El Caballo, Símbolo Universal
      A-    A    A+


Por Martha C. Sulbarán Herrera
Med. Vet.
Coordinadora de Área Ecuestre del Izcaragua Country Club

Posee un esqueleto constituido por 205 huesos fuertes, livianos y flexibles que soportan 500 músculos. Con un aparato locomotor adaptado para correr velozmente, junto a un óptimo ahorro de energía. Tiene un campo visual de más de 350º, un excelente sentido auditivo, logrando mover el pabellón de la oreja hasta 180º. De larga longevidad y gran resistencia que se incrementa con el trabajo. Cuenta con una hermosa diversidad de colores (capas) y manifiesta una increíble conexión con su propietario.

Esta corta descripción podría asemejarse a la de un automóvil Ferrari o Mustang, y, aunque también comparten su silueta como logotipo, obviamente hablamos de El Caballo, mamífero perisodáctilo (ungulado), herbívoro de la familia de los équidos, domesticado por el ser humano en los valles euroasiáticos hace más de 4.500 años, siendo su domesticación un acontecimiento que marcó la historia de la humanidad, permitiendo el desplazamiento de las poblaciones de hombres y mujeres; su intercambio genético, comercial y lingüístico, jugando un papel fundamental para el transporte, la agricultura, la guerra, el levantamiento de imperios y la independencia de naciones.

El caballo es símbolo de la libertad, la nobleza, el coraje, la belleza y la fuerza. Para varias culturas representa los cuatro elementos: tierra, fuego, aire y agua.

Los antiguos romanos lo asociaban con el poder, la victoria y la virilidad; en el zodiaco chino, el caballo representa la paciencia, la estabilidad y dedicación; no podemos dejar de mencionar que, dentro de la mitología griega, a Pegaso, el primer caballo que logró estar entre los dioses, pertenecía a Zeus y era considerado hijo de Medusa, y en el Budismo, a Kanthaka un caballo blanco de gran tamaño, el fiel acompañante de Buda, el cual tras su partida, dice la leyenda, que Kanthaka quedó con el corazón roto y murió de tristeza. También recordemos a Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno, que conquistó el mundo antiguo; Marengo, el caballo de Napoleón Bonaparte, que lo acompañó en sus campañas militares; y por supuesto Palomo, uno de los caballos de Simón Bolívar, hermoso ejemplar de raza Española, que lo acompañó en sus más insignes batallas.

El caballo ha jugado un relevante papel en la industria automotriz, no solo figura en las campañas publicitarias y logotipos de diferentes marcas, sino que también se emplea el término “caballos de fuerza” como medida de potencia, acuñada por el ingeniero escoses James Watt en 1.782, para comparar la potencia de las máquinas de vapor con la potencia de los caballos de tiro, en ese entonces.

En la historia, cultura, mitología, deportes, incluso en la salud, como recurso terapéutico y en la ficción, mitos o realidad, nuestra convivencia con los caballos es extraordinaria y fundamental, nos ha acompañado durante miles de años, fortaleciendo cada vez más esta relación. Sin ellos, nuestra historia sería muy diferente.