecuados”. A pesar de ello, las lenguas indígenas siguen desapareciendo, a pesar de que de los casi 7.000 idiomas que existen, la mayoría son hablados por pueblos indígenas.


EL VALOR DE LA PALABRA

El Génesis cuenta cómo “al principio fue el Verbo”. Quién sabe cómo hablaban Adán y Eva en el Paraíso, qué palabras utilizaban, pero lo cierto es que tenían su propio lenguaje para comunicarse. El Verbo los dotó de la capacidad para escucharle y responderle en la misma lengua. Maravillas de la Creación y privilegio que les retiró el pecado y sus consecuencias. Ignoramos si seguirían hablando igual una vez expulsados del Jardín del Edén. Pero el lenguaje humano evolucionó hasta dar lugar a sofisticados sistemas de intercambio, Torre de Babel incluida. En la antigüedad, el arameo –considerada hoy una lengua muerta- produjo la más bella oración jamás compuesta, el Padrenuestro -enseñada por el mismo Jesús a sus apóstoles en esa, su lengua- hoy recitada en tantos lenguajes como aparecen grabados enTierra Santa, alrededor de la misma cueva donde la rezaron por vez primera.

En nuestros días poseemos cientos de idiomas, unos modernos, otros ancestrales entre los cuales están los dialectos en que se comunican nuestros indígenas americanos. El reconocido explorador venezolano Charles Brewer Carías -quien domina la lengua makiritare- explica que estas lenguas aborígenes son tan ricas porque vienen del milenario aprendizaje del hombre en contacto con la naturaleza y las realidades cambiantes que los rodean. Frecuentemente una palabra indígena puede tener más significados y acepciones que en los lenguajes tradicionales mejor hablados. Tal riqueza procede de esa manera tan particular de interpretar lo que ocurre alrededor, generando voces para expresar la imaginería que sugiere. Hay una etnia en América que dispone de casi 50 palabras diferentes para describir la nieve en sus distintos estados. Es una sabiduría que se perdería con la extinción de su forma de comunicarse.



LENGUA ES IDENTIDAD

Con la desaparición de las lenguas, merma su identidad, su memoria colectiva, pero también existe un peligro que pasa desapercibido para muchos: una pérdida de conocimiento que ha sido y será clave para el futuro de la región. “Solo uno de cada tres niños indígenas habla la lengua de sus padres al terminar la escuela. La razón de esto es que los sistemas escolares de la región han sido poco sensibles a sus necesidades culturales y lingüísticas”, asegura German Freire, especialista en desarrollo social del Banco Mundial y autor del informe Latinoamérica Indígena del siglo XXI. Y afirma: “Con las lenguas indígenas desaparecen inevitablemente un conjunto de conocimientos ambientales, tecnológicos, sociales, económicos o culturales que sus hablantes han acumulado y codificado a lo largo de milenios”.


EL LENGUAJE NOS DEFINE

El lenguaje que utilizamos nos define frente al mundo, forma parte de nuestra historia y de nuestra cultura. Y nos ayuda a participar en la sociedad. El blog Educa, que difunde una serie de cuadernos de valores, explica de manera sencilla las razones por las que las lenguas indígenas deben ser preservadas:

- Aportan conocimientos únicos y formas de comprender el mundo de manera diferente.

- Ayudan a fomentarla paz y el desarrollo sostenible.

- Potencian la protección de los derechos humanos y las libertades de los pueblos indígenas.

- Suponen un impulso de la inclusión social y de la alfabetización.

- Contribuyen a la diversidad de valores, de culturas y de lenguas.


EL PELIGRO ES REAL

Según Naciones Unidas, más del 50% de las lenguas del mundo se habrán extinguido en 2100. La mayor parte de las lenguas que se extinguirán serán indígenas. En el caso de América Latina y el Caribe, uno de cada 5 pueblos indígenas ya ha perdido su idioma nativo. En 44 de esos pueblos ahora hablan español y en 55 lo hacen en portugués. Son cifras alarmantes. Cuando solo pocas personas dentro de las comunidades indígenas saben hablar la lengua nativa, ello es un alerta sobre su potencial extinción. Las razones por las que desaparecen son variadas y tienen que ver con las desapariciones forzadas de comunidades, como está ocurriendo en Venezuela. También con la discriminación, como se constata en muchos de nuestros países así la mayoría de su población sea de origen indígena. Lo propio la migración por razones económicas; la presión social para hablar lenguas dominantes y la falta de reconocimiento legal. Las causas más importantes son aquellas que tienen que ver con sus niveles de pobreza, de exclusión social. También por conflictos políticos, falta de reconocimiento legal y eficiente de los derechos indígenas.


UN DESARROLLO MÁS RESILIENTE

La Radio Nacional de Colombia transmitió una serie documental narrando la defensa de las lenguas indígenas. Y no es para menos: de las 65 lenguas indígenas que existen en Colombia, más de la mitad están en peligro de extinción. Así lo estima la Unesco, que catalogó 12 de ellas en “situación crítica”. Las lenguas nativas no solo constituyen “parte integrante del patrimonio cultural inmaterial de los pueblos que las hablan”. Son la base estructural de su pensamiento, de sus tradiciones y cultura en general a través de la cual mantienen su identidad. Los expertos explican que una educación de calidad y con pertinencia cultural no solo ayudaría a revertir la acelerada pérdida de lenguas indígenas en la región. También permitiría alcanzar un desarrollo más inclusivo y resiliente.

La Iglesia católica, las misiones y el rescate
Las lenguas indígenas podrían ser en estos momentos un legado en extinción. Pero hay quienes luchan por preservarlo, por interesar a factores educativos en su rescate y transmitirlo a las nuevas generaciones. Desde que el catolicismo entró en América y su doctrina fue traducida a lenguas indígenas, no ha parado el proceso de conocimiento y difusión de estas lenguas por parte de operarios-misioneros de la Iglesia. De hecho, como escribió el colombiano Idelfonso Murillo Murillo, “el catolicismo actual iberoamericano hunde sus raíces en el esfuerzo de inculturación de los misioneros para adaptar su mensaje a las culturas indígenas y en el esfuerzo sincrético de los indios para mantener su religión o para dar formas indígenas al catolicismo popular trasplantado de la Península Ibérica”. De ese esfuerzo viene la consustanciación de la Iglesia con sus lenguas y dialectos, el profundo conocimiento que tiene de ello y el empeño en salvaguardar su tesoro identitario.

CONTRIBUCIÓN INVALORABLE

Sin ir muy lejos, el padre José Del Rey Fajardo, de 87 años de edad, español (Zaragoza-1934) radicado en Venezuela desde hace décadas, es un sacerdote jesuita, eminente historiador y uno de los más reconocidos expertos en lenguas indígenas del continente. Esto le ha valido un sillón en la Academia Venezolana de La Lengua, además de las más altas distinciones en Colombia y otros países. Es co-fundador del Centro Venezolano de Lenguas Indígenas y sus aportes a la difusión, conocimiento y preservación de estas lenguas autóctonas son ya legendarios. Hoy, la Iglesia Católica y sus misiones están ofreciendo una contribución invalorable para esta tarea de preservación lingüística. Muchos de sus sacerdotes y religiosas misioneros, especialmente en el Amazonas, no solo hablan esas lenguas, sino que las enseñan aportando método, producen libros y manuales y contribuyen a reafirmar la valoración de estas. Realizan, desde tiempos inmemoriales, una intensa labor para lograr que la riqueza que guardan las lenguas indígenas sobreviva. Otras ONG hacen igual trabajo y de una manera muy eficiente. Pero hace falta mayor colaboración por parte del Estado, de los gobiernos, editando publicaciones en lenguas indígenas. También promoviendo su uso en dependencias oficiales ubicadas en territorios indígenas, coadyuvando al conocimiento de estas lenguas tanto en escuelas como en centros de estudios dentro de las universidades.


AULAS DE ENSEÑANZA EN CASA

Si las lenguas indígenas continúan en su camino hacia la extinción será grave para las familias pues, cada vez, más sólo los ancianos de la comunidad las utilizan por lo que comunicarse con sus nietos es complicado. De nuevo, las lenguas indígenas encierran un cúmulo de conocimientos, historia y tradiciones que definen la identidad de los pueblos que las hablan. Desafortunadamente, muchas de ellas corren el riesgo de desaparecer por un compendio de razones entre las que destacan el racismo y marginación en que viven sus hablantes. Ante este panorama, se han movilizado los líderes indígenas, las madres y especialistas colaboradores, dispuestos a innovar en los procesos de etnoeducación para revitalizar sus dialectos nativos entre los más pequeños.

Las comunidades han comenzado a organizarse. El rescate y fortalecimiento de la cultura indígena en Amazonas sigue fuera de la agenda estatal, y es en ese contexto que surgen aulas en las casas y patios como forma de resistencia contra la extinción cultural. De los más de 2.300 indígenas baniva asentados en Puerto Ayacucho, estado Amazonas, solamente 36 ancianos hablan la lengua de su pueblo, según reportó la asociación civil y organización defensora de derechos indígenas Kapé-Kapé.


MEDIDAS EFICACES

Los avala la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, la cual establece en sus artículos 14 y 15 que los pueblos indígenas tienen derecho a establecer y controlar sus propios sistemas e instituciones docentes, para que impartan clases en sus propios idiomas con base en sus métodos de enseñanza culturales. El proyecto más importante es la creación de una escuela para la enseñanza y aprendizaje de la lengua del pueblo baniva. Aunque hasta ahora no ha sido posible, llevan tres años impartiendo clases a 28 niños en el patio de una de las casas de la comunidad, todos los sábados a través de la Fundación Naduapemi Baniva, conformada por sabios y hablantes del pueblo baniva. Todo esto es importante, pero “los Estados deben adoptar medidas eficaces para que las personas, especialmente los menores de edad, dentro y fuera de sus comunidades, puedan acceder a la educación en su propia cultura y su propio idioma, porque tienen derecho a que la dignidad y diversidad de sus culturas, tradiciones, historias y aspiraciones, se reflejen en la educación y la información pública”, publicaba hace pocos días uno de los más emblemáticos diarios amazónicos, El Correo del Caroní, en la Guayana venezolana.

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