La tradición de la revista TIME, de designar “el personaje del año desde 1927, recayó en el presidente Richard Nixon en 1972
50 Años: Nixon el Hombre del Año
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Por Luis Ernesto Fidhel Gonzales

Justifica la designación expresando, Richard Milhous Nixon, más que cualquier otro hombre y mujer, dominó las noticias del mundo en 1971. “Era innegable que era el hombre del año”. El suplemento correspondiente a 1972, cuenta de tres secciones: “HOMBRE DEL AÑO: Nixon: Decidido a marcar la diferencia”; “La Nación: Una entrevista con el presidente: El jurado está fuera”; “La Nación: el mundo privado de Richard Nixon”.

Había alcanzado un lugar en la historia al abrir un dialogo con China, se había embarcado en una “deslumbrante” ronda de cumbres que culminaría en Pekín y Moscú, persiguió tenazmente “su propio cronograma lento” al retirar las tropas de combate de Indochina amortiguando en gran medida la discordia interna sin precedentes en los EEUU; restringió los controles gubernamentales sobre la economía, devaluó el dólar, después de ordenar unilateralmente cambios en la política monetaria que conducían a una reforma fundamental “muy necesaria” de la maquinaria monetaria internacional.
 
Al hacer esto, el presidente Nixon con un “don para el secreto y la sorpresa”, que habían marcado su liderazgo como refrescantemente flexible y desconcertantemente impredecible. Todavía poco inspirador en su retórica y, a menudo rígido en su estilo, por primera vez en su presidencia emergió como “un líder mundial duro y decidido”. Tomando finalmente el control firme de su cargo, estaba dispuesto a romper bruscamente con la tradición en su deseo expresado en privado, “marcar la diferencia” en su tiempo.

A través de los doce meses de 1971, hubo algo en su presidencia que empujó al país y genero esperanzas, sentando las bases para un cambio en el estado de ánimo en los asuntos internacionales y detuvo la economía en una nueva dirección. “El año extraordinario del Presidente” abarcó cuatro áreas principales de actividad:

LA GUERRA

No había duda de que el presidente podría haberse movido más rápido para salir de Vietnam; considerando su promesa de campaña de que terminaría la guerra. Sin embargo, la guerra terrestre parecía haberse terminado y el Presidente defendió su “paso lento” como necesario para garantizar que “nos vayamos” de una manera que dé a los vietnamitas del sur una oportunidad razonable de sobrevivir como un pueblo libre; y también de una manera que no socave la credibilidad de los compromisos de los EEUU, con otros aliados, ni divida aún más a la nación en casa.

Para finales de 1971, las muertes de estadounidenses en acción se habían reducido a menos de diez por semana. Nixon había retirado casi 400.000 soldados estadounidenses, dejando una fuerza de 140.000, el 1° de febrero de ese año. Se esperaba para el momento de las elecciones de noviembre de 1972, la tasa actual de retiro dejaría muy por debajo de los 50.000, tropas, en su mayoría unidades de apoyo del Ejercito.
 
EEUU continuaría brindando apoyo aéreo, desde Tailandia, o desde cualquier otro lugar, siempre que los vietnamitas del sur lo requerían, y continuaría con los ataques aéreos contra las posiciones comunistas en Laos y Camboya.
 
Acotaba el TIME, que el cronograma de retiro que se “acelera lentamente”; desde su punto álgido al momento de la invasión norteamericana a Camboya y el asesinato de cuatro estudiantes por la Guardia Nacional en Kent State en 1970; el movimiento contra la guerra se había desvanecido. Pero con la invasión de Laos en febrero-marzo de 1971, “amenazo brevemente” recuperar su fervor.
 
Para Nixon el tema de Vietnam no sería un tema de campaña presidencial, en lo que respecta a su administración porque se habría puesto fin a la intervención estadounidense.

EL MUNDO

El TIME aseveraba que ninguno de los eventos del año, igualó el anuncio televisivo de 90 segundos, de Nixon de julio de1971, que se reuniría con Chou Enlai y Mao TseTung en Pekín. Henry Kissinger ya había estado allí para preparar el camino.

El anuncio simbolizó el fin de los viejos patrones, en asuntos internacionales. Pero solo un presidente de los EEUU, podría dar los primeros pasos hacia el acercamiento, y tal vez solo un presidente republicano llamado Richard Nixon podría haberlo logrado con tan poca protesta conservadora.El acercamiento condujo a la programación de una reunión cumbre cuando Nixon se reuniría con el jefe del Partido Comunista Soviético, Leonid Brezhnev.
 
Estuvo lejos de ser un repentino impulso de Nixon. Menos de dos semanas después de su toma de posesión; envió a Kissinger un memorándum declarando: “Creo que deberíamos alentar por todos los medios la idea de que esta administración está buscando un acercamiento con los chinos”. Fue típico del estilo Nixon camuflar sus intenciones, trabajar en silencio a través del Consejo de Seguridad Nacional de Kissinger y ordenar un estudio exhaustivo antes de desplegar un hecho consumado.

China, Japón y una Europa Occidental, recién fortalecida jugarían papeles cada vez más importantes en un mundo complejo, incierto, pero potencialmente más pacífico, que tiene varios centros de poder. Aunque el antiguo sistema bipolar obviamente estaba cambiando, EEUU y la Unión Soviética en el futuro cercano seguirían siendo dos superpotencias reales y las únicas naciones con misiles balísticos intercontinentales dirigidos a las ciudades. Una de las principales preguntas sobre la jugada de Nixon en China era hasta qué punto estaba dirigida a la Unión Soviética.
 
Nixon ratificaría que la decisión más importante fue la de abrir las comunicaciones con China. Haría una mayor contribución a la próxima generación, a la paz del mundo, que “cualquier otra cosa hayamos hecho”. Pero había que hacerlo y se tenía que dar ese paso. Ningún otro país podría; irónicamente la Unión Soviética no pudo.

Era tan importante que el viaje a China no solo sería cosmético, sino se proyecte en términos de construcción para el futuro a largo plazo. Es muy posible, que no beneficie a su administración, sino dentro de 5, 10 o 15 años. Insistiría que la visita a Pekín es solo para abrir la comunicación. La soviética básicamente era “una reunión sustantiva”. Pero el éxito estaría determinado por lo que siga en relación de EEUU, con esas dos potencias en los próximos años.

El objetivo era construir una estructura de paz “como no pudimos soñar después la Segunda Guerra Mundial”. Ahora podría llegar el momento aprovechando en nuestras relaciones con las superpotencias. Recordando que los periodos prolongado de paz es cuando habido “equilibrio de poder”.

Según Nixon; cuando una nación se vuelve infinitamente más poderosa en relación a su competidor potencial surge el peligro de la guerra. Mantuvo la creencia que sería un mundo más seguro y mejor, si tenemos a EEUU, Europa, Unión Soviética, China, Japón, “fuertes y saludables”, cada uno equilibrándose entre sí, sin jugar uno contra otro; “un equilibrio equilibrado”.

EL DÓLAR

Nixon aseveraba la decisión más difícil en el frente interno fue la económica. Se hizo evidente si los EEUU iba a mantener su posición competitiva en el mundo, se tenía que “tomar un medicamento muy fuerte” y también dárselo a los socios comerciales. Le preocupaba por estar comprometido con el libre mercado, pero estaría “muchos más preocupado” si esto lo hubiera hecho otra persona. No creía en los controles como “un fin en sí mismo o de forma permanente”. Como activista se tenía que sacudir a la economía norteamericana del lado de la inflación.

Reiteraría, que todos deberían estar complacidos de que el pueblo estadounidense haya apoyado tan generalmente el congelamiento y los controles de los salarios y precios. Sin embargo, afirma que no quería eso, porque si la gente y esta economía se acostumbra a esta muleta, “nunca la tiraremos”.

Según el TIME la congelación sobre la mayoría de salarios, precios, rentas y dividendos, más el recargo del 10%, sobre la mayoría de las importaciones y, finalmente la devaluación del dólar, serían las mayores de todas. Acotaba que Nixon había hablado muchas veces, hasta los últimos minutos, en contra de tales medidas. Pero al final se veía obligado a actuar porque sus políticas económicas “firmes sobre la marcha” no estaban funcionando; un hecho evidente a principios de año para algunos de sus asesores económico cuyas advertencias fueron ignoradas.

El hombre clave para cambiar la opinión de Nixon fue el secretario del Tesoro, John Connally; quien había asumido el cargo a principios de 1971; siendo otra sorpresa y éxito de Nixon, dándole a su gris administración un nuevo impulso y dinamismo.

Nixon había actuado tarde, pero bien en la economía nacional. Los trabajadores habían obtenido algunas concesiones importantes de la Junta de Salarios, y habían eliminado parte de la tensión psicológica de las directrices, disminuyendo así el sentido original de urgencia creado por la Administración. Muchos expertos eran optimistas acerca de la final del programa y el TIME predecía una sólida recuperación económica para 1972.

ESTADOS UNIDOS

Excepto por su acción sobre la economía, Nixon no había logrado transmitir ningún sentimiento de urgencia en sus ataques de los problemas internos. La “Nueva Revolución Americana” esbozado en enero de 1971 en el discurso sobre el estado de la Unión, que incluía algunas ideas muy encomiables; todavía no se había actuado sobre ninguno. Sus “seis objetivos”, excepto su acción sobre la economía, estaban todos estancados.
 
El juicio final sobre la presidencia de Nixon dependería de cómo se las arregle para vivir dentro de la nueva realidad; que el mismo trató de definir, y de si la historia acepta su definición. Sin embargo, los estándares que ha establecido para su mandato son altos.

Ante las críticas sobre su personalidad y sugerencias sobre la falta de carisma; aseveraría Nixon, creer que entre un gran número de personas prevalecía la idea de lo que EEUU necesita era una figura carismática, espectacular, si no extravagante como líder.

Hay algunos otros, sin embargo, que podrían decir cuando realmente tienes un problema, cuando la decisión es realmente difícil, que pueda determinar el fututo de la guerra y la paz, no solo ahora sino para las generaciones venideras, es mejor que hagas la elección en “términos de una persona que sea totalmente genial, desapegada y con algo de experiencia”.

“Tengo una regla absoluta: me niego a tomar decisiones que alguien más pueda tomar. La primera regla del liderazgo, es reservarse para las grandes decisiones. No deje que su mente se llene de trivialidades. No se deje convertir en el tema”



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