Si alguna derivación resulta clara de la gira internacional de Juan Guaidó y de manera especial el encuentro con Donald Trump y el más alto nivel norteamericano (que incluye republicanos y demócratas), es que su nombre se posiciona de manera indudable como la primera y quizás única opción de los sectores opositores para futuros eventos, trátese de elecciones parlamentarias incluso de una consulta presidencial en caso que la fuerte presión internacional obligue a la negociación y el posterior escenario de elecciones presidenciales. Ello representa un reto también para las organizaciones del G4 y podría decirse que en general de los sectores críticos al madurismo en el sentido de que lo ocurrido pospone o en todo caso pone término a la lucha de las precandidaturas que en buena medida entorpecen una acertada estrategia para un cambio de gobierno.

En el alto mando del madurismo cobra fuerza el debate sobre el futuro inmediato de PDVSA toda vez que la empresa enfrenta un cuadro de virtual quiebra, no solo por la caída de los niveles de producción y los cambios en el mercado energético internacional, sino por que crecen los niveles de deserción de ejecutivos y personal técnico y la necesidad de posponer o congelar proyectos que se consideraban indispensables en el corto plazo como la explotación conjunta de yacimientos de gas con Trinidad en áreas cercanas de los dos países. No es de extrañar que en los próximos días se anuncien nuevas asociaciones o alianzas con compañías extranjeras.