El líder y expresidente venezolano Rómulo Betancourt fue particularmente beligerante en la confrontación contra regímenes titánicos, dictatoriales y totalitarios.
La Doctrina Betancourt
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Por Rafael Simón Jiménez

Su práctica política iniciada en febrero de 1928 en las jornadas estudiantiles de repudio a la longeva autocracia gomecista, y su posterior salida al exilio, luego de la frustrada intentona cívico-militar de abril de ese mismo año, le creó un instintivo antagonismo hacia todas las formas de autoritarismo político.

Su militancia iniciada en el partido comunista de Costa Rica, y su peregrinar por varios países de Latinoamérica en su primer destierro, le permitieron tener una visión latinoamericana del problema del militarismo y el caudillismo, consecuencias del atraso económico, la pobreza y la ignorancia, que creaban las condiciones para el despotismo y la sumisión. Desde Joven Betancourt fue enemigo acérrimo de dictadores como Leguía, Franco, Tacho Somoza y “chapita Trujillo”, cuya enemistad en el último de los casos casi le costaría la vida muchos años después en el frustrado magnicidio de julio de 1960.

Llegado al gobierno en octubre de 1945, como consecuencia del golpe militar que derroco al gobierno de Isaías Medina Angarita, Betancourt como Presidente de la denominada Junta Revolucionaria de Gobierno tendrá oportunidad de poner en práctica sus concepciones sobre el trato que deberían merecer los gobiernos totalitarios, por el resto de las democracias del continente, lo que más tarde seria asumida como “doctrina Betancourt “ y que el fundador de AD desarrollaba durante su primera gestión de gobierno en los términos siguientes “… Varios son los pequeños pueblos americanos, Venezuela entre ellos y en sitio de avanzada que están empeñados en hacer triunfar la tesis de que en torno a los gobiernos antidemocráticos del continente se establezca un “cordón profiláctico”.

Consecuente con su predicamento, el gobierno colegiado de Venezuela decidió romper relaciones con los gobiernos de la España Franquista, y de Nicaragua y Santo Domingo, las cuales solo fueron restablecidas cuando una felonía militar derroca al gobierno popular y legitimo de Don Rómulo Gallegos, iniciándose la década de dictadura militar, durante la cual se fomentaran alianzas y concertaciones con gobiernos de fuerza, que amparados en la política de contención del comunismo esbozada por el presidente norteamericano Harry Truman, llenaron de dictaduras a todo el continente, constituyendo lo que se denomino “la internacional de las espadas “.

Liquidada la dictadura Venezolana el 23 de Enero de 1958 y electo Betancourt como nuevo Presidente de la Republica en los comicios del 7 de diciembre de ese mismo año, de nuevo retomara su empeño por aislar, segregar y sancionar a los gobiernos despóticos. En su mensaje al congreso Nacional en 1.959 afirmara …Nuestra posición de gobierno, ante esas dictaduras que perviven frente a la marea ascendente de los pueblos han sido por mí definida y clara: debe ejercitarse una acción colectiva sobre los regímenes despóticos para que realicen elecciones libres y respeten los derechos humanos, se les erradique de la comunidad de naciones democráticas , se establezca un riguroso cordón profiláctico




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