Piezas frescas y clásicas que relatan una historia de vitalidad entre siluetas fluidas y cortes estructurados, con una paleta de colores tanto sobria como colorida, pues hubo mucha inspiración en el arte contemporáneo que se encuentra en los museos más importantes de Caracas. Esto, sin duda, aporta originalidad a una marca reconocida por sus guiños a la feminidad y que tiene la intención de permanecer en el armario de generaciones con un único objetivo: inspirar sentimientos de seguridad, amor y poder.



Para Sempiterno, Nabel contó con la experiencia y los conocimientos de Conrado Véliz, un curador que le ayudó a elevar su historia de diseño al siguiente nivel y hacer de este nuevo capítulo en su carrera uno que fuese emblemático para la marca.

La colaboración entre Martins y Véliz no sólo ha resultado en piezas de vestir, sino también en la creación de nuevos elementos en la moda: “Aire, espacio, volumen y diversión”, que utilizados con distintos textiles como chiffon, georgette, crêpe y paillet, resultaron en piezas armónicas y dinámicas.



Las capas también juegan un rol importante en la versatilidad de esta propuesta, ya que funcionan como las segundas pieles de cada pieza y las líneas como ilusiones ópticas de la geometría de cada silueta.

Asimismo, la asesoría de un genio en la moda venezolana se hizo sentir en esta nueva colección. Se trata de Armando Piquer, quien aportó su grano de arena en la realización de una de las piezas más emblemáticas de esta colección.

Un paso hacia París

La semana de la moda de París es, definitivamente, uno de los acontecimientos más importantes dentro de esta industria. Nabel decidió que era el momento, luego de diez años de carrera, de llevar su trabajo hasta este gran escenario. Es así como Sempiterno llegó a la capital francesa para demostrar que en Venezuela se hace moda auténtica y especial.

Siempre estuvo en su mente la idea de dar un gran paso como éste; sin embargo, la gran pregunta era ¿cómo? Elías Crespín es el primer artista latinoamericano vivo en tener una obra en el museo Louvre de París, un hombre con quien Nabel no sólo comparte una gran pasión por lo que hace, sino que comparten la misma nacionalidad. Este venezolano fue una pieza clave en este gran paso en la carrera de esta diseñadora, pues la orientó por el camino y las personas correctas para hacer este sueño realidad.

Tuvo una presentación cargada de significado tanto para la historia de la moda venezolana como para la niña que jugaba con retazos de tela.

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