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POR GLENDY CÁRDENAS SOTO/ FOTOGRAFÍA ADOLFO ACOSTA
Inquieto y emprendedor
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Gustavo Anzola

Desde pequeño era muy inventor y hoy en día es arquitecto. Su vida profesional la ha transitado entre la construcción, el mundo de la manufactura (tuvo una fábrica de colchones) y, desde hace más de 20 años, la restauración.
A la par de lo profesional, Gustavo tiene una vida familiar muy bonita: “Mis dos hijos ya tienen vida propia, ya dejaron el nido hace algún tiempo. El varón vive aquí en Venezuela y la hembra se fue a estudiar afuera e hizo su vida en el exterior. Mi esposa, compañera de más de treinta años, al ver el nido vacío comenzó a transitar por el mundo de las redes sociales y ocupa su tiempo en lo que verdaderamente la apasiona: con su página de datos de literatura y películas. Creo que en el tema familiar tenemos todos los checks, quizá la única queja sea que todavía mis hijos no me han hecho abuelo”, nos confiesa.
En su vida diaria no le puede faltar el contacto familiar, una Susy y una Oreo. De sus pasatiempos, dice: “La arquitectura pasó de ser mi profesión a ser mi hobby, lo cual me ha hecho valorarla más (casi a nivel religioso). Pegado a eso está la admiración y estudio de los carros clásicos, así como de objetos de diseño, libros raros, los relojes… creo que mi principal pasatiempo termina siendo la estética en general. Por ejemplo, camino por La Candelaria y me enamoro de una plaza o un edificio, lo contemplo y me lo imagino restaurado (nivel locura)”.
Volviendo al tema profesional, actualmente Gustavo se dedica especialmente al mundo de la restauración, al cual llegó por su espíritu emprendedor: “El mundo manufacturero me agotó y decidí investigar sobre la restauración. Me gusta cocinar y la lógica de una buena producción. Así que comencé comprando una franquicia de sushi, donde el aprendizaje es menos complicado, porque ya viene de alguna forma la operación y la administración dirigida desde la casa matriz, por lo que concluí que era la manera más fácil de aprender del tema. De ahí en adelante, el proceso natural fue desarrollar conceptos propios, comencé con sushi y luego incursioné en el mundo de las hamburguesas”.


 
Su tercer y actual proyecto gastronómico es Foggy´s Burger. Su local lo abrió hace unos meses en el Centro Sambil La Candelaria y lo diseñó él mismo. Al preguntarle qué le inspira a seguir invirtiendo en Venezuela, nos respondió: “Soy venezolano, la inversión en cualquier país tiene riesgos… vivo en Venezuela y no pienso irme. Como emprendedor, tienes que evaluar el tema del dónde como primer check. Yo hace tiempo decidí que debía ser allí. Cada quien tiene sus prioridades y sus limitantes; en la ecuación mía, el resultado da Venezuela”.
Anzola sueña y trabaja cada día para “convertir a Foggy´s en una franquicia con relevancia internacional. Es primera vez que, aunque suene presuntuoso, tengo el mejor producto del rubro y una buena marca. Así que estoy enfocado en desarrollarla a su máximo potencial. Quisiera seguir incursionando en otros emprendimientos, que es lo que alimenta mi sentido de vida a parte de mi familia”, concluye.