El 2020 lo esperábamos espectacular, hasta por la estética misma del numerito. Pero salió complicado.

Muchas cosas tristes nos pasaron este año. Esa indefinida sensación, una mezcla de tristeza y de incertidumbre, todavía está ahí. Pero debemos tratar de seguir adelante con todo lo bueno alrededor de nosotros, que no es poco. Es muy difícil superar el tener que decir adiós a amigos y compañeros que fueron entrañables y aunque el encierro no ayude, lo tenemos que superar y darles la bienvenida al terreno de nuestros gratos recuerdos, donde siempre nos acompañarán.

Tenemos que ver hacia adelante en este 2021 con ánimos renovados. Nuestro potencial como personas no tiene límite, así que hay que materializarlo para lograr superar los obstáculos que nos ha tocado enfrentar y volver a ser el ejemplo de grupo súper positivo que siempre hemos sido.

En Izcaragua, en el 2020, tuvimos la fortuna de poder comprobar lo que si se puede hacer cuando hay compromiso, mística y cariño por el Club.

Izcaragua está en el medio de una selva tropical, en el parque nacional El Ávila, lo que la hace dueña de una belleza extraordinaria, pero al mismo tiempo le exige un permanente esfuerzo de mantenimiento, so pena de ser devorado por esa misma selva que lo hace inolvidable. El equipo gerencial, administrativo, y de trabajadores de todas las áreas del Club se empleó a fondo durante el año para hacer mantener a fondo todas las áreas, para mejorar aquello que podía ser mejorado y para corregir lo que tenía que ser corregido. En el 2020 ese equipo humano nos hizo posible poner en práctica toda una estrategia, planes de trabajo y protocolos de seguridad que nos permitieron recibir el nuevo año con un club impecable. Por su parte, nuestros socios nos apoyaron permanentemente, con su comprensión, aliento y aportes.

El 2020 hizo que, ahora más que nunca, me sienta orgulloso de ser miembro de la familia de Izcaragua.

En este número queremos compartir con todos los socios un breve resumen de los trabajos que se hicieron durante el año.