La abuela mexicana es una de las más vistas y queridas en el abarrotado panorama de programas culinarios en internet. ¿Cómo se explica su popularidad generalizada?
''Doña Angela'', Gastronomia estrella por Youtube
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Por: Eduardo Medina

Con una pequeña torre de tortillas hechas a mano a su lado, una tímida abuela mexicana con un delantal morado miró a la cámara y se presentó al mundo. “Les voy a presentar esta receta”, dice doña Ángela, o la señora Ángela, en su primer video de YouTube, de agosto de 2019, hablando español en un tono dulce y un poco ronco, como la puerta resistente de un granero. “Espero y les guste”.

A millones de personas sí que les gustó. Y la han adorado desde entonces.

Doña Ángela, cuyo nombre completo es Ángela Garfias Vázquez, se ha convertido rápidamente en una de las cocineras más vistas y queridas en el concurrido mercado de los programas de comida en línea. Con la cámara de un celular, su hija graba los videos de entre cinco y 10 minutos en su rancho en Michoacán, México, y registra cómo corta cebollas y muele maíz.

El canal de doña Ángela, De mi rancho a tu cocina, tiene más de 437 millones de vistas.

Son más vistas que las del canal de Martha Stewart (alrededor de 172 millones) y el canal NYT Cooking (alrededor de 72 millones) combinados. Casi ha superado a la página de YouTube de Food Network, que tiene alrededor de 590 millones de vistas y alberga varios nombres importantes en el entretenimiento gastronómico.

¿Qué explica la popularidad de doña Ángela?

“El tipo de espacio rural que representa doña Ángela no es tan visible en los medios de comunicación de alimentos”, aseguró Ignacio Sánchez Prado, profesor de Estudios españoles y latinoamericanos en la Universidad de Washington en San Luis, quien se especializa en cultura mexicana. “Y creo que ella tocó una fibra con eso”.

Muchos admiradores y expertos en cocina mexicana creen que el atractivo radica en su aura de abuela, que encanta sobre todo a las personas de ascendencia latinoamericana que ven a sus abuelas en doña Ángela: sus blusas moteadas con flores, las manchas oscuras en sus manos y una misteriosa habilidad para manipular tortillas muy calientes sin chistar.



“Es tan complejo”, dijo Tiffany Holz, de Bettendorf, Iowa, antigua fan de doña Ángela y cuya abuela es de México. “Cada ingrediente, cada artículo que usa. Son todas estas pequeñas revelaciones de recuerdos que vuelven a ti”.

Una seguidora, Lupe Montiel de Los Ángeles, se ha preguntado, como otros lo han hecho, qué es lo que tiene doña Ángela que le despierta melancolía.

Algunos creen que son sus mejillas primorosamente arrugadas o la forma en que sonríe en sus videos mientras sus ojos cafés brillan con timidez al apartar la vista de la cámara.

Es como familia”, dijo Montiel, poeta y artista y cuya abuela murió de complicaciones de la covid. “Es esa imagen de mi abuela que me hubiera gustado haber capturado”.

Por supuesto, la comida que prepara también es simplemente deliciosa, comentó Richard Sandoval, chef mexicano y prolífico propietario de restaurantes.

La variedad de platillos de temporada de doña Ángela, señalaron los expertos, resalta la tradición ancestral de la cocina mexicana y la persistencia que se necesita para alimentar a una familia durante décadas en el campo, como muy probablemente lo haya hecho ella en Michoacán. Entre sus recetas hay tacos con un sabor terroso rellenos de huitlacoche, un hongo bulboso de color gris azulado; chicharrón frito bañado en salsa verde; bistec salado con trocitos de nopal; y mole, una rica salsa color caoba con muchos chiles oscuros, chocolate y clavo, molida con un tipo de mortero de piedra llamado metate.

“Al final del día, ella nos muestra que todo lo que necesitas es fuego, un comal y algunos ingredientes para cocinar estas 
comidas increíbles”, explicó Sandoval.

Esa simplicidad también se refleja en sus valores de producción de bajo presupuesto y su actitud seria. En sus videos, doña Ángela cuenta un comal grande, una licuadora, ollas y la luz del día que da a su cocina un tono amarillo pálido que recuerda al caldo de pollo.

Doña Ángela es cálida, pero reservada. Ella quiere que sepas, como quizás lo hizo tu abuela alguna vez, que preparó esta comida para ti y espera que te guste. “Muy sabroso”, promete al final de cada video.

“Hay personas preparadas para estar frente a una cámara”, dijo Steven Alvarez, profesor de inglés en la Universidad St. John en Nueva York, quien imparte clases sobre comida mexicana. “Y hay personas como doña Ángela, cuyo encanto es simplemente magnético”.

En el 2019, doña Ángela acumuló un millón de suscriptores luego de subir solo 15 videos. Desde entonces ha subido más de 300. En 2020, Forbes México la nombró una de las 100 mujeres más poderosas del país. Pero ella no parece interesada en ese tipo de fama.

Doña Ángela no respondió a las solicitudes de entrevista para este artículo. Incluso YouTube ha tenido problemas para comunicarse con ella. Una vocera de la empresa, Verónica Navarrete, dijo que había estado “tratando de contactarla desde hace un tiempo” y no había podido.

Cuando un equipo de YouTube trató de enviarle sus premios, contó Navarrete, se dieron cuenta de que doña Ángela, “que no es muy experta en tecnología”, no tenía señal celular ni wifi en su rancho, donde vive con su esposo y algunos de sus hijos.



La información sobre sus antecedentes es escasa, aunque han salido a la luz algunos datos. Tiene poco más de 70 años y en 2020 le dijo a Notivideo, una organización de noticias en Michoacán, que tenía tres hijas, cinco hijos y 20 nietos, y que su madre le había enseñado a cocinar.

Mostró un espíritu emprendedor en esa entrevista, diciendo que, aunque se le estaban acabando las recetas, “tengo que buscar ideas para seguir adelante”.

Al menos otros dos medios la han entrevistado.

Un reportero, Francisco Valenzuela, escribió en El Sol de Morelia que había viajado más de 400 kilómetros en dos días de 2020 para verla en su pueblo de Villa Madero, Michoacán.

Incluso allí, mencionar nombre provocaba miradas de extrañeza de algunos habitantes. Valenzuela dijo en una entrevista que él y un fotógrafo estaban a punto de darse por vencidos en encontrarla cuando decidieron preguntarle a una persona más antes de irse de la ciudad.

Fue hasta una tienda y le preguntó a una mujer que trabajaba ahí: “¿Sabe si por aquí vive doña Ángela?”

La mujer apuntó a un camino estrecho. “Para allá”, dijo la mujer, según Valenzuela. Ella describió a Ángela como poco amigable y añadió: “No me cae bien”.

Efectivamente, Valenzuela vio a doña Ángela entrando a una casa rústica. Había poca evidencia en el rancho de la riqueza que seguramente Ángela ha acumulado, dijo.

Los hijos adultos de Ángela, algunos de los cuales Valenzuela describió como bruscos y protectores, accedieron en teoría a concederle una entrevista, pero con varias condiciones. Sería muy breve, no habría video y Valenzuela no revelaría la ubicación del rancho, cerca de un terreno cubierto de verdes huertas de aguacate.

Valenzuela estuvo de acuerdo, pero logró descifrar algunos detalles de las respuestas cortas de doña Ángela, además de que abrir un canal de YouTube fue idea de su hija y que no podía creer que tanta gente estuviera al tanto de ella.

“Es un caso muy curioso, sobre todo por lo reclusivos que son”, dijo Valenzuela y añadió: “Han sabido cómo guardar su secreto”.

A veces es difícil saber si doña Ángela es plenamente consciente de su estrellato culinario, lo que la hace aún más entrañable para los espectadores. Aun así, lo más probable es que tenga alguna idea. La hija de doña Ángela dijo en un video que le lee los comentarios en línea a su madre.

En ese video, doña Ángela con los ojos llorosos mira a la cámara y les dice a sus admiradores: “Los quiero mucho. Les doy gracias a todos. Y que Dios me los bendiga”. Más tarde, muestra un altar que hizo para sus padres y dice: “Quiero que me conozcan más”. Luego señala las ofrendas decorativas: flores de cempasúchil para dar la bienvenida a los espíritus con aromas frescos, sal para alejar el mal, vasos de agua para las almas cansadas.

Era una escena familiar para Bradley Coss, de 48 años, de El Paso, Texas, cuya familia es de Chihuahua, México. Ha visto casi todos los videos de doña Ángela con su madre, Cruz Ortiz, de 93 años, quien también creció en un rancho mexicano. Hace poco, en una noche fría, tomó su andadera y se sentó con su hijo frente a un monitor, se acurrucó con una cobija y quedó hipnotizada por escenas tan familiares para ella.

“Puedes ver en mi madre la alegría genuina que le produce ver esos videos”, comentó Coss, señalando cómo a veces lo hacía llorar. “Es como hablar un idioma que no se ha inventado. Simplemente lo sientes”.

Ortiz observó a doña Ángela, cuyo cabello parecía más gris que en su video debut, su voz un poco más áspera. Los chiles serranos en el comal chisporrotearon. Los tomates en la licuadora se molieron. Cuando Ortiz se quedó dormida con esos sonidos, su hijo también siguió viendo, luego presionó el botón de pausa y dejó el resto para después.



The New York Times


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