Podríamos pensar que nuestra experiencia vital transcurre en algún planeta perdido, una teatralidad magistralmente manipulada por la posverdad
UNA DISTOPÍA LLAMADA VENEZUELA
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Waleska Perdomo Cáceres

Si asumimos como verdad la posibilidad de la existencia de un omniverso, que no es más que un super conjunto de universos que contienen a todas las cosas dentro de una existencia final, podríamos pensar que nuestra experiencia vital transcurre en algún planeta perdido. En el caso de los venezolanos, especularíamos que nuestro mundo, es el más improbable. Es el menos creíble o el más lejano.
 
Una especie de Oceanía, producto de una imaginación Orwelliana. Porque la única vía para explicar la ontología nacional, solo puede obedecer a una convulsión producida por la intoxicación del poder.
 
No es posible explicar desde la razón, la cantidad de contrariedades, manipulaciones panópticas y devenires insólitos que se han desarrollado para abrir o cerrar el puño a placer. Pues crean realidades artificiales, usando los elementos escénicos disponibles para garantizar un nivel de control y vigilancia dentro del rebaño, de manera tal que se garantice su pasividad y restricción de movimientos.

El tema es mantener ocupadas a las personas y con miedo. No puede ser que pase una depresión tropical. No!. Tiene que ser que vienen setenta tormentas y ocho tornados, por lo cual toda la población debe estar en alerta. No puede ser que exista una simple escasez de gasolina, por un fallo puntual en el proceso productivo o de distribución. No!.
 
Tiene que ser una explosión masiva producto de un sabotaje internacional dónde hicieron preso a un tal James Bond. Tampoco puede ser que el sistema eléctrico tenga fallas por obsolescencia y el poder empiece una rápida modernización, No!. Tenemos que quitar la electricidad para lograr surtir la geografía que les interesa, que no sufra.
 
En la Venezuela distópica, disfrutamos de una mascarada política permanente, dónde todos son familia, amigos. Dónde cada quien vela por sus intereses en busca de su supervivencia económica y en pos de una suculenta ubre de alguna vaca sagrada.
 
De todo esa sociedad que nos han modelado, vemos como se trasluce el guión que solapa todo lo que no vemos, ese algo más que nunca sabremos. O tal vez en algún punto de la improbabilidad del omniverso venezolano, algún interés se toque y se detone el ventilador escatológico, que embarrará a buena parte de los figurantes de la comedia.

Porque la distopía trasciende lo nacional, es parte de un juego de ajedrez más grande. Estamos imbuidos en una guerra constante, dentro del libreto del show de Truman, muy local, claro está. El metarrelato señala una gran épica para el auditorio sobre el cual se desvela: si usted es afecto, vivirá de triunfo en triunfo. Desprendido de lo material, en espera de la migaja que se reparte en la plataforma, orgulloso, como si la existencia física no contara.
 
Dentro de su materialismo dialéctico. Si usted no es afecto, pues vivirá de la ensoñación constante derivada de las promesas electorales o de aquellos políticos que luchan por Venezuela en exilios dorados, preñados de lujos que no tienen justificación. Vivirá en su idealismo permanente.
 
Si usted es de los incrédulos, está viendo que el Rey está desnudo. Que estamos inmerso en un mecanismo social dónde la ideología se extiende, dónde se censura, dónde se invisibiliza, pero también existe una orbe dónde existe una sociedad digital que todo lo ve.

De todos los universos probables, nos tocó un panóptico orwelliano. Un modelo compacto de mecanismo disciplinario, muy sutil. De todas las puertas dimensionales, abrimos una que nos llevó al mundo desconocido.
 
El que contiene una teatralidad magistralmente manipulada por la posverdad, por un puño que abre y cierra lentamente hasta llegar a un nivel de asfixia que paralice, pero no mate. Que más bien cause una hipoxia cerebral que no permita razonar. Porque hay que mantenerlos ocupados, a favor o en contra. Peleando!.
 
Pero no cuenta con los despiertos, los que notan las costuras de una distopía llamada, Venezuela.

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