"Pobres son los que quieren más, los que no les alcanza nada. Esos son pobres, porque se meten en una carrera infinita. Entonces no les va a dar el tiempo de la vida"
PEPE MUJICA (Entrevista en la BBC de Londres, 2012)
FINIS VITAE SED NON AMORIS
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Manuel Salvador Ramos
En el lapso comprendido entre el 1° de marzo del 2010 y el mismo día del 2015, Uruguay estuvo gobernado por alguien que encarna un verdadero estereotipo de autenticidad. Me refiero a JOSÉ ALBERTO MUJICA CORDANO, mejor conocido como PEPE, quien antes de llegar a la primera magistratura de su país había sido parte del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Había sufrido persecuciones, torturas e incluso, tal como lo recordaba con frecuencia y no precisamente para justificar venganzas, “…tenía en la espalda cicatrices de ocho balazos…”. En 1985 fue liberado gracias a una amnistía y a partir de allí consolida la vigencia ejemplarizante de su figura.
Acerca de las características de su prédica y de los testimonios sobre la profundidad de su visión transformadora, se ha hablado muchísimo. Creemos por ello que existe suficiente material y es innecesario repetir datos, circunstancias, y valoraciones. Preferimos entonces introducirnos en el espacio de una faceta no muy conocida en la cual él maneja una visión de raíz liberal para colocarla como insumo teórico en la relación entre la libertad y el cambio social.
VISIÓN Y DISCURSO
Es a través del uso de ideologemas en sus disertaciones y discursos como perfila su pensamiento. La fuerza de su discurso está en los propios caminos de su devenir, por lo que su mensaje no se juzga por estar o no de acuerdo con él, sino por la praxis genuina del ideario en cada paso del rumbo vital. El ethos de Mujica y su congruencia entre lo que dice y lo que hace, es lo que le da credibilidad fundamental a su discurso y le confiere dimensión valórica; además, su mensaje tiene irrebatible fortaleza porque es emotivo. Es sabido dentro de la teoría de la retórica, que para tratar de convencer en el discurrir podemos argumentar con precisión lógica, presentar evidencias y cifras, acudir a razones bien pensadas, pero la rúbrica con la cual se refrenda es aquella que toca las emociones de la audiencia. Mujica supo hacerlo como pocos; nunca habló con el tono de un político que buscaba convencer demagógicamente o como el Jefe de Estado que proyectaba la autoridad de su cargo. Más bien utilizó siempre el tono accesible y afable de la “buena onda” que confluye en el sereno consejo. Por lo demás, sus palabras exhibían la autoritas derivada de la experiencia, del haber visto, de haber vivido, e incluso, del haber sufrido.
Para sustentar este enfoque basta observar, por ejemplo, su alocución de despedida como presidente. En ella teje la historia de Uruguay con su propia biografía y a través de un ritmo con ribetes alusivos a la naturaleza del país, narra su historia: el niño pobre que crece lleno de sueños de justicia y que, por giros del destino deviene en guerrillero, pero a quien las propias consecuencias de esos los avatares le enseñan que ni la violencia ni el cambio destructivo son respuestas adecuadas, y es anclado en esa visión positiva como había llegado a dirigir su amada nación. El cierre del discurso es genial: lejos de autoproclamarse salvador de la patria, Mujica, con gran humildad y emoción, agradece a su pueblo haberle dado la oportunidad de servirlo. Está claro: la gratitud sincera comunica más que mil cifras.
Por otro lado, su mensaje toma fuerza al dejar de lado la postura de la izquierda iracunda, resentida e incitadora de venganzas. Ello le permite generar simpatías en las clases medias de América Latina al no ser visto como el resentido de arengas humillantes y denostaciones tremendistas. En lugar de esas poses, apunta a reflexiones más íntimas y aborda el sentimiento del vacío existencial: “La libertad está en consumir poco. Pobres no son los que tienen poco, son los que quieren mucho”; “si sos joven tenés que saber esto: la vida se te escapa, se te va minuto a minuto y no puedes ir al supermercado y comprar vida.” Así, con la lógica de un filósofo, Mujica cuestiona los males del capitalismo salvaje sin recurrir a gritos de odio o a la revancha vejatoria.
Ahora bien, estamos conscientes que si realmente buscamos realzar la memoria de un ser de inmensa estatura humana y lo estamos haciendo a escasas horas de su partida, traer a colación planteamientos que interesadamente pudieran ser manipulados, sería una lesión a su legado. Debemos entonces ocuparnos de mostrar argumentos e ideas que tengan el fin de mostrar la profundidad de algunas raíces de su rico intelecto, pero dejando claro que ellos en ningún caso son planteados con el fin de especular sobre posturas alejadas a su verdad existencial.
Dejando precisado este punto, señalaremos, a modo de premisa, que el simplismo argumental del revolucionarismo considera como definitivamente antitéticos la visión política liberal y los presupuestos históricamente construidos por las corrientes socialistas y de izquierda a las que indudablemente Mujica perteneció. Por eso queremos dejar claro que cuando como homenaje a su autenticidad y amplitud de pensamiento hemos tomado un derrotero de exploración teórica, estamos formulando hipótesis apoyadas no en los aspectos de la personalidad ni en la inequívoca biografía de Mujica, sino en el sentido sustantivo de su discurso.
Es muy rico el análisis de esa veta y podría ser tema de intercambio polémico en cualquier oportunidad posterior, pero por las características de un medio expresivo como este que utilizamos, dentro de esa búsqueda vamos a fijar la atención en dos piezas expositivas de Pepe Mujica: el discurso pronunciado en la 68° Asamblea General de Naciones Unidas, el 24 de setiembre de 2013, y la audición radial en su programa “Hablando al Sur”, trasmitida por la emisora M24 de Montevideo el 17 de octubre de 2014 y la cual fue reproducida por la Presidencia de la República. El primero se produjo en un ámbito de amplia visibilidad internacional y el segundo fue la última audición que realizó antes de las elecciones nacionales de 2014. Estas intervenciones tienen contenidos que perfectamente se ajustan al análisis propuesto, consignando claros criterios sobre los alcances de su conceptualización de la libertad y de ninguna forma pueden ser catalogadas como piezas editadas; es decir, fueron producidas sin mas intervención que la del propio enunciador. Por otro lado, fueron discursos orales a los cuales es posible acceder a través del registro sonoro, y en ese sentido son atribuibles al propio Mujica y solamente sobre él recae la responsabilidad del producto.
IDEOLOGÍA Y PRAGMATISMO
Pero revisemos previamente algunos particulares significativos. El pensamiento de José Mujica no puede adscribirse fácilmente dentro de una corriente ideológica precisa. Nació en Montevideo en 1935 e inició la actividad política en la década del cincuenta acompañando la tendencia de Enrique Erro, dirigente del Partido Nacional. Ambos abandonaron esa organización en 1962 y seguidamente, él junto a socialistas como José Pedro Cardozo y Vivian Trías, funda la Unión Popular, uno de los antecedentes del Frente Amplio, segmento básico del Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros). Quienes integraron el MLN-Tupamaros combinaron la diversidad ideológica con el pragmatismo de la acción. Los Tupamaros provenían de variadas tradiciones políticas: disidencias a la línea oficial de los partidos comunista y socialista, del anarquismo, del trotskismo, del maoísmo, de los grupos católicos radicalizados. Desde ese ángulo vemos como el MLN-Tupamaros no fue exactamente -o simplemente- un movimiento de guerrilla urbana. Ante todo, se trató de un movimiento político cuyas acciones armadas cumplían una función más política que militar.
En la amplia esfera de discusiones y valoraciones de aquel entonces, Mujica, partiendo del ideario anarquista, hizo apreciaciones muy significativas: “… quien respeta en serio la libertad es la anarquía…”, matizando luego: “una virtud del político -subraya- es saber interpretar los tiempos y yo los interpreto con base en la libertad. Nosotros somos liberales en serio.” (Negrillas nuestras).
En esa particular visualización del liberalismo se encuentra una de las definiciones más singulares de Pepe Mujica. Si bien son frecuentes en Mujica afirmaciones que refieren a la libertad republicana como libertad en el orden político en afinidad con los valores más arraigados de la izquierda, concreciones como la que hemos transcrito se puede decir que conforman una acepción principista. La libertad que efectivamente reclama Mujica -y la que practica- es la libertad liberal, aunque el liberalismo, como apuntamos, no suele ser una tradición particularmente valorada por la izquierda como factor constitutivo en el proceso político.
EL DISCURSO SOBRE LA LIBERTAD
Para PEPE, la construcción de una idea de libertad está presente en toda su estructura discursiva: el actual modelo de desarrollo capitalista es incompatible con la libertad “[...] que supone tiempo para vivir las relaciones humanas, amor, amistad, aventura, solidaridad, familia”. En los valores que enumera, “amor”, “amistad”, “aventura”, “familia”, en definitiva “solidaridad” en las “relaciones humanas”, no hay vinculación alguna con lo político, y el “tiempo libre” lo es, precisamente, cuando éste se despoja de las necesidades más inmediatas. Libertad es, en definitiva, tiempo libre de obligaciones económicas. Este concepto de la libertad se hace imposible en la urgencia cuasi esclavista del consumo capitalista.
En cuanto a la mencionada audición radial del 17 de octubre de 2014, Mujica precisó allí otro ángulo referido a su idea de libertad. Allí justifica su desacuerdo respecto a la condición de “presidente pobre” que se le ha atribuido: “[...] nos han hecho fama de presidente pobre y cuestiones por el estilo. No lo aceptamos; no somos pobres. Para nosotros la definición de pobreza es la de los Aimara; pobre es el que no tiene comunidad”. En esa oportunidad, a través de esa línea discursiva, toma también la idea del tiempo libre, al cual concibe no como mero espacio de solaz y esparcimiento, sino como la ausencia de restricciones que por naturaleza debe disfrutar el propietario del tiempo y el cual es sacrificado en aras a la conservación y búsqueda obsesiva de bienes de bienes materiales. Las siguientes expresiones ilustran debidamente ese punto:
Por eso, no somos pobres, somos sobrios, con una sobriedad elegida y premeditada [...] porque es una opción de vida: vivir con poco, con lo justo, con lo necesario, para tener tiempo. Si tengo demasiado, me tengo que perder muchísimo tiempo en atender esas cosas. Si tengo lo justo, vivo liviano de equipaje y me queda la mayor cantidad de tiempo posible para hacer esas cosas que a mí me motivan. (Negrillas nuestras)
Vemos pues que en el discurso de Mujica se encuentran todos los ingredientes de la crítica al capitalismo junto con la preferencia por la libertad individual. La distinción entre libertad individual y libertad de mercado, está implícita y sobre ello no hay sombra de duda. En su discurso, la libertad se consagra, incluso, fuera de las obligaciones que impone el consumo de masas. Es esta libertad la que se muestra amenazada, y es esta libertad la que está limitada y vulnerada por las restricciones que se le impone al hombre estimulando necesidades mayormente banales y superfluas, creadas por el consumismo. Agregaríamos nosotros, como ejemplo, que basta constatar por vía de medios de comunicación audiovisual, la falacia que pretende analogizar la nobleza del trabajo con el tráfago atosigante que es la sucesión diaria de labores que constriñen al ciudadano común inmerso en el hábitat consumista.
HONOR A LA VOZ GENUINA
Lo esencial para el gran hijo de la patria de Artigas, es la libertad individual, o si se quiere, liberal, dentro de una intensa crítica al actual desarrollo capitalista. La verificación de primigenios valores liberales en su pensamiento alberga componentes y derivaciones que, por supuesto, superan la limitación de unas líneas de opinión, pero nuestra intención en este momento es sumar esas consideraciones al homenaje global por su inmensa honradez como político, gobernante y pensador. Es irrebatible que el sistema depredador en el cual está inmerso el ser contemporáneo niega absolutamente los atributos de esa libertad que él apreció tan caramente, y a pesar del esfuerzo de los exegetas de ese entorno, no solo se evidencia la negación de ella, sino que es perfectamente verificable captar como es causa principal de su deterioro y de su negación al manipular la noción profunda que encierra y colocar al ser humano en la prisión perpetua del economicismo consumista.
REFERENCIAS: * Audición radial de programa “Hablando al Sur”, trasmitida por la emisora M24 de Montevideo, el 17 de octubre de 2014. FUENTE: Youtube. * Discurso pronunciado en la 68° Asamblea General de Naciones Unidas, el 24 de setiembre de 2013. FUENTE: Youtube. * “Yo vengo del sur”. Recopilación de discursos de Pepe Mujica. Siglo XXI de España Editores. Madrid, 2025. * “Pepe Mujica, el revolucionario”. Walter Pernías. Ediciones Aguilar, 2013