Todo el plan de los murales comenzó en el 2019 en el marco de los 90 años de la urbanización Los Palos Grandes. Doménico Helmeyerd, un venezolano de padres neerlandeses, comenzó con la idea de devolverle la vida a sus calles llenándolas de arte y actividades comunales. Todo con una clave: unir a los vecinos.

 
Los primeros murales fueron un homenaje a los maestros venezolanos del arte cinético (Otero, Cruz-Diez, Soto, Ravelo y Subero) y los resultados fueron extraordinarios. Con la llegada de la pandemia, todo se paralizó momentáneamente, pero el amor por la ciudad pudo más: “Teníamos muchísimo miedo, no teníamos información suficiente del virus, pero queríamos seguir trabajando. Salíamos con batas quirúrgicas, cerrábamos la calle, usábamos doble mascarilla, todo porque queríamos dar un mensaje de esperanza”.
Helmeyerd explica que tanto él como su equipo de voluntarios (lleno de vecinos y amas de casa) continuaron pintando los murales pensando en la tristeza del confinamiento: “Lo hicimos para que lo único que viera el vecino que estaba metido en su casa, fuera arte en las paredes. No era agradable asomarse con incertidumbre, con tristeza y escuchando noticias pesadas, para ver un desastre en la calle. Cambiamos eso y las respuestas fueron inmediatas”.

En tiempos complejos el arte siempre actúa como refugio esperanzador y reconfortante: “Es muy conmovedor ver cómo la gente reacciona con los murales; por ejemplo, Raúl Morales fue un señor que nos acompañaba mucho con organizaciones vecinales y una semana antes de fallecer nos dijo: Dios los bendiga, gracias ustedes no saben lo que yo amo caminar un poquito para poder ver esto. Son momentos que te hacen darte cuenta de lo grande que es unirse como vecinos”, explica.

La teoría de los vidrios rotos
Para poder valorar un espacio, es imprescindible crear sentido de pertenencia y los vecinos de Los Palos Grandes han trabajado por años en la construcción de un ambiente amable con el ciudadano: “La mayoría de los rincones que transformamos eran botaderos de escombros y cachivaches, rincones de mala vibra. La gente buscaba caminos verdes para pasar por otras esquinas porque eran espacios incómodos, desagradables. Nosotros, más que hacer el mural, queremos crear espacios seguros”, comenta.
Inspirados en la teoría de los vidrios rotos, que asegura que el delito es mayor donde el desorden y la suciedad es más notable, todos los voluntarios buscan que su iniciativa transforme por completo la experiencia citadina.
Su propuesta, además de embellecer la calle, busca hacer más habitable una ciudad que por años ha sufrido de, lo que él llama, un toque de queda indirecto: “A las 4:00 o 5:00 pm todo el mundo se iba a la casa por temas de seguridad, salir a caminar era un peligro, con los murales esto ha cambiado”.

 
Con más de 24 obras de arte en las calles, se puede hacer un recorrido por la 3ra y la 4ta transversal de Los Palos Grandes como en una galería de arte al aire libre. “Por donde tú lo veas es positivo… aumentas la seguridad porque hay más gente en la calle, embelleces los espacios, aumentas el valor del inmueble, creas lugares de reunión y levantas la moral del ciudadano que está viendo que es posible vivir en una ciudad hermosa”, explica Doménico.

 
Así como la Av. Libertador tiene 20 años con su mural de Juvenal Ravelo, los vecinos de Los Palos Grandes planean hacer que sus murales permanezcan eternamente en sus paredes como símbolo de identidad.

 
“Las obras callejeras son muy efímeras, nuestra idea es que cada mural se convierta en imagen de la urbanización. Que todos sepan que es la esquina de José Gregorio, por ejemplo”, explica Helmeyerd.

 
Además de preparar las paredes con alisados especiales, reciben todos los materiales en calidad de donación de Pinturas Venex, quienes además de darles pinturas, ofrecen protectores de color que alargaran la vida de los espacios: “Nuestras pinturas son clase A y, además, ofrecemos un protector de fachada que resguarda la pintura y el color en el tiempo”, asegura Sandra Gordillo, gerente general de la marca.

¿Y si llenamos a Caracas de murales?
Caminar por Los Palos Grandes buscando los murales se ha convertido en una actividad tan placentera, que otros sectores de Caracas están pidiendo propuestas similares. “Cuando nos preguntan a nosotros por qué no nos vamos a otras zonas a hacer murales, es porque siempre debe haber un líder vecinal que esté dispuesto a colaborar”, comenta Doménico.
Absolutamente todo lo que han logrado ha sido con fuerza vecinal: “El mensaje es darle a la gente esperanza y decirle: no tienes que esperar porque tú puedes formar parte del cambio que quieres. Esta es la única forma de recuperar un país: aportando todos una cuota”.

Consideraciones básicas
Encontrar vecinos que quieran ser voluntarios, buscar espacios que necesiten restauración, contactar artistas venezolanos que diseñen una obra especial y consultar con las juntas de condominio cercanas para su aprobación.
“Lo importante de esto es que este ejemplo se ha dado en todo el país, se ha extendido. Ya Baruta y Sucre también lo está haciendo en diferentes puntos. Somos el motor de cambio y eso es lo más grande”, explica.

Un museo en construcción
Para darle vida a este sueño han reunido venezolanos de todos los rincones: “La importancia de esto es mostrar que tenemos versatilidad de pensamiento y eso le da una energía más vivaz al proyecto”, explica Nello Ledezma, uno de los artistas.

¿Quiénes son los artistas?
Nello Ledezma, Pedro Márquez, John Barrios, Vanessa Márquez, Érika Marcial, Jeean Franco, Iván Salgrero Curiel, Mandala Callejero, Gabriela Vical, Alfonso Gioia, Doménico Helmeyer, Fabián Solymar, Rosario Tovar, Marian Rieber, Oswaldo Subero, Eduardo Sanabria y Leonel González.
Lo más bonito de todo, es que los vecinos se han involucrado en los procesos creativos. Doménico, por ejemplo, que es productor de eventos, decidió crear sus propios murales y ya tiene dos a su nombre: “Me atreví a inventar y a demostrar que un ciudadano normal también puede expresar su cariño por Caracas. Llevo un lema que dice: Caracas merece embellecerse con tantas manos como pies la transitan, y este proyecto forma parte de eso”.

 
Los murales de Los Palos Grandes seguirán dándole alegría a quienes los visitan y servirán de motor para transformar a nuestra Caracas en una ciudad llena de arte: “Cuando se nos acaben las paredes, vamos por los pasos peatonales”, comentó Doménico entre risas. Definitivamente, el arte tiene el poder de cambiar el mundo. ¡Enhorabuena!