Ingenios
Por Aimara Cañizales Garmendia @aimavalen
Marco Bracho
No quiere imitar a otros con su arte y es sincero al decir que lo hace público con la convicción de estar compartiendo un pedazo de su alma, una que cree firmemente en Dios y en el don que dice haber recibido de él
      A-    A    A+




El 9 de abril de 1972 nació en Maracaibo este artista venezolano gracias a la unión de sus padres, Adán Bracho y Eligia González. Creció en un hogar de seis hermanos y cuenta que fue muy pegado a su madre; sin embargo, la habilidad de su padre -quien era escultor modelista naval- fue lo que quizá le hizo abrir los ojos y afinar su sexto sentido para decidirse a compartir con el mundo su arte innato y autodidacta.

Talento natural
No hubo estudios ni enseñanza oficial para Marco Bracho hasta después de un tiempo, luego de que a los 22 años de edad sintió el llamado del arte una madrugada cuando se atrevió a construir lo que fue su primera obra: una escultura llamada “Unión de un mundo desunido”, la cual estaba compuesta por dos partes cromadas de ventiladores eléctricos entrelazados con una madera caoba.
 
La obra, para sorpresa de muchos, incluido su padre, se vendió en menos de una hora luego de que Bracho la dejara en una tienda, arriesgándose, ya que no tenía ni experiencia, ni curriculum, ni formación como artista. El resto es historia.

“En ese momento entendí que Dios me había dado un don y que también podría usarlo de manera comercial. Comprendí que, si mi habilidad venía acompañada de dinero bien ganado, bienvenida era”, enfatiza el artista, quien confiesa haber pintado muchas cosas antes de atreverse con el tipo de arte que lo identifica y lo tiene enamorado hasta hoy.

No sabe a ciencia exacta qué lo llevó en ese momento a hacer su primera obra, pero lo que sí tiene muy claro es que, desde siempre, sintió el gusanillo de hacer algo artístico de una manera muy libre, sin tanta rigidez y perfección, como le explicaba su papá que debía hacer. Siguió su corazón, creyó en él mismo y eso fue el principio de lo logrado hasta hoy.



Constante proceso creativo
Siendo su otra pasión la cocina y teniendo oportunidades laborales que no podía rechazar en el momento, igual Bracho continuó creando y dibujando. Pasaron muchas cosas en su vida, incluido un divorcio, y fue cuando nuevamente, poniéndose serio con el arte, logra hacer una primera obra en movimiento inspirado en el Lago de Maracaibo, sobre todo en el resplandor y colorido que exhibe cuando cae sobre sus aguas el sol caribeño.
 
El efecto óptico de movimiento que logró en ese momento fue suspendiendo unas varillas sobre la imagen. Para la fecha, no sabía que lo logrado era “arte cinético”. Se puso a investigar un poco y tuvo la oportunidad de asistir a una exposición del maestro Jesús Soto. Gracias a lo que allí escuchó, supo que no buscaba imitar a nadie, sino construir un estilo propio donde en obras cargadas de alma, lo cinético y el efecto óptico que se generara regalaría piezas únicas e irrepetibles a quien las viera.

Desde entonces, ha parado poco y ha sabido atrapar a los apasionados por el arte con unas obras que van más allá de lo riguroso que puede ser el cinetismo. Bracho entrega lo que siente al crear, se escapa de cánones convencionales y, tal como lo dice, rompe esquemas “al llevar momentos vividos a este tipo de arte que suele ser tan matemático y objetivo. Llevo lo que siento y vivo a esa obra en la que me hallo estando triste o feliz y por eso la creo”.

Proyecto de vida
Una cosa ha llevado a la otra. Este artista -que nos atrevemos a describir como profundamente libre- ha sabido aprovechar su don y ha encontrado oportunidades perfectas para ir dando pasos firmes y concretos, los cuales le han permitido escalar y dar a conocer su trabajo en exposiciones colectivas y en galerías de arte donde no sólo ha conseguido interesados en su estilo, sino gente que lo ha ayudado a multiplicar su trabajo y a salir de las fronteras venezolanas con peticiones de obras específicas.

De esa manera, y luego de acudir a galerías importantes de Caracas, asumió el reto de ejecutar obras grandes, asunto que pasó a ser lo cotidiano de ese sueño que se convirtió en un proyecto de vida que se mantiene hasta el presente, con altibajos normales y períodos de menor o mayor actividad comercial, pero con alta creación artística.



Colores, alma y movimiento
Su color favorito es el azul y, más específicamente, el azul cobalto que, a pesar de ser descrito como un color frío, lo hace sentir a él de tal manera que lo convierte en un tono cálido internamente. Lo usa para crear obras tan maravillosas como “Azul mágico”, una pieza inspirada en las diferentes tonalidades azules de nuestro inmenso Mar Caribe, visto desde las alturas de las ventanas de un avión.

Bracho va usando colores y enriqueciendo su obra gracias a las sombras, usando diversos materiales, entre los que destacan la pintura acrílica o industrial, madera, MDF (sobre todo para obras que se exportarán), varillas de hierro galvanizado y, en algunos casos, PVC. Todo lo que hace lo hace a mano y eso le permite crear las obras desde cero y no repetir jamás porque, entre otras cosas, la pintura se seca rápido y lo que se hace queda para siempre.

En la actualidad
Marco Bracho se encuentra en un proceso muy personal que él denomina de auto-conocimiento. Sigue creando, pero a otro ritmo y centrado profundamente en lo que cree que es verdaderamente la vida. Afirma tener proyectos en otras áreas estimulantes para él, como la cocina, y está sumido en seguir dejándose llevar y fluir junto al hacer, creando obras que regalen momentos vividos a quienes se enamoren de ellas.

Su última creación de 2024 está cargada de tonos amarillos, siendo un cuadro entrelazado vibrante y llamativo que convive con unas cuantas grandes obras más de diferentes colores en su taller (que nos mostró complacido y orgulloso), porque cada una de ellas es el reflejo de etapas vividas de principio a fin sin ningunas ganas de esconder lo sentido y, por supuesto, lo vivido.



Su obra favorita propia: las obras azules por la sensación de libertad que da el mar y sus colores.
Momento para trabajar: “me gustan más las mañanas, aunque cuando hay compromiso o las obras son complicadas, trabajo todo el día”
Marco Bracho en una frase: “soy un pequeño desordenado queriendo hacer algo de orden en mi vida”


¡Síguelo!
Instagram:
 @marcoartecinetico




- “Mis obras son momentos vividos”
- Su color favorito es el azul cobalto