El Valle Arriba Golf Club tiene en los niños su mayor ejemplo de vida
Rafael Navarro, presidente del VAGC, enarbola orgulloso la bandera de la unión, el compañerismo y el sano disfrute
      A-    A    A+


El Valle Arriba es uno de los clubes más emblemáticos de Venezuela. Elegante, cálido y agradable, fue fundado hace 80 años en una hacienda de caña de azúcar que en aquella época quedaba en las afueras de Caracas. Desde entonces, se ha distinguido por enarbolar la bandera de la unión, el compañerismo y el sano disfrute de sus socios, alrededor de un campo de golf espectacular que tiene una vista del Ávila que fue envidia del mismísimo Manuel Cabré.

Pues bien, dirigir los destinos del Valle Arriba Golf Club representa una responsabilidad y un privilegio extremo, que en los actuales momentos ejerce con pasión Rafael Navarro, un caraqueño de pura cepa, que a los 54 años ve con optimismo el futuro inmediato.

Apasionado de los deportes desde niño, Navarro vio en el fútbol una veta inagotable de emociones, éxitos y sinsabores, pero en definitiva un medio que forjó su carácter con constancia y disciplina. “Durante toda mi vida practiqué deportes, sobre todo el fútbol, el cuál jugué en todas las categorías, hasta el profesional con el Galicia en los años 1985 y 1986. También entrené con el Caracas”.

Explica que esta competitividad forjada en el balompié le sirvió para hacer la transición hacia el golf, disciplina que asegura es apasionante en todos los sentidos. “Jugué por primera vez en unas vacaciones que disfrutamos hace años en un resort y desde ese momento me picó el gusanillo y quedé con las ganas de seguir jugando”, dijo.

Rafael Navarro cuenta con el apoyo irrestricto de una familia que encabeza con su esposa desde hace 30 años, Claudia Sequera, y que complementan sus hijos Daniela, Sofía y los morochos Sebastián y Santiago, quienes ven al VAGC como su segundo hogar.

“En efecto, hago vida en el Valle Arriba desde hace 12 años, estimulado por un grupo de amigos que en definitiva canalizaron mis inquietudes hacia el golf. En la actualidad encabezo desde hace un año una directiva de 12 miembros de los cuales puedo nombrar al vicepresidente Luis Terrero, Rafael Chavero, Rannel Hernández, Alejandro Goiri, Leopoldo Molina, Alexander Salazar, Carlos Guillén, Carlos Cordido, Zandra Jacir, y el doctor Andrés Mosillo. Es un sólido equipo que trabaja como tal, siempre en beneficio de nuestros 650 socios propietarios y más de 100 asociados familiares”.

Por los niños
El objetivo principal que se ha trazado la junta directiva del VAGC tiene que ver con la incorporación de los niños en todos los espacios del club, esa juventud pujante que se levanta en un espacio seguro y amigable. “Nuestra gestión se inició hace un año con la meta de incorporar a los niños a todas las actividades del centro, obviamente incluyendo al golf y su escuelita. Aquí es donde el club ha fomentado la participación de esos ‘brotes verdes’ que han venido haciendo todo tipo de actividades. Antes no era así, ya que los niños tenían espacios más reducidos y nosotros hemos logrado ahora que los muchachos se acerquen al club con mucho entusiasmo”.

Específicamente la escuelita de golf ha motorizado los esfuerzos de la junta directiva, que ve en esta estructura un medio para levantar niños y jóvenes en un ambiente de disciplina, que a la larga generará individuos integrales en la sociedad. “La escuela de golf ha sido para nosotros un emblema y en este punto no solo mantenemos sus condiciones, sino que las hemos intentado mejorar con la contratación de Luis Rivas, quien es uno de los docentes más preparados del país a la hora de impartir sus enseñanzas. Eso sin duda nos va a generar un crecimiento importante en cuanto al desarrollo de nuevos golfistas. En la actualidad tenemos entre 30 y 40 niños, cifra que sin dudas irá ‘in crescendo’ con el aporte y dedicación de los profesores Juan Carlos Berastegui, Omar Pacheco y, por supuesto, de nuestra leyenda viviente Ramón Muñoz, quien con humildad y talento ha sido el jugador más grande que ha pasado por el club. Su aporte sigue siendo incondicional y eso lo valoramos en toda su dimensión”.

Pero el Valle Arriba no es solo distracción y sana camaradería. También el club capitalino aporta una importante cuota de talento a las selecciones nacionales de golf y en este sentido Rafael Navarro se muestra orgulloso. “En este momento contamos con tres baluartes del golf nacional como son Virgilio Paz, Rocco Saraceni y Sebastián Salazar. Esto nos llena de orgullo porque obviamente forman parte del semillero que hemos alentado en el VAGC”, asegura el directivo, agregando que estos muchachos que encarnan la generación de relevo, vienen a rescatar las viejas glorias que dejaron jugadores de la talla de Vicente Amengual, Rafael Salas, los hermanos Shadah, los hermanos Camacho y Antonio Armada, quienes son los primeros en el ranking del club”.

El futuro del golf
Rafael Navarro es un convencido de que el golf en Venezuela tiene un futuro cierto y definido. “El futuro del golf en el país va íntimamente ligado a la sólida gestión de la Federación Venezolana de Golf, que está haciendo un trabajo extraordinario y a los resultados uno debe remitirse. Sin dudas que el trabajo de hormiguita que viene haciendo la FVG está dando frutos palpables”.

Y precisamente las actuaciones internacionales de jugadores del VAGC como Virgilio Paz, Rocco Saraceni y Sebastián Salazar, han venido a reforzar esa visión de futuro de un golf que hace esfuerzos por posicionarse por méritos propios en una sociedad que tiene en el beisbol, el fútbol y el baloncesto sus deportes favoritos.


EPÍGRAFES

“Durante toda mi vida he practicado deportes, sobre todo fútbol, con el cual llegué a jugar profesional con el Galicia FC en los años 1985 y 1986”.

“Nuestra gestión en el VAGC tiene como objetivo incorporar al mayor número de niños a las actividades del club, obviamente incluyendo al golf y su escuelita”

“Contamos con unos 30 o 40 niños que reciben las enseñanzas de profesionales de la talla de Luis Rivas, Juan Carlos Berastegui, Omar Pacheco y de nuestra leyenda viviente Ramón Muñoz, quien con humildad y talento sigue siendo orgullo del Valle Arriba”