El Padre Pedro Galdos S.J quien forma parte del Centro de Excursionismo Loyola (CEL) considera que la conexión con Dios se logra con mayor fuerza al disfrutar sus creaciones
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Texto: Pedro Rojas
Fotos: Mariana Rojas


Caracas.- Por siglos el hombre ha buscado proyectar la existencia de Dios en sus más brillantes creaciones, como bien lo es la vida misma.

Desde las más complejas situaciones, hasta la esencia del ser humano, son atribuidas a su voluntad y en ella se expresan cada uno de los retos que nos plantea el existir, los buenos y los que consideramos no tan buenos, con el solo objetivo de enseñarnos el mejor camino, el camino del bien.

La expresión “Dios está en todas las cosas al modo en que el artesano está en sus obras” es harto conocida para millones de personas quienes ven en el Creador, el director de la vida como la conocemos.

Un hombre de Dios, el Padre Pedro Galdos S.J, tiene clara esa conexión con Dios y ha formulado en los niños y adolescentes una invitación a siempre entrar en contacto con el Creador a través de una de sus más complejas obras: La Naturaleza.


El Padre Galdos nos invita a entrar en contacto con el Creador a través de la naturaleza.
 
La obra de Galdos tiene su más destacado reconocimiento en el Centro de Excursionismo Loyola (CEL) una institución perteneciente al Colegio San Ignacio de Loyola que está activa desde 1923 en Caracas y a la cual se incorporó en los años 60.

El CEL nació como un grupo a través del cual los jesuitas querían impartir una formación en valores y mística a los estudiantes de bachillerato a través de actividades a cielo abierto.

Hoy es una institución que enseña fraternidad y responsabilidad a quienes lo integran. Son excursiones de vida, definitivamente y Galdos ha sido testigo y protagonista de este proceso.

“Fue justo en 1938 cuando el padre José María Vela le da el nombre y fundan el centro en la piedra de Lagunazo, una de las rutas del Parque Nacional El Ávila”, explica Galdos S.J, quien ha ido a decenas de viaje desde los años 60 hasta hoy.

-¿Cuál de las experiencias vividas en las excursiones cree que tienen mayor valor en el proceso de formación de los adolescentes?

-Las excursiones no son solo una aventura de ir a caminar y a acampar. Son una gran oportunidad que les permite integrarse y conectarse con el solo objetivo de disfrutar, crecer personalmente, orar, reflexionar, más cerca de Dios. La espiritualidad se crece al contacto con la naturaleza.

Galdos observa que quienes se incorporan a las excursiones tienen mayor entusiasmo en sentir la “presencia de Dios. Son incluso más entusiastas de la Misa”, celebración que se contempla pues las rutas se hacen los fines de semana.



...“no hay muchachos malos”

Una experiencia de madurez

Cada integrante de las excursiones tiene responsabilidades establecidas y en una oportunidad varios de los muchachos tuvieron que buscar agua para sus compañeros a una larga distancia pues “el pozo en el que esperábamos abastecernos estaba totalmente seco por cambios del clima. Los muchachos bajaron por los caminos del Ávila hacia Petare, cargaron el agua para todos y regresaron. El bienestar de sus compañeros estuvo en sus manos y allí aprendieron una gran responsabilidad”.

Para Galdos “no hay muchachos malos”, solo que se descarrilan un poco por su juventud e ímpetu.

En puntos muy especiales del Ávila, como el Pico Naiguatá, Galdos indica que “la espiritualidad se pone de manifiesto por ese contacto con la naturaleza”.

“Uno de los momentos más especiales que disfrutan los muchachos es ese amanecer maravilloso que se logra visualizar desde el Ávila con el sol saliendo por los lados del Litoral. Los campamentos en Naiguatá y Lagunazo tienen anécdotas e historias que compartirán por siempre”, explica Galdos.

Aunque el Colegio San Ignacio tiene distintas actividades como el futbol, para enriquecer lo extra académico de los alumnos, Galdos resalta el excursionismo pues “no tiene un perfil competitivo, sino de colaboración, de ayuda a los otros”.

Historia en ascenso

En el año 1964, hace ya casi 40 años, Pedro Galdos llega al Centro de Excursionismo Loyola (CEL).

En aquella época se organiza el CEL de grados y se inician las expediciones a la Sierra Nevada de Mérida, siguen los Campamentos de Oriente y Occidente y se inician las primeras excursiones a la Sierra de la Culata.

En 1975 dan comienzo las “Acampadas Generales al Naiguatá” que se mantienen hasta hoy.

En diciembre de 1979 nace el CEL-SENIOR que reúne al grupo de antiguos alumnos celistas, que ayudan al CEL, especialmente en cursos y acompañamiento a la Alta Montaña.

En 1982 se crea COPA-CEL , grupo de Papás Celistas que sigue siendo una realización, especialmente como ayuda al CEL-MIXTO, ya que desde el año 1981, las niñas llegan a quinto grado y comienzan a engrosar las filas celistas, explica el Colegio San Ignacio en su página web.

En 1985 es nombrado Asesor el profesor Jacinto Aguirre, antiguo celista, quien dio mucho apoyo al CEL-Mixto.

Estos últimos años trabajan como Asesores los Profesores Pedro de Armas y Endika Sanjuán, junto con el Padre Galdos quienes dan lo mejor de sus vidas en esa guía de los jóvenes hacia la espiritualidad. 


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P. Pedro Ignacio Galdos Zuazua, s.j.
Algunas imágenes ...

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Fotos cortesía de Juancho Mejía