Sandra Yajure respira pasión por el teatro
Por Álvaro Montenegro Fortique: Dueña de una larga trayectoria como actriz y cantante, a esta consumada estrella no la detiene la situación actual, muy por el contrario busca reinventarse
      A-    A    A+


El abogado, intelectual, director y profesor de teatro Federico Pacanins afirma en sus clases que la crítica ilumina o no. Los amigos aplauden y los que no lo son tanto abuchean, pero no iluminan. La primera vez que Federico nos habló de Sandra Yajure como actriz parecía que se estuviera refiriendo a uno de esos personajes indescifrables que ella interpreta. Al describirnos sus dotes y talentos nos abrió un mundo luminoso lleno de curiosidad artística y de preguntas, que quisimos desmenuzarlas con ella y fijarlas para ustedes en una entrevista.

Socióloga y actriz, Sandra parece que transpirara artes escénicas por cada poro. Habla con tal pasión de su profesión que su mirada refleja enseguida un mundo artístico ancho, insondable y brillante. Con voz suave pero a la vez muy firme y convincente, envuelta en una belleza clásica que trasciende cualquier arquetipo, Sandra Yajure conversó con Estampas para compartir con ustedes sus vivencias y proyectos.


Su participación en comedias musicales le ha reportado un enorme éxito / Fotos @argen_photo / Maquillaje: @bynoelfernandez

–¿Qué nos puedes decir de tu niñez? ¿Estabas rodeada por una familia con inclinaciones artísticas?
–Tuve una infancia muy feliz y aunque ninguno de mis padres se dedicó a las artes, mi madre cantaba y tocaba algo la guitarra y mi padre siempre fue un gran fotógrafo y melómano empedernido. Desde que tengo uso de razón me llevaban a los conciertos de los domingos en el Aula Magna de la UCV, o al teatro a ver alguna obra infantil, o al Festival Internacional de Teatro. Toda mi infancia estuve rodeada de música, libros, visitas a museos, al ballet o a la ópera. Eran mis diversiones, nunca las sentí como una obligación.

–¿Cómo fueron tus inicios en el canto y el teatro?
–La verdad es que el canto se me fue dando de manera natural desde pequeña. La música siempre fue una manera de comunicarme con el mundo y de expresar mis emociones. Mi primer coqueteo con el canto fue a través de la coral infantil de la CTV. Tendría 6 o 7 años. También estudié piano desde muy joven, en el conservatorio de la Orquesta Simón Bolívar, y allí también entré en el coro. Recuerdo que fuimos a cantar el Mesías de Haendel en el Aula Magna. El canto polifónico tenía y sigue teniendo una fascinación para mí. En cuanto a la actuación recuerdo que cuando de niña jugaba a la casita, esos juegos no eran tan sencillos porque me encantaba inventar personajes e interpretarlos. Mi padre recuerda que una vez le pedí que me hiciera un carrito (lo hizo con una caja de cartón) porque yo quería jugar a que era una ejecutiva y tenía que pedir la comida en el autoservicio. Declamaba poemas o los leía. Cuando mi papá nos leía cuentos en las noches yo me metía en esas historias, las vivía, era como si esos personajes cobraran vida delante de mis ojos. Pero el flechazo con la actuación vino cuando llegué a bachillerato y el colegio ofrecía como actividad extra cátedra clases de teatro. Mi primera obra: Canción de Navidad de Dickens. ¡Allí me enamoré para siempre de las tablas!

–¿Cómo continuó el desarrollo de tu vocación artística a través de los años?
–Como te decía, fue en bachillerato cuando comencé a hacer teatro. Allí participé en el Festival de Teatro Estudiantil “Porte Acero”, que promocionaba el antiguo Ateneo de Caracas con su Proyecto Escuela, con el musical El mago de Oz, con el que ganamos el tercer lugar. Allí actuaba y cantaba, la combinación perfecta para mí. Al salir de bachillerato llegué al Equipo Arte Integración, donde se hacía lo que ellos llamaban “música en escena”, al mismo tiempo que comenzaba mi carrera en Sociología en la UCAB. Esa experiencia dentro del ensamble fue fundamental para mí, porque de alguna manera comencé a interpretar, quizás de manera intuitiva, distintos personajes. Personajes que no solo cantaban sino que tenían pequeños parlamentos. Cuando estaba en la universidad me enteré por la prensa de que había audiciones para entrar en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo. Yo ya estaba cursando el tercer año de carrera, pero tenía un deseo enorme por formarme como actriz. Así que audicioné. Cuando me avisaron que me habían aceptado fue uno de los días más felices de mi vida. Esa decisión constituyó un giro importante en mi carrera. Pero mi formación no culminó allí. Participé años después en diversos talleres de especialización como el Gimnasio de Actores, dirigido por la profesora Matilde Corral, y en el seminario Trabajo de Escena Intensivo para actores profesionales, dictado por la profesora Lisa Formosa, miembro vitalicio del Actors Studio de Nueva York. Tuve la suerte de tener grandes maestros como Gilberto Pinto, José Gabriel Núñez y Felicia Canneti, entre otros.

“La prensa escrita fue una gran aliada en mi carrera. Por medio de ella no solo me enteré de las inscripciones para la Juana Sujo sino también del casting que abría la productora Palo de Agua para pertenecer al elenco del musical Jesucristo Superestrella, otro momento muy emocionante para mí, de esos que siempre recordaré. De ahí vinieron Los Productores y El Violinista sobre el tejado, dirigidos por Michel Hausmann, y bajo la batuta de Salomón Lerner y el maestro Rodolfo Sanglinbeni”, agrega.

“Durante mi participación dentro del ensamble EAI, por más de 10 años, dirigido por el pianista Fernando Roa, canté y actué en montajes como El Ánfora Roja, Aquiles va la Navidad, Historia de Zarzuela y Los Libeslider. Por cierto que cantar en alemán ha sido de las cosas más difíciles que he tenido que hacer en el ámbito musical. En ese entonces conocí a Federico Pacanins, productor, director, locutor y dramaturgo, con quien posteriormente trabajaría por casi 20 años. Debo decir que mis mayores logros y mis más grandes retos como actriz y como cantante han venido de la mano de este gran personaje del mundo cultural. No puedo dejar de mencionar musicales como 100 años en una noche y La Canción de Caracas, donde tuve el honor de compartir y aprender de grandes figuras como Cayito Aponte, Rafa Galindo y Memo Morales; Aldemaro; Billo, una revista musical, o Broadway en Caracas, donde me correspondió cantar, actuar y bailar y cambiarme como 9 veces de vestuario. Todo un tour de force pero, ¡que satisfacción me dio asumir ese reto! También realizamos recientemente un homenaje a Nat King Cole y a Kurt Weill. Varios de estos musicales los realizamos junto a la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, bajo la dirección musical del maestro Rodolfo Saglimbeni y otros. La mayoría de ellos junto a la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, bajo la dirección de la maestra Elisa Vegas. La verdad es que ha sido un honor y un privilegio trabajar con estos dos grandes directores de orquesta. Así como lo fue trabajar con el maestro Alfredo Rugeles en el montaje Rossini 150, conmemorando los 150 años de ese compositor.”


Sus roles más importantes han sido con los grandes clásicos de la dramaturgia universal. Aquí interpretando a Isabela en “Medida por medida”

–En este mismo ámbito musical –continúa Sandra– tuve la experiencia de cantar junto a la Big Band CVA en espectáculos como Navidad con Billo y Billo en Carnaval. Las Big Band tienen sonidos y dinámicas distintas a las de una orquesta sinfónica. Debo decirte que me divertí muchísimo. Y en este transitar por la música, uno de mis mayores orgullos y alegrías fue la grabación de mi primera producción discográfica titulada Yo soy Sandra Yajure. Son de esas cosas que en algún momento pasaron por mi mente pero que lo veía tan lejano que prácticamente había abandonado ese sueño. Sin embargo, quizás fruto de toda la experiencia con los musicales, con la ayuda de personas como Pacanins y el maestro Albert Hernández, ese sueño “lejano” se pudo concretar. Ese CD se convirtió en uno de esos hijos que uno pare en este mundo del arte. Esos proyectos musicales también te dejan amigos. Es el caso de Juan Carlos Grisal, guitarrista, actor y cantante, con quien tuve el placer de estar como cantante invitada en los conciertos Con permiso de los autores y Concierto de Navidad. Ya ves, la música se volvió una eterna compañera de camino.

“En este transitar también hice teatro, por supuesto, con diversos directores y agrupaciones. Entre 2014 y 2015 participé en obras como El Espíritu Burlón dirigida por Basilio Álvarez, donde tuve la oportunidad de trabajar con gente muy querida como Rafael Romero, Amanda Gutiérrez y el fallecido primer actor Alejo Felipe. También trabajé en Toc Toc; Casa de sangre y cenizas, ganadora del premio de dramaturgia Isaac Chocrón 2017; Alta Traición escrita por Federico Pacanins y dirigida por José Tomas Angola, ganadora también de dos premios Isaac Chocrón: mejor autoría escénica (Angola) y mejor actor (Rolando Padilla). Retratos en Blanco y Negro y Salto Atrás con los Hermanos Marx fueron también dos obras de las que tengo muy buenos recuerdos, buenos amigos y muchas risas.

“Mi paso por la televisión ha sido corto, y digo ‘ha sido’, porque no me niego a volver a incursionar en esas lides. Mi primera novela fue Los Misterios del Amor. Luego vino La mujer perfecta, ambos en Venevisión. Posteriormente Teresa en tres estaciones donde fui la contrafigura de Belén Peláez, y Nora de Televén, junto a Daniel Lugo. ¡Qué increíble fue trabajar al lado de este monstruo de la actuación!

“En cine fui invitada a participar como actriz principal en cortometrajes como La Camarera y De una lengua ajena; y en documentales como Toque a Caracas. Próximamente se estrenará la película Que buena broma, Bromelia dirigida por Efterpi Charalambidis, donde tengo rol coprotagónico junto a Rolando Padilla, Henry Soto, Irabé Seguías, Jariana Armas y la primera actriz María Cristina Lozada.

“Me gustaría culminar este recorrido hablando brevemente de estos últimos años de carrera. Personajes como Candelaria en la obra Duelista, sobre los últimos días en la vida de Gil Fortoul, dirigida y escrita por Federico Pacanins, marcó un antes y un después en mi carrera. Grandes montajes y los roles más importantes como actriz me los han dado los grandes clásicos de la dramaturgia universal. Pude encarnar a Isabela, la protagonista femenina de Medida por Medida. En El Rey Lear me convertí en Reagan, la segunda hija de este soberano, interpretado magistralmente por el primer actor Jorge Palacios y dirigido por nuestro querido Gerardo Blanco. Y el rol de Lady Macbeth en el clásico Macbeth, junto a José Tomás Angola en esa increíble producción dirigida y adaptada por Pacanins, que coronó lo que llamamos ‘La experiencia Shakespeare’ en la Asociación Cultural Humboldt. No podría dejar de mencionar otros montajes maravillosos como Poeta Andrés Eloy; Pobrecito (sainete de Leoncio Martínez); la comedia musical El inquieto Anacobero, o Poetas Beat donde tuvimos como invitados a poetas de la talla de Armando Rojas Guardia.

“Actualmente me encuentro preparando varios proyectos, ensayando y al mismo tiempo me desempeño como docente en la Escuela de Teatro Escénica, en el Diplomado de Estudios Avanzados, en alianza con la Universidad Católica Andrés Bello.”


Sus enormes ojos están impregnados del amor por lo que hace / Fotos Luis Ernesto Rodríguez @luisernestillo

–Con tantas vivencias enriquecedoras ¿puedes compartir con nosotros cuáles son los pasos que debe dar alguien que se inicie en el teatro hoy en Venezuela?
–Por un lado creo que una de las cosas fundamentales es que la persona que quiere dedicarse al teatro tiene que empaparse de lo que esto significa. Ver muchas obras, ver buen cine. De alguna manera estar en contacto con lo que significa el teatro en Venezuela hoy en día. Y por otra parte creo que la formación es algo fundamental. Esa persona tendría que pensar en una buena escuela de formación e inscribirse. Si tiene la posibilidad de hacerlo afuera pues irse afuera, pero de alguna manera ocuparse y dedicarse a esa formación integral. A desarrollar esas capacidades que intuye que tiene adentro para ser actor o actriz, y dedicarse al teatro. Saber también que asume un compromiso, no solamente con él mismo sino también con nuestra sociedad.

–Describe los retos de una actriz de teatro como tú, que debido a la pandemia ha tenido que evolucionar hacia lo digital.
–Creo que ni en un millón de años nos hubiésemos imaginado que la humanidad iba a vivir en esta etapa una pandemia como la que estamos viviendo. Una pandemia que ha afectado al mundo entero. No ha habido profesión, no ha habido persona, no ha habido país que haya escapado de esta situación. Y en particular las artes escénicas se han visto sumamente afectadas porque una de sus premisas fundamentales es la reunión de personas en un mismo lugar para disfrutar en vivo de un espectáculo. De esa manera han sido afectados todos los actores, bailarines e incluso músicos, aunque quizás los músicos han buscado una forma de bandearse ante esta nueva forma de vivir. Yo particularmente he tenido que hacer ensayos a través de las redes, del Whatsapp, de diferentes plataformas. En lo particular es una situación muy rara. Me siento realmente fuera de mi mundo, de mi área de seguridad. Sin embargo las crisis siempre nos permiten desarrollar la creatividad y otros talentos, otras estrategias y herramientas que quizás las teníamos guardadas y que la crisis y la situación nos obliga a cambiar nuestra forma de contactar con el mundo a través del teatro. Yo sueño, por supuesto, para mí y para todo el gremio actoral no solamente en Venezuela sino en todo el mundo, con poder volver a las tablas y tener de nuevo el contacto face to face con el público. Creo que el público lo necesita tanto como nosotros los actores.

–Te hemos visto invitando a ver las obras de teatro por el canal Youtube de la Asociación Cultural Humboldt, ¿puedes comentarnos de qué se trata esa nueva presentación?
–Efectivamente, la Asociación Cultural Humboldt en estos últimos años ha venido ejerciendo una labor fundamental en el desarrollo y la promoción de la cultura. Tanto en espectáculos teatrales como musicales, conciertos con orquestas sinfónicas, exposiciones de pintura y espacios para el público infantil. Debido a esta situación de pandemia Federico Pacanins, como presidente, junto con Astrid Pasik, como directora, decidieron abrir un canal de la Asociación en Youtube, para que muchas de esas obras y conciertos pudieran estar a la disposición del público de manera gratuita. La Asociación Cultural Humboldt se ha convertido en un punto esencial para la cultura caraqueña, en un punto de referencia, y quisimos mantener ese contacto con el público, no solamente de ese público que ya asiste de manera consecutiva, sino también con personas que no han podido asistir porque se encuentran fuera de Caracas o fuera del país. Creo que es una gran oportunidad para ver y disfrutar de grandes obras de teatro, de grandes musicales, de conciertos tanto con la Orquesta Municipal de Caracas como de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, dirigida por la maestra Elisa Vegas. Disfrutar de obras clásicas como Macbeth o El Rey Lear, o Medida por medida. Es decir, este canal ha sido un puente de contacto con el público. Es una manera de decir “aquí seguimos”.

–Según tu opinión, ¿en Venezuela se hace buen teatro?
–Por supuesto que se hace buen teatro. En Venezuela hay muchísimo talento, no solamente actoral sino muchos directores de teatro y dramaturgos que han querido poner sobre las tablas buenas obras con grandes elencos y excelentes textos. No podemos olvidar que tuvimos una época de oro con José Ignacio Cabrujas, Román Chalbaud, Isaac Chocrón. Y por supuesto siguen existiendo excelentes directores y muy buenas puestas en escena. Yo creo que como en todo el mundo la gente puede escoger qué quiere ver. Creo que hay de todo un poco, pero pienso que el buen teatro prevalece y seguirá marcando pauta dentro de la historia del teatro venezolano.

–Si hoy tuvieras que asignar prioridades en tu vida profesional, ¿hacia dónde dirigirías tu preferencia principal? ¿Hacia el canto, el teatro o el cine?
–Yo siempre he sido una gran amante del teatro. Es donde me he desarrollado, y es donde pienso que cualquier actor se forja y se forma dentro de esta profesión. Si yo tuviese que dirigir mi carrera hacia alguno de esos puntos como el canto, el teatro o el cine, debo decir que el teatro me sigue enamorando y apasionando. Sin embargo me encantaría incursionar un poco más en el mundo del cine. Del buen cine, con buenos directores. Creo que es una deuda que me tengo a mí misma. Como comenté antes por allí viene el estreno de Qué buena broma, Bromelia. Sin embargo me encantaría que este acercamiento al cine se siga desarrollando en los años venideros.

–¿Puedes comentarnos sobre algunos de tus proyectos futuros?
–Sobre mis proyectos futuros debo decir que me encuentro sumamente emocionada. A comienzos de este año tuve la oportunidad de interpretar a Lady Macbeth, que fue completamente un reto y un regalo de la vida poder interpretar este personaje. Actualmente me encuentro ensayando una obra del maestro, escritor y ganador del premio Nobel, Mario Vargas Llosa. El personaje es Sherezada, la gran cuentacuentos femenina de la narrativa universal, en una obra titulada Las mil noches y una noche. Es algo que nos tiene a todos muy motivados y muy contentos. En el futuro cercano interpretaré a Teresa Carreño, en una obra escrita por José Tomás Angola. Otro gran reto dentro de mi carrera. Y también estoy trabajando en una obra escrita especialmente para mí, cosa que me llena de orgullo y de gratitud, de la poeta Carmen Verde titulada Sara. Así que tengo trabajo por delante y estoy muy agradecida a Dios por estas oportunidades.

Ahora quisiera hacerte unas preguntas para que los lectores conozcan un poco más sobre tu personalidad. Son del intelectual francés Bernard Pivot, las utilizaba James Lipton en su programa Inside The Actor´s Studio y se inspiraron en el cuestionario de Marcel Proust:

–¿Si pudieras reencarnar en una planta, un árbol, o un animal, en cuál preferirías hacerlo?
–No creo en la reencarnación, pero si eso fuese posible, sería en un Cristofué.

–¿Y en cual no te gustaría reencarnar?
–En una serpiente

–¿Cuál es el sonido que más te gusta escuchar?
–El canto de los pajaritos en la mañana

–¿Y el sonido que detestas escuchar?
–El llanto de un niño o de un perro. Me genera mucha angustia y mucha impotencia

–¿Tu palabra preferida?
–Jesús. Cuando pronuncio su nombre sé que le hablo a mi creador, a mi Señor, a mi Padre.

–¿Y la palabra que detestas escuchar?
–Mijita… Nunca me gustó que mi mamá me llamara así, y a veces aún lo hace.

–Si no hubieras sido actriz, ¿qué otra profesión hubieras escogido?
–Bailarina clásica.

–¿Y la profesión que jamás hubieras aceptado ejercer?
–Juez. Creo que impartir justicia verdadera es algo casi imposible.

–¿Cuál es tu ambiente preferido?
–Sentada frente al mar, en un atardecer.

–¿Y el que menos te gusta?
–Los ambientes caóticos, desordenados y ruidosos

–¿Qué te emociona en la vida?
–Me emociona emprender proyectos nuevos, ver una excelente actuación, una buena obra de teatro, de esas que te mueven las fibras. Me emociona saber que con pequeños gestos de amor puedo generar bienestar en la vida de otras personas. Me emociona ver que en el mundo hay muchas iniciativas en distintas áreas para procurar una mejor calidad de vida, ya sea individualmente como a comunidades. Me emocionan cosas sencillas como disfrutar una rica comida, conversar con la gente que amo, saber que mis sobrinos están bien. Me emociona un beso o un abrazo. Me emociona el amor o el agradecimiento que te puede expresar una mascota.

–¿Y qué te molesta?
–Me molesta mucho que la gente me hable con ironía y sarcasmo. Me molesta enormemente la hipocresía, el abuso, que alguien me grite, o que alguien me acuse injustamente del algo. Me molesta y me duele el abandono de los perros que últimamente se ve en nuestro país, como los botan a la calle sin piedad. Eso me molesta y me duele enormemente. Me molesta que me digan que me van a llamar y no lo hagan. Me molesta enormemente la corrupción a todo nivel. “El compadrazgo”, “la palanca”, “el enchufe”, son cosas que le han hecho muchísimo daño a nuestro país. La injusticia en general, es algo que puede sacarme de mi centro.

–¿Algún hobby?
–Me encanta leer la Biblia, estudiarla, tratar de entender sus pasajes. Pero lo veo como algo más serio que un hobby, casi como un hábito. Me gusta también cocinar, sobre todo cuando es para otras personas. Y me encanta ver películas, podría pasar todo el día viendo buenas películas.

–Si algún día te retiras, ¿En qué lugar de Venezuela te gustaría hacerlo?
–Mérida, aunque no creo que sea ya como yo la recuerdo de niña.

Tranquila y serena, envuelta en una bella sonrisa que contrasta favorablemente con sus enormes ojos impregnados por la pasión por lo que hace, Sandra terminó esta entrevista dejándonos un gusto aún mayor por las artes escénicas, y mucho más entusiasmo por su inagotable capacidad puesta al servicio del arte.