La frase "personas tóxicas" se popularizó en las últimas décadas para describir relaciones que nos hacen sentir mal de forma intencionada o sutil, pero ¿es realmente así como ocurre? Más allá de las personas, que pueden tener o no un comportamiento definido con intención de dañar, lo realmente importante es fijarnos en nuestras reacciones y el vínculo que tenemos con esas personas. Para responder a este planteamiento, entrevistamos a la psicóloga Stephanny Díaz, cuyo punto de vista desde el psicoanálisis nos ayudará a ver con un poco de profundidad lo realmente importante en nuestras llamadas “relaciones tóxicas”.
Siempre es oportuno recordar que este artículo no representa una guía definitiva, ni mucho menos un diagnóstico. La recomendación siempre será acudir a un especialista titulado, ya que la salud mental es un campo personal, propio y delicado, que no debe ser evaluado de forma ligera.
¿Qué es ser “tóxico”?La doctora Díaz aclara, de entrada, que el término “tóxico” no es un término clínico, es sólo una forma popular de describir relaciones disfuncionales o molestas. “Más que personas tóxicas, hay acciones, formas de expresarse o de relacionarse que pueden hacer daño”, afirma.

¿Cuáles son las señales?En lugar de reconocer señales comunes o generales, lo importante es que cada quien pueda cuestionarse sobre lo “tóxico” en su vida. ¿Qué es lo tóxico para mí? ¿Qué me genera malestar o me hace daño en un vínculo con otra persona? Esta reflexión nos permite mayor conciencia desde nuestra propia historia y desde la forma singular que cada uno tenga de relacionarse.
La doctora Díaz hace hincapié en que el foco del problema es el vínculo, ya que al creer que sólo existen “otros” que son los tóxicos, le restamos importancia a la responsabilidad propia sobre las relaciones que construimos. La postura de que los otros son los “malos” del cuento no deja espacio para cuestionarnos: ¿qué estoy haciendo o dejando de hacer para sostener eso que me hace daño? “Esta pregunta es clave para tomar una posición más activa y reconocer que también tenemos un papel en las interacciones con esas personas que estamos viendo como tóxicas”. Las señales menos evidentes no están tanto en el otro, sino en nosotros mismos y en cómo nos sentimos, agrega.
Estrategias y límites saludables Una vez que hemos identificado aquello que es fuente de malestar o daño en nuestros vínculos, es importante emprender acciones que nos permitan regular el impacto que eso tiene en nuestra vida.
Díaz agrega que debemos entender que los límites que establecemos son para nosotros, más que para los demás. Ya que esto es una guía para reconocer lo que estamos dispuestos a tolerar, a qué le vamos a prestar atención en una relación personal en ciertas circunstancias. “Hacer una pausa y reflexionar cuál es ese mensaje que queremos comunicar con nuestros límites, nos permite hacerlo de forma clara, precisa y en sintonía con nuestro sentir”, explica.
Asimismo, nos dice que “los conflictos en sí no son malos, la clave está en cómo los atravesamos o los gestionamos cuando surgen”.
Manejar las interacciones dañinas requiere un enfoque en el autoconocimiento, la valentía para establecer límites y la responsabilidad de cuidar nuestro bienestar, invitándonos a reflexionar sobre los cambios necesarios para mejorar nuestras relaciones.
El autocuidado es una de las mejores herramientas para lidiar con los efectos negativos de las relaciones disfuncionales.

Dra. Stephanny Díaz
Doctora Stephanny Díaz Es psicóloga de orientación psicoanalítica, oriunda de Caracas y egresada de la Universidad Central de Venezuela. Tiene formación en psicoterapia psicoanalítica para niños, niñas y adolescentes en la Asociación Venezolana de Psicoanálisis (ASOVEP).
IG: @psico.stephdiaz