Su estudio está lleno de color de piso a techo. Enamorada del arte abstracto, Basalo se encarga de transformar espacios de acuerdo a su lenguaje cromático y espiritual: “La energía que yo siempre estoy trabajando es la alegría, la armonía, la emoción y el color. Yo me conecto con esa intención y comienzo a crear”, comenta la artista.

Comenzó en el mundo de la estética como interiorista y, poco a poco, su visión se pulió al punto de experimentar con arte de forma profesional: “Yo quería llevar el arte a los muebles. Todo era muy sobrio y elegante, pero quería llenarlos de color y calidez”, dice. Así que tomó clases de arte y evolucionó hasta crear su propio estilo.



Inspirada en los grandes maestros cinéticos y abstractos venezolanos, Isabel pintó obras para su propia casa y, a través del boca a boca de sus amigos, se dio a conocer como artista: “Yo me mudé para una casa nueva y no tenía nada de obras de arte.

Quise pintar los cuadros de mi casa. Mis amigos comenzaron a verlos y se popularizó mi nombre y mi talento. Esa primera fase surgió súper natural”, recuerda.

Creaciones espirituales

Su arte abstracto se inspira en el mundo espiritual. Su figura de investigación son los rombos y triángulos porque tienen una conexión con la sabiduría según el antiguo Egipto. La artista lo explica así: “Las pirámides eran centros de culto para la sabiduría. En su parte más alta, se recibía la información y se bajaba a través de los rituales. Me gusta porque yo practico mucho la espiritualidad… y usar rombos es una manera de que la luz y la sabiduría traspase y te conecte con tu ser supremo. De esa forma, se encapsula el mensaje que te corresponde para tu bien mayor”, afirma.

Isabel Basalo comenta que los espectadores de sus obras siempre sienten esta energía de sabiduría, alegría y espiritualidad: “La gente me dice que cada vez que ven mis obras les transmiten algo distinto. Eso es lo que está buscando la pieza: bajar esa información para que se logre esa conexión, pero sólo con cosas positivas”.