Un año de pruebas y oportunidades
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Por Patricia Valderrama

Llegamos al 2020, un año de grandes retos colectivos para probar la madurez ante el desvanecimiento de lo que hasta ahora reconocíamos como poder constituido.

El mundo está cambiando aceleradamente de la mano de movimientos masivos que exigirán conciencia, simplicidad y lógica para conseguir una vida sin pretensiones pero decente.

Los valores de la gente cambiarán mucho durante este año y quien no lo entienda quedará por fuera de los espacios de poder. Quienes pretendan aferrarse no lo van a lograr.

Es un tiempo en el que el miedo a soltar el pasado puede marcar la vida, pero una vez superado, facilitará el encuentro con una nueva estructura que impulsará la participación en sociedades avanzadas en su concepción de bienestar y evolución.

Seguiremos con procesos colectivos de profunda reestructuración. La naturaleza nos continuará exigiendo respeto y obediencia a través de temblores, tsunamis y activaciones volcánicas.

Este es un año para la consolidación del despertar espiritual y la expansión de la verdad y la justicia en contraposición al caos intencional mundial.

Es importante continuar profundizando en la consolidación de valores humanistas elevados con los que podamos sostener el equilibrio creando mayores oportunidades de verdadero bienestar.

Arrancamos el año con una energía muy táctica pero provocadora y por eso mismo muy delicada y peligrosa.

2020 comenzó con mucha fuerza masculina destructiva: agresiva y violenta, fuerza bruta de muerte, necesaria para la reestructuración pero peligrosa por el impacto de sus consecuencias. Sin embargo, este año estará marcado por una energía femenina que ya ha madurado. Estos son tiempos para recuperar la voz interior, pero no solo con la finalidad de escucharla sino de hacerla sentir en el mundo. Por eso es tan importante continuar haciendo un esfuerzo consciente por conectar con lo que sentimos.