El Medio Oriente No Cambia
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Por Elías Farache S

El jueves 27 de octubre de 2022, se produjo la firma oficial del acuerdo entre Líbano e Israel que posibilita a ambos países la explotación de gas en áreas marinas fronterizas. Un hito histórico en varios aspectos. En el económico, garantizaría a los firmantes acceso a gas barato, posibilidades de exportación, riqueza e independencia energética.

En cada país, los gobernantes vendieron el asunto resaltando los aspectos positivos para convencer a su ciudadanía, o al menos, al respectivo sector local que es su constituyente electoral o de apoyo político. En Israel, la oposición al acuerdo se basó en que era generoso con Líbano y le resta beneficios económicos. También que fue claudicar a la presión de Hizbolá. Pero, en definitiva, el acuerdo es visto como una posibilidad cierta de iniciar la explotación y no seguir postergando los beneficios en el tiempo. En el Líbano, Hizbolá hizo saber que el acuerdo se firmó gracias a la presión y autorización de este grupo de influencia indiscutible en la vida libanesa.

Números más, números menos, no se necesita ser un experto en proyectos de este tipo para llegar a la conclusión que lo mejor es iniciar la exploración y explotación lo antes posible. Y que la delimitación de fronteras marítimas es también un paso importante para la paz de la región. Es aplicable la vieja máxima que es mejor un mal arreglo que un buen pleito. En eso hay mucha experiencia en la zona.

Sin embargo, llama la atención el proceso de firma del acuerdo. El mismo fue gestionado por Amos Hochstein. Hochstein es el consejero senior de la administración Biden para asuntos de energía. Un experto en la materia de gas, que también trabajó en la administración de Barack Obama, y en varias empresas privadas del sector.

La ceremonia de firma del acuerdo se llevó acabo en un cuartel de las fuerzas interinas de las Naciones Unidas en la localidad fronteriza de Nakura. Las delegaciones de Israel y Líbano estuvieron en salas separadas porque Beirut no reconoce a Israel en el marco del tratado firmado. Cada delegación trajo consigo el acuerdo firmado por su primer ministro. Pero cada primer ministro firmó en una página separada, es decir, las firmas de ambos mandatarios no podían estar en la misma hoja.

Un día antes de la firma de este histórico acuerdo, el Reino Unido se hacía de un nuevo primer ministro. RishiSunak se hace cargo del gobierno y de la complicada situación que se afronta. Sunak es hijo de inmigrantes de la India, y la primera persona con tal antecedente que asume el cargo en el flemático país. En esos días también se celebraba la independencia de India del Imperio Británico. Curioso que Israel e India comparten la historia de haber sido colonia británica. Algo insospechable hace unos años ha sucedido en el Reino Unido, sin mayores contratiempos. Los tiempos cambian, los cambios son aceptados y se logran avances sociales.

Pero en el Medio Oriente, aun a sabiendas de las bondades de la paz, luego de más de siete décadas de independencia de Israel, con varias victorias y derrotas de los implicados, se sigue en la misma onda. Líbano no reconoce a Israel, firma un acuerdo de vital importancia sin que se vean la cara los firmantes, utilizan un mediador que por cierto es judío observante, se hacen las celebraciones y críticas de rigor… pero algunas cosas siguen sin cambiar.

En más de una oportunidad Israel ha dado muestras de su disposición para la paz. Concesiones a veces, sacrificios otras veces. Hacerse la vista gorda como en esta ocasión. No son comparables las expresiones del líder de Hizbolá, el jeque Nasralah, con ninguno de los comentarios que se puedan haber hecho en Israel. Ha habido palabras de apoyo y felicitaciones por lo logrado desde varias partes del mundo, pero muy poca denuncia por la grosera forma que tuvo el acto de firma del acuerdo.

Cambian las cosas en el mundo, muchas para bien. El Medio Oriente no parece cambiar. Israel avanza, otros se lo pierden.



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