Béisbol
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El béisbol es una parte fundamental de nuestras vidas. No solo porque la pasión por este deporte corre por nuestra sangre, sino también por lo vivido en nuestros equipos representando al Colegio San Ignacio de Loyola. La razón por la que empezamos a jugar béisbol en el Loyola es porque nuestro papá también jugó para el colegio, y así tuvimos la suerte de conocer el Colegio San Ignacio, primero representándolo a través del béisbol, incluyendo el torneo de “Turn Back the Clock” en Orlando, y luego como alumnos, lo que aumentó nuestro aprecio por la institución.

En el béisbol cada milímetro cuenta, ya sea por un strike que cantan en la esquina o un hit que pegan en la línea de CAL. Es ese juego en el que cada paso que das cuenta, y en el cual se valora cada jugada, cada swing, cada out, cada base, porque eso puede cambiar el score del juego. También es un deporte en el que se demuestra mucha emoción, porque no hay nada mejor que tener la incertidumbre de un juego que está empatado en el noveno inning y tienes que pegar un hit para que el corredor anote y ganes el juego. Simplemente no hay mejor sensación que esa. Fun fact: el béisbol es el único deporte que se juega en Venezuela en el cual la ofensiva no tiene la pelota.

Como catcher, yo tengo el privilegio de ser el único jugador en ver el juego de frente. Se tiene que tener liderazgo, agilidad, rapidez, buen brazo y visión del juego, y me ha encantado aprender las cualidades de la posición más difícil del béisbol gracias a mi colegio y mis entrenadores (Luis G. Larrazabal M.). El shortstop es también una posición esencial, y no solo lo debe jugar alguien que sea bueno a la defensiva, sino que además ponga a su equipo por delante de él. Para el pitcher, cualquier error puede influir en el resto del juego, ya sea por un wild pitch, un picheo mal ubicado, un pelotazo o por una simple base por bola. Requiere de la mayor concentración y tienes que saber el estilo de juego del bateador para saber qué lanzarle, y aunque esta posición no influye en la ofensiva, sin un buen picheo no se ganan juegos (Santiago E. Larrazabal M.).

El béisbol de Loyola nos hizo aprender lo que es el verdadero trabajo en equipo, cómo desarrollar el liderazgo, entender que el equipo va mas allá que los numeritos personales y valorar el esfuerzo, como dijo Derek Jeter: “pueden haber personas que tengan más talento que tú, pero no hay excusa para que nadie trabaje más duro que como tú lo haces”.
La mejor lección es que en las prácticas se forman amistades y en los juegos se forman hermandades.

Luis Guillermo Larrazabal Muro, V “B” / Santiago Enrique Larrazabal Muro, III “C”