Por Inés Muñoz Aguirre: El hombre resurge de sus cenizas de forma constante, porque el mundo habita en cada uno de nosotros
No al Abandono
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Caminas por el medio del museo y sientes que estás en el centro del mundo. Giras en la esquina de la galería para apreciar mejor la exposición en blanco y negro sobre la guerra civil española. Ves las ciudades vueltas escombros, los rostros macilentos, la destrucción en la mirada que termina por resignarse. El gesto firme que ha llevado a pueblos devastados a resurgir de sus escombros para brillar de nuevo. En otro espacio puedes ver las obras de Vincent van Gogh llevadas a lo audiovisual, llevadas a la interrelación libre con el espectador, tan independiente todo que te indican que te puedes acostar en el piso o bailar en el medio de la exposición. En el teatro puedes descubrir como Drácula también se vuelve contemporáneo. En la música te recreas al punto que casi flotas y al final de todas las experiencias que te visten con el ropaje de un mundo que avanza entiendes que de eso se trata, que aun en las peores circunstancias el truco está en no detenerse. Que las máximas expresiones artísticas tienen detrás de ellas una terrible historia, pero ni las más catastróficas circunstancias callaron las voces de sus creadores.

No en balde en medio de grandes crisis han surgido movimientos como el Dadaismo, o el Surrealismo. Los artistas son capaces de tomar los elementos que se deshacen en medio de las pugnas, de las pretensiones de saltos ideológicos, de los ascensos y descensos de los que luchan por el poder y recomponer lo que sucede a través de su mirada y sus medios de expresión. No en balde el teatro en diversas ocasiones se ha apoderado de los rincones más oscuros. Los pintores han sido capaces de transformar el más profundo dolor en la más bella expresión de las artes como ocurre con el Guernica de Picasso. Los escritores han contado una y otra vez como la humanidad parece recrearse en repetir una y otra vez los mismos errores. La música ha transformado todas las voces en un coro sin fronteras. Si indagamos más descubriremos como sucede lo mismo con la ciencia, la tecnología, la educación, el emprendimiento, por mencionar algunas áreas claves.

Quizá pensamos que afuera del ámbito que hemos elegido para actuar nada cambia. Seguirán las injusticias, el hambre, la guerra, la locura que genera el poder, pero mientras más personas buscan la posibilidad de expresarse a través de lo que hacen, las sociedades se encaminan a construir los eslabones necesarios para tiempos mejores. Lo que no es válido es poner el destino en manos de unos pocos que venden ideas incapaces de concretarlas. No puedes elegir a terceras personas para que decidan por ti, sin que tengas la posibilidad de celebrarle la buena decisión o sancionarle la mala. No puedes escuchar los discursos que solo te ofrecen una visión negativa, vengan de quien vengan.

Lo cierto es que cuando caminas en medio del museo, de la galería, te sientas en la butaca del teatro, o simplemente caminas por la acera observando los detalles de la calle entiendes que cada día tienes el reto de darte una respuesta que te satisfaga y que te estimule a seguir adelante. El hombre resurge de sus cenizas de forma constante, porque el mundo habita en cada uno de nosotros. No te confundas aunque te entregues a la queja y a la falta de acción el mundo sigue girando y quizá un día, te descubras solo consumiéndote en tu propio abandono.