El mundo se estremece una vez más por la inquietante noticia de los abusos sexuales cometido desde 1950.
La Iglesia Católica y el Mundo Entero
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Por Trina Acevedo


El informe de unas 2.500 páginas de investigación realizada por más de dos años revisó registros judiciales, policiales, eclesiásticos, habló con víctimas, testigos y unas 200 páginas del reporte describe los sufrimientos y traumas de la violencia sexual.
La investigación llamada Comisión Ciase, bajo el liderazgo del ex vicepresidente de la Corte Suprema de Francia, Jean-Marc Sauvé, se creó en 2018 y fue comisionada por la iglesia católica francesa.

Un equipo de 22 personas integrado por sociólogos, psicólogos, historiadores y antropólogos formó parte de las investigaciones donde no participó la iglesia para evitar conflictos de intereses y tampoco formaron parte las víctimas de abusos.
El sistema francés cuenta con una dura separación de la iglesia y el estado. Aun así, no se esperaba la gran sorpresa que dejarían las conclusiones de la investigación donde las cifras fueron calificadas de “abrumadoras” por Sauvé.

Evidencias
Son entre 2.900 y 3.200 personas que cometieron abusos sexuales de un total de 115.000 sacerdotes y otros clérigos, pero, la comisión indica que esta cifra podría ser aún mayor. La mayoría de esos victimarios ya no están vivos.

El informe señala que la “gran mayoría” de las víctimas eran varones preadolescentes que formaban parte de cualquier sector de la sociedad y el 60% de todos los afectados han presentado importantes problemas en su vida emocional y sexual.

Sauvé aseguró que, hasta principios de los 2000, la iglesia católica mostró “una indiferencia profunda e incluso cruel hacia las víctimas”.
La investigación señala que existe un problema “sistémico” debido a que, por años, los hechos fueron ocultados o negados.
El arzobispo de Arras y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Francia, Olivier Leborgne, indicó que desde el año 2000 procedían activamente contra el abuso sexual en la iglesia católica, pero no de manera suficiente.

Los investigadores criticaron el poder centralizado dentro de la iglesia católica y plantearon la necesidad de reformar la educación de los seminaristas y que estos se sometan a exámenes psicológicos.
 
Agregaron que el celibato debe ser discutido, que el secreto de confesión no debe ser validado si se confiesan abusos sexuales y que las víctimas deben ser indemnizadas individualmente con recursos de la iglesia y de los victimarios.

Y por si fuera poco, se concluyó que la iglesia católica es el entorno de mayor prevalencia de violencia sexual después de círculo de familiares y amigos.
Este sería uno más de los tantos informes que han salido a luz exponiendo la responsabilidad de la iglesia.
 
En Estados Unidos en 2018 se determinó que unos 300 clérigos abusaron de 1.000 menores en unos 70 años, en Australia en 2017 se recabaron 4.000 denuncias contra 2.000 religiosos, en Irlanda durante la primera década de los 2000 se conoció que las víctimas superaban la cifra de los 14.000 y en 2017 se supo que en los llamados Hogares para Madres y Bebés se encontraron los restos de 802 bebés que datan de entre 1925 y 1961.
 
Latinoamérica, por ejemplo, es la región con mayor población católica en el mundo según la ONU y la pederastia es un tema delicado.
La Red Internacional por los Derechos de los Niños denunció que solo en cuatro países de la región existen más de mil denuncias. En México se registran 550 denuncias, en Chile unas 243, en Colombia 137 y en Argentina 129.

Expertos estiman que en América Latina estos hechos no han tenido mayor preponderancia debido a que entre la mayoría de los países de la región y la iglesia existen acuerdos, llamados concordatos, que podría bajar el tono a esta problemática y limitar las investigaciones. Es por ello que a finales de 2020 la Corte Interamericana de Derechos Humanos anunció que investigaría si los gobiernos tienen parte de la responsabilidad en estos hechos.
¿Es esta solo la punta del iceberg? Los expertos sugieren que la iglesia como institución debe ser reformada, las víctimas indemnizadas, pero ¿realmente habrá justicia?

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