Cuando la dictadura militar que desgobernó a Venezuela entre 1948-1958, consumó el grotesco fraude contra los resultados de las elecciones del 30 de noviembre de 1952
Articulo 104
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Por: Rafael Simón Jiménez

El resultado abrumador a favor de URD; y su líder Jóvito Villalba se afanó en cambiar los resultados para dar apariencia de legalidad a la Asamblea Constituyente que habría de conformarse con los diputados electos en esos comicios.

Desde el Consejo Nacional Electoral, luego de la renuncia de la mayoría de sus miembros, el Dr. Pablo Salas Castillo se apresura a modificar las actas de escrutinio y ofrecer nuevos resultados trucados, que conferían mayoría al FEI tinglado oficialista en el nuevo cuerpo constituyente, asignando minorías a los otros dos partidos participantes, es decir a URD el verdadero Vencedor y a COPEI el partido del Dr. Rafael Caldera. Laureanito Vallenilla Planchart nuevo ministro del interior designado por Pérez Jiménez, se ocupa desde su oficina ubicada en el ala norte del capitolio federal de convocar a los representantes designados e incluso de buscar la incorporación de diputados principales y suplentes de las organizaciones de oposición.

URD es de hecho proscrito, cuando sus dirigentes encabezados por el maestro Jovito Villalba, son detenidos y obligados al exilio. COPEI por intermedio de su máximo líder Rafael Caldera, se niega en un gesto de entereza y dignidad a concurrir a las sesiones de un cuerpo legislativo espurio. El 9 de Enero de 1953 se instalan las sesiones de la Constituyente, el quorum a duras penas logra conformarse con algunos esquiroles y agentes de la seguridad nacional que usurpan las curules de los diputados. El primer decreto de este fraudulento cuerpo legislativo es el de ratificar a Pérez Jiménez como Presidente Provisional de Venezuela y dar comienzo a sus deliberaciones para sancionar una nueva constitución que sustituya a la carta magna de 1946, derogada de hecho por el golpe militar.

Conforme al guión preestablecido, la constituyente de 1953 sanciona la nueva constitución nacional que por vez primera y conforme a la vocación centralista del régimen denomina al país como República de Venezuela. El texto es parco y escaso en los aspectos de derechos y garantías. Sin embargo al deliberar sobre el período presidencial y el método de elección del jefe de Estado, este se establece en 5 años, y el artículo 104 establece que este se elegirá por “votación universal, directa y secreta”. Finalmente los legisladores fraudulentos cierran sus sesiones eligiendo maratónicamente al nuevo Presidente y en el mismo acto y de manera grotesca a senadores, diputados, legisladores regionales y concejales.

Transcurridos cuatro años y medio, el dictador Pérez Jiménez, se encuentra de nuevo en una encrucijada para revalidar su permanencia en el mando, pues debe conforme al referido artículo 104 de su propia constitución someterse al veredicto popular. Desde mediados de 1957 las expectativas del país y de los sectores opositores se centran en lo que hará la dictadura para enfrentar la situación electoral. La resistencia al régimen, luego de años de persecución y terror comienza un lento proceso de reagrupamiento y ampliación de su presencia, cuya expresión más notoria es la constitución de la llamada Junta Patriótica que agrupa a los partidos opuestos a la dictadura es decir URD, PCV, AD Y COPEI.

Ante la posibilidad de que de nuevo la dictadura fragüe una burla a la soberanía electoral, y pretenda eludir la prueba comicial, la Junta Patriótica inicia una campaña exigiendo el cumplimiento del referido artículo 104 de la carta magna, en volantes, manifiestos y en pintas en las paredes se deja ver solo el número 104 que se convierte en símbolo de la lucha contra el Régimen, que finalmente y ante el temor de un nuevo fiasco y descalabro electoral, opta por violar su propia legalidad e inventar algo más grotesco aun , la realización de un supuesto plebiscito donde los electores tendrán que pronunciarse si o no sobre la continuidad del régimen.

De nuevo Laureanito Vallenilla desde el ministerio del interior y Rafael Pinzón desde la consultoría jurídica de Miraflores trabajan en darle fondo a la marrullería, que culminará con un espectáculo degradante el 15 de diciembre de 1957 cuando se proclama frente al repudio colectivo del país, la consumación de un fraude más vulgar aún que el perpetrado cinco años atrás. El artículo 104 de la constitución Nacional, cuyo número pleno las calles de Caracas en distintos formatos de propaganda clandestina, quedará como ícono de un régimen militar tan rapaz y burdo que no supo respetar ni su propia y fraudulenta legalidad. Solo días después el dictador y su corte de ladrones huirían despavoridos de Venezuela, y el pueblo Venezolano, recobraría su libertad, democracia y dignidad.


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