Un breve registro psicosocial de la migración venezolana
ABUELAS VOLADORAS
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Por: Irene Mercedes Aguilera Monroy

“Mi mamá se va a quedar cuatro meses”… “yo me traje a mi mamá”… “ mi mamá va y viene porque tiene sus cosas allá”… “ me voy a ver a mis nietos y a ayudar”… “mis padres van y vienen”… “vamos a ver lo que hacemos con el seguro”… “mi mamá se reparte entre los hermanos para que los nietos tengan a su abuela un tiempo”… “llevo en la maleta los recuerditos de la primera comunión porque allá son muy caros”… “ yo tengo cada hijo en un país diferente, unos nietos están en Dominicana y otros en Panamá, vuelo cada vez que puedo para verlos, aunque sea una semanita y me regreso a trabajar”. “ Yo me monto en los vuelos mas baratos para ir a ver a mi preciosa”. “ no sabes el dolor que me da regresar, pero por lo menos los vi”. " Voy a Kuala Lumpur a ver a mi hija y nietos, en el nombre de Dios..."

Tengo varios años intentando escribir este artículo, hasta que como todo, le llegó su momento. Estoy segura que algunos me tildarán de elitista porque volar en avión es un privilegio, pero lo que voy a atestiguar lo considero una consecuencia relevante de la migración venezolana y es importante mostrarlo y compartirlo.

Veinte o treinta años atrás, en Venezuela, las abuelas vivían en sus casas y frecuentemente esperaban la visita de sus nietos con alegría, pues era una fuente de felicidad recibirlos, disfrutar de su crecimiento y florecimiento como personas.

En términos generales, la casa de la abuela era un centro de encuentro de la familia y ella, un soporte y ayuda en las labores de crianza y cuidado de los pequeños.

La tragedia que hemos vivido se llevó por delante la configuración de la mayoría de los vínculos emocionales y los modificó totalmente. Emigran, si acaso, las familias nucleares o personas solas en búsqueda de mejores destinos, con sacrificios y muchas historias conmovedoras o terribles. Cada quien hace lo que puede de acuerdo a nuestras circunstancias de vida y posibilidades.

Las mujeres que somos abuelas hemos aceptado esta nueva realidad y en consecuencia realizamos acciones en la medida de lo posible para estar con nuestros nietos. Este es el foco de este pequeño escrito, y mostrar que intentamos conservar un vínculo importante tanto para los nietos como para nosotras mismas.

Obviamente siempre ha habido familias que viajan, pero no creo necesario para fines de este artículo mostrar cifras sobre lo sucedido en Venezuela.

Nuestras circunstancias de vida son un tanto contradictorias, por una parte, según estudios de la ONU, vamos a vivir entre 15 0 20 años mas, lo que acarrea temas relacionados con salud y soporte económico, pero por otra, hay mas que nunca una consciencia clara que a nuestras edades, hay mas pasado que futuro y que por ello, es grato dejarle a los nietos el mayor número de memorias significativas llenas de afecto, inteligencia y referencia cultural.

Los datos que voy a presentar a continuación provienen de conversaciones con al menos 20 mujeres abuelas venezolanas de diferentes niveles económicos que han enfrentado el reto de experimentar la ausencia geográfica de los nietos en diferentes edades.

La postura es la siguiente: ¿Qué nos queda? dicen ellas:...entre otras muchas cosas, viajar. Viajar a ver a los nietos y dejarles los mejores recuerdos.

Este grupo de abuelas voladoras existe y tiene forma. También hay abuelos, aunque en menor escala. En las entrevistas ellas se autoperciben como no atendidas, ni reconocidas por agencias de viaje, mucho menos por compañías de seguros y en general por ninguna organización. De hecho debería haber hasta en migración un permiso referente a “abuela visitando a nietos" afirman protestando.

¿Cómo es posible que uno tenga que justificar que va a visitar a sus nietos en cualquier país?
 
Hasta ahora, según mis investigaciones con este grupo, las abuelas voladoras tienen las siguientes características:

1. Suelen viajar en épocas de alto tráfico porque quieren estar con los nietos en momentos importantes: nacimientos, matrimonios, graduaciones, navidades, etc. 2. Sus intereses no son turísticos son afectivos 3. Cuando viajan desde Venezuela a lugares muy lejanos como Australia o Asia, pretenden que su estada sea de varios meses para “rendir” el costo del ticket. (Esto aplica cuando su lugar de residencia es otro de la misma manera). 4. Su presupuesto frecuentemente es restringido. 5. Requieren de asistencia de las aerolíneas en los vuelos especialmente cuando hay conexiones. 6. Llevan “ de todo” en las maletas. Éstas deben ser cómodas y transportables eficientemente. 7. Las medicinas son una parte importante de su traslado, así como la cobertura de seguros. 8. Frecuentan en los viajes contactos personales relacionados con su ambiente laboral o amistoso que les permita renovar nexos de confianza o crear mecanismos para su productividad, sin perder el tiempo. 9. No necesitan vivir experiencias extraordinarias, la cotidianidad es extraordinaria. 10. Manejan redes sociales como apoyo en sus viajes. Se reportan durante en su ruta y durante todo su periplo tanto en el ámbito laboral como en el personal. 11. No saben cuando van a volver o si van a volver.

Este conjunto de personas tan particular requiere una atención especial en varios aspectos de su trayectoria. Muchas organizaciones y empresas pudieran dedicarse a servir a este grupo para que logren mayor comodidad y fluidez en sus viajes y en sus vidas. Incluso pudieran identificarse como una gran fuente de negocio para aerolíneas, agencias de viaje, hoteles, bancos, empresas de turismo etc. Esto lo hemos insistido en nuestros estudios sobre tercera edad.

Desde el punto de vista de investigación psicosocial es un grupo de estudio, sin duda, relevante que evidencia con claridad los cambios en la estructura familiar venezolana de los últimos tiempos. Las abuelas voladoras son unas grandes tejedoras de redes afectivas y culturales: enseñan canciones, mantienen el gentilicio y dan consistencia emocional siendo "telones de fondo" en la historia de los nietos mientras construyen la propia en silencio. Es una tendencia de comportamiento social interesante, real, que se encuentra en constante crecimiento, movimiento y transformación.

Insisto: Las abuelas voladoras existen, los invito a escucharlas. Las identifico de inmediato en la fila de los aviones y en las salas de espera porque soy una de ellas.
 
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