FUNDASI: Reflejo ignaciano de generosidad y compromiso
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Soy testigo de la aparición del coronavirus o COVID-19. Es un personaje invisible, inesperado, devastador, cruel y cobarde. Sabemos que es chino, creo que por eso se multiplica casi de forma instantánea; nos igualó en debilidad a todos: primer mundo…Tercer mundo… A todos… y hasta hoy es indestructible. Nos ha quitado nuestra libertad y nos ha confinado a nuestras casas en las que cada uno llevamos adelante nuestro encierro por miedo a contagiarnos. Desde ahí mantenemos nuestros afectos a distancia y contribuimos, en la medida de lo posible, con nuestro trabajo. Ni los fantasmas y monstruos, ni los ovnis, ni los personajes más insólitos de cuentos novelas o películas nos prepararon para esta experiencia. Esta descripción personal, espontánea y sencilla me lleva a aceptar la fragilidad del cuerpo humano y me reta a poner en práctica las fortalezas y valores del espíritu. Definitivamente, la vida nos ha cambiado a todos, estamos siendo golpeados fuertemente y las consecuencias están siendo notables. A la vez, estamos conmovidos profundamente y este sentimiento nos ofrece la oportunidad para descubrir a los demás… A los que más lo necesitan, a los que están más cerca de lo que creemos.

En medio de la confusión que ha generado este virus, el colegio se ha mantenido activo, al igual que sus instituciones, que a través del tiempo han contribuido a la formación integral de los alumnos, como también han acompañado y han dado respuestas a las iniciativas, inquietudes y necesidades de padres, profesores, personal administrativo y de servicios generales. Es por eso que FUNDASI se hace presente y nos convoca a fomentar la solidaridad de la comunidad educativa mediante el apoyo y soporte a los estudiantes y a sus familias, a la vez, que nos invita a ser más conscientes de la necesidad del otro y a actuar compasivamente, en la medida de nuestras posibilidades. Nuestra esencia cristiana y nuestro espíritu ignaciano nos comprometen a poner en acción el amor a los demás. No es suficiente invocar a la solidaridad…hay que ponerla en práctica en acciones generosas y concretas. Les recuerdo las palabras de San Ignacio: “El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”.

Debemos unir esfuerzos para que todos nuestros alumnos permanezcan recibiendo felizmente su educación en el Colegio San Ignacio y para que los maestros y trabajadores mantengan una vida llena de bienestar y seguridad. Todos los ignacianos somos responsabilidad de todos los ignacianos.
No tengo respuesta al futuro que se aproxima, a la incertidumbre que nos envuelve. Sin embargo, sí estoy segura de que debemos estar agradecidos de pertenecer al Colegio San Ignacio que nos fortalece en valores, nos acompaña con mucho amor y nos compromete a ser verdaderamente ignacianos.

¡Qué maravilla! El Colegio San Ignacio no se ha olvidado de nosotros.

Más que nunca: “En todo amar y servir”. 
 
En nombre del equipo de FUNDASI, 
 
María Margarita Knotschke L.