Divagando a la ligera
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Los hombres tienen fama de ser mas simples que la comida de un hospital. Fama de que solo pueden hacer una cosa a la vez. Tanto es así que los amigos de mi hijo me contaban que una vez que iban varios en el carro, imagino que con un gran alboroto, como si fueran cinco carupaneras hablando rápido, duro y al mismo tiempo, Luis les gritó: “¡cállense que no puedo ver!”.

A lo mejor por eso los hombres son buenos carpinteros. Hay pocas cosas más monotarea que martillar un clavo.

Las mujeres son otra historia. Como todo el que tenga madre, esposa o hija puede atestiguar. Hay quien dice que el cerebro humano no tiene habilidades multitarea. Que eso no es humanamente posible. Yo me tomo la libertad de dudarlo. En mi experiencia, con madre, esposa e hijas, si no es posible se parece igualito. Si esos cerebros no estaban siendo multitarea, se pasaban de una a otra tarea con la velocidad de la luz y las llevaban controladitas. Si no fuera así, ¿Cómo creen que esas cinco carupaneras podían tener esas cinco conversaciones, distintas y simultáneas, sin perder el hilo de ninguna?

Divagando un poquito, a veces pienso que esa pelea por la igualdad de las mujeres es un plan de algún tipo que ante la inferioridad que sentía frente a las mujeres, y antes de que todas se dieran cuenta de que ese sentimiento no era un caso aislado, echó a rodar un movimiento de igualdad entre el hombre y la mujer, no fuera que ellas terminaran teniendo éxito en lo que Pinky y Cerebro siempre querían lograr: “dominar al mundo”.

Pareciera que Dios hizo a la mujer a su imagen y semejanza. Con Adán practicó. Luego Eva le salió mucho mejor. La propia versión 2.0.

Lo cierto es que hombres y mujeres, XX y XY, son un complemento natural. Con diferencias aparentes en el software, ¡pero no tan sutiles en el hardware!

Récord en los 200 libres en la Ivy League

En estos días, la nadadora Lia Thomas estableció un nuevo récord para la Ivy League, en estilo libre de 200 yardas. Thomas, de la Universidad de Pensilvania, ganó la competencia de estilo libre de 200 yardas, en los campeonatos femeninos de natación y clavados de la Ivy League, con un tiempo de un minuto y 43.12 segundos, estableciendo el nuevo récord. Su competidora más cercana fue Samantha Shelton de Harvard, que terminó en 1:45.82. Notable ventaja.

Además del récord, lo que llama la atención de esta noticia es que Lia Thomas, durante tres años, compitió para el equipo masculino de la Universidad de Pensilvania, bajo el nombre de Will Thomas.

Yo no puedo leer esta noticia y evitar que la mente se me ponga creativa. Y como yo soy de los monotarea, una sola cosa a la vez, me pierdo facilito.

Un metaverso paralelo - 100% ficción

Hace poco varias publicaciones estuvieron dando mucha cobertura a una supuesta oferta de más de 100 millones de dólares que le hicieron a Bryson DeChambeau para que se convirtiera en la imagen de la Super Golf League, una idea respaldada por Arabia Saudita que ha estado coqueteando con varios golfistas destacados durante el último año. DeChambeau y todo los que se sospecha que hayan sido contactados han negado que estén considerando saltar la talanquera.

Pero nadie se hubiera imaginado, jamás, que Bruce Jenner se iba a cambiar el nombre a Caytlin. Y, probablemente, si en el pico de su carrera le hubieran preguntado si lo estaba pensando, seguramente lo habría negado.

Ahora, en esta divagadita mía, en ese universo paralelo, ¿ustedes se imaginan a DeChambeau, cambiándose el nombre a Brigitte, saliendo de las rojas en un torneo de la LPGA, compitiendo con Lydia Ko? Imagino que Brigitte debería estar poteando para birdie en todos los par 4, y en alguno que otro de los par 5. También imagino que hasta allí llegaría la competencia en la LPGA, por lo menos hasta que aparezcan unas nuevas jugadoras, quizás Janet Rahm o Beatrice Koepka.

Y es que una de las más dominantes deportistas femeninas, de cualquier deporte que recuerde, sería Serena Williams, y aunque el tenis no es mi fuerte, no me la imagino ganándole Djokovic o a Nadal, ni a ninguno de los primeros del ranking de la ATP. Lo que quiero decir es que un atleta masculino de alto rendimiento debe llevar una ventaja considerable ante una atleta femenina en la misma disciplina. (Si alguien opina que es lo único en lo que le podría sacar ventaja, no voy a discutir.)

¿Y en el Golf?

Ojalá que los organismos que rigen nuestro deporte, a nivel nacional e internacional, no claudiquen ante las presiones que seguramente les llegarán cada vez mayores. Tradicionalmente, el golf ha resistido con entereza las presiones de las modas y los mercados y ha podido mantenerse como un deporte de una justa contienda, capaz de hacer competir a jugadores de distintos niveles de calidad y sexo, usando probados elementos de compensación, como hándicaps, tees y estatus. Por ahora no debería hacer falta nada más.

Carlos Serra Blasini

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Imágenes cortesía de Baltusrol Golf Club (https://www.baltusrol.org/web/pages/home)