São Paulo y Río de Janeiro
Los viajes de Montenegro
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Brasil es un enorme y bello país tropical, con una característica que lo distingue de todas las demás naciones de la tierra: la actitud de su gente. Las vastas diferencias raciales, culturales, religiosas, territoriales y sociales se esfuman como por arte de magia, ante un hecho social decisivo que constituye la simpatía congénita del brasileño. Con tantas diferencias que parecieran insalvables, los brasileños tienen una marca de nacimiento común, que es su sonrisa indeleble. Ese detalle, que pareciera banal, hace que cualquier viaje a Brasil sea una experiencia gratificante. Imposible regresar del Brasil sin varios amigos adicionales en nuestro Facebook, Instagram, en nuestras almas y nuestros recuerdos.

Cualquier viaje a Brasil debe comenzar por la ciudad de São Paulo, que es impresionante. Gente bella, alegre y amable por todos lados. Al dejar nuestras maletas en el hotel, nos fuimos al Museo de la Lengua Portuguesa, que es único en el mundo. Ese museo se incendió en diciembre del año 2015, y fue reconstruido durante 5 años para devolverlo a los lugareños y visitantes. Luego, fuimos a la Pinacoteca casi enfrente, https://pinacoteca.org.br/es/, ubicado en un edificio precioso donde funcionaba el liceo de artes y oficios de la ciudad. Entre obras de Rodin y cuadros de autores brasileños, nos deleitamos en ese museo de arte más antiguo de São Paulo.


Centro de Sao Paulo


Iglesia en Sao Paulo


Museo de la Lengua Portuguesa - Sao Paulo

Después de hacer un alto para almorzar en una churrasquería deliciosa, conversando con los brasileños, fuimos descubriendo palabras portuguesas, divertidas y comenzamos a compenetrarnos con esa complicidad ingenua, que tanto ayuda al espíritu en los viajes.
 
Visitamos el Museo del Fútbol, https://museudofutebol.org.br/, que nos encantó, y cerramos la noche cenando en un restaurante muy lujoso llamado Terraco Italia, en lo alto de una torre con la mejor vista sobre São Paulo. Entre las fotografías para el recuerdo, y la placa en la pared que certificaba la visita de la Reina Elizabeth de Inglaterra a este establecimiento, la felicidad brasileña se nos contagió a través de la sensual palabra portuguesa “gostoso”, que traducía nuestra dicha casi infantil por estar en esta vibrante ciudad.


Museo del fútbol Sao Paulo


Rua Ouvidor - Rio de Janeiro

El día siguiente recorrimos el barrio japonés, el Museo de Bellas Artes, el Mercado Municipal y todo lo que uno puede hacer en unos pocos días en esa bella ciudad. Vale la pena mil veces recorrerla tanto como uno pueda, porque es enorme.
 
El tiempo pasó más rápido de la cuenta, y tuvimos que embarcar para Río de Janeiro. Les confieso que Río es una de mis ciudades preferidas en el mundo; de esas que uno escogería para vivir el resto de sus días. Al llegar, nos fuimos del aeropuerto directo a Copacabana que, con sus casi 4 kilómetros de longitud y arena fina, es sin duda su playa más famosa de Río. Copacabana es la cara de la ciudad, dónde se encuentra la mayor concentración turística y hotelera de Río.
 

Playa de Ipanema - Rio de Janeiro 


 Sao Paulo
 
Justo al lado de Copacabana queda Ipanema, que es una playa preciosa con más de 2 kilómetros de arena fina. Tiene zonas definidas, áreas donde se agrupan familias, deportistas (jugadores de fútbol de arena, voleibol, surfistas), artistas, etc. La zona de Ipanema es más costosa que Copacabana, y alberga mejores restaurantes y hoteles.
 
Luego seguimos a la playa Leblon, que es el área más distinguida y costosa de todo Río de Janeiro. Al finalizar Leblon, se tiene una bella vista del Morro Dois Irmaos, uno de los morros característicos de Río. Es llamado así, porque está coronado por dos picos muy similares. Si buscan exclusividad y tranquilidad, Leblon es el sitio.
 
Pero no se puede hablar de Río de Janeiro sin mencionar al Cristo Redentor, que es la estatua más impresionante y emblemática de todo el país. Tiene 38 metros de altura, y está situada en la cumbre del Morro del Corcovado. La obra representa la imagen del Brasil en todo el mundo. Para acceder al Cristo, se sube a través de un tren que pasa por un hermoso bosque tropical. Al llegar a la cima, se obtienen las mejores vistas sobre Río.
 
Otra visita obligada es al Morro de Pan de Azúcar, situado en un lugar estratégico de Río de Janeiro. Está muy cerca de la ensenada de Botafogo y de la Bahía de Guanabara. Al Morro se accede a través de un teleférico, construido por el ingeniero brasilero Augusto Ferreira Ramos. Inaugurado en el año de 1912, este fue el primer teleférico instalado en Brasil y el tercero en el mundo.
 
São Paulo y Río de Janeiro son ciudades fascinantes que están listas para recibir a los turistas, y bien valen el viaje en cualquier época. Por algo reciben millones de visitantes al año. Cualquier visita a Brasil es encantadora, y quedará para siempre en la colección de momentos bellos de sus recuerdos.

CÓMO LLEGAR:

En este momento no hay vuelos directos a Brasil. Ojalá los retomen pronto. Una forma práctica de llegar, es vía Panamá por Copa Airlines. www.copaair.com. Consulte a su agencia de viajes de confianza, para que le busque precios y alternativas.

DÓNDE ALOJARSE:

En São Paulo nos quedamos en el hotel Bourbon Convention Ibirapuera, www.bourbon.com.br, muy bien ubicado enfrente a un centro comercial enorme. Ideal para negocios, el complejo posee más de 600 habitaciones y muchos salones para reuniones. Sin lujos ni pretensiones, el hotel llenó nuestras expectativas y lo recomendamos.

En Río de Janeiro, utilizamos el Hotel Marina Palace. Está ubicado al frente de la Playa de Leblon, y al lado de la playa de Ipanema. Superbién situado, con un servicio correcto, y precios manejables. http://marina-palace-rio-leblon.riodejaneiro-hotels.net/.

DÓNDE COMER:

Carnes de primera en la churrasquería “Fogo de Chao”, www.fogodechao.com.br,

Las mejores pastas en el ambiente más romántico de São Paulo, en alguno de los seis restaurantes de la Familia Mancini, www.waltermancini.com.br. Los restaurantes están en una calle preciosa y muy animada, uno al lado del otro.
 
La tradición indica que los sábados en Brasil, se almuerza Feijoada en la familia. Fuimos al restaurante “Bolinha”, www.bolinha.com.br, a probar el famoso plato brasileño y nos encantó a todos.

DÓNDE COMPRAR:

Los sábados en São Paulo hay que ir al mercado de la Plaza Benedito Calixto, porque es precioso, pequeño, y venden antigüedades de todo tipo al aire libre.

La calle Oscar Freire está llena de boutiques de moda, cafés y galerías de arte. Es un lugar ideal para ver y ser visto; gente bella y snob saludándose como si lo hubieran ensayado. Lujo y glamour en cada esquina.

En el barrio japonés de Liberdade venden todo tipo de baratijas orientales. Los domingos organizan un mercado libre, con tarantines de comida y recuerdos.
La calle 25 de marzo es el sitio más popular de compras en São Paulo. Dicen que es peligroso, pero yo vi policías en cada esquina, por lo que no sentí ningún peligro. Venden ropa muy barata, disfraces, zapatos y artículos de todo tipo.

El Centro Comercial Iguatemi en Jardim Paulistano es lujosísimo. La famosa joyería Tiffany & Co recibe a los asistentes desde la fachada, y adentro están las boutiques de Chanel, Bulgari, D & G, Lacoste, Vuitton y muchas otras que muestran lo mejor del mercado de lujo que hay en Brasil.

DÓNDE RESERVAR:

En tu agencia de viajes de confianza, o en la línea aérea y hotel que escogieron.

NO OLVIDEN:

Tener el certificado de vacuna de la fiebre amarilla al día, por si acaso la piden. También el certificado de vacunación Covid-19, y el examen negativo de la enfermedad unas horas antes de montarte en el avión. En São Paulo, visitar el Museo de la Lengua Portuguesa en la Estación de la Luz, www.museudalinguaportuguesa.org.br. Es novedoso y realmente espectacular.

Comer sándwiches de mortadela y pasteles de bacalao, que son los platos populares, en el Mercado Municipal de São Paulo. Está ubicado en el centro, en un edificio espectacular.

Álvaro Montenegro
@alvaromont
E-mail: 
alvaromont@gmail.com