¿Sabemos actuar con empatía?
Por Maytte Sepulveda: A través de su práctica aprendemos a ponernos en el lugar de los demás, sin juicios, críticas o suposiciones, para experimentar unas relaciones más saludables
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La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar de otra persona para conectarnos mejor con ella y conocer sus verdaderos sentimientos y pensamientos, de manera que podamos experimentar unas relaciones más positivas y saludables.

A través de la empatía logramos aceptar sin juicios ni críticas las decisiones y el comportamiento de los demás, aunque nosotros hubiésemos decidido o actuado de otra manera. También nos da la capacidad de comprender que todos somos diferentes y que cada persona tiene sus necesidades y anhelos. No hace falta que pensemos igual o que estemos de acuerdo en todo para relacionarnos con empatía.

Las relaciones basadas en el respeto y la tolerancia, donde se utiliza la escucha activa y la buena comunicación, terminan siendo duraderas y satisfactorias. El ingrediente necesario para conseguirlo es la empatía, porque esta nos permite conocer y comprender mejor a las demás personas, nos facilita la resolución de los conflictos y ejercer cierto liderazgo positivo al ser mas valorados por los demás.

Estas son las claves

Mostrar interés. La conexión entre nosotros ocurre cuando bajamos la velocidad, nos mostramos interesados en conocer mejor a la otra persona y nos damos el tiempo necesario para hacerlo. La verdadera conexión surge cuando nos dejamos llevar, cuando reconocemos y aceptamos respetuosamente las diferencias y, sin prejuicios ni críticas, nos conectamos por unos minutos para saber cómo piensa y siente realmente la otra persona.

Practicar la escucha activa. Es escuchar prestando atención mientras la otra persona se comunica con nosotros, sin interrumpir, con un silencio atento, acompañado de la expresión corporal de manera que el otro sepa que existe verdadero interés en lo que está diciendo. La mayoría de las veces, por el solo hecho de expresar emociones o pensamientos en un espacio de confianza, la persona puede recuperar la claridad que le hacía falta sin necesidad de que digamos algo.

Actuar sin prejuicios. Es importante aprender a abrir la mente para poder aceptar las ideas, el comportamiento, la actitud y el punto de vista de otras personas aunque sean diferentes al de nosotros. Así lograremos relacionarnos con los demás de una manera más empática y asertiva. También implica crear un espacio amplio de respeto y confianza en el que el otro sienta la confianza de compartir con nosotros sus verdaderos sentimientos y pensamientos, sin tener que esconderlos o disfrazarlos para poder agradarnos.

Brindar apoyo. Todos necesitamos en algún momento recibir la comprensión y el apoyo que otra persona nos pueda brindar. No estamos hablando de que tengamos que aconsejar o tratar de solucionar la situación de los otros todo el tiempo. Cada quien es responsable de su vida y de afrontar y superar sus dificultades. Pero sí podemos acompañar y dar apoyo para que sus procesos sean más llevaderos. Por eso es importante aprender a guardar con frecuencia un silencio respetuoso para permitirle a la otra persona que, no solo se exprese con libertad, sino que además descubra la solución o las respuestas que busca por sí misma, a través de la compañía y la escucha atenta que le brindamos.


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