Luces y sombras de un rey carismático
Por Maytte Navarro: Nació en el exilio y 11 años después pisó el país que representaría y al que empujó a la europeización
      A-    A    A+


Agosto, mes de relax en las casas reales de Europa, viene marcado con la singularidad del año que ha sido una sucesión de sorpresas. El Reino de España se despertó en una mañana veraniega con la sorpresa de que el rey emérito Juan Carlos de Borbón había resuelto irse del país para que su presencia no afectara el reinado de su hijo Felipe VI. El soberano más popular se autoexiliaba en un destino secreto.

Recorrer la vida de Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón, “Juanito” para sus más íntimos, es una mezcla de verdades y mitos. Hemos seleccionado algunos momentos relevantes de su vida para contarla.


Roma, la ciudad eterna, lo recibe

Juan Carlos nació el 5 de enero de 1938 en el Hospital Anglo Americano de Roma. Siendo sus padres Juan de Borbón y Battenberg, conde de Barcelona, y de María de las Mercedes de Borbón y Orleans. Fue el segundo de los hijos. Tuvo tres hermanos: Pilar, Alfonso y Margarita. Su primera infancia transcurrió en el Palacio Torlonia. Los bautizó el cardenal Eugenio Pacelli, quien posteriormente sería el papa Pio XII, en la capilla de la Orden de Malta, siendo sus padrinos sus dos abuelos, Carlos de Borbón-Dos Sicilias y la reina Victoria Eugenia de Battenberg.

A los 10 años regresó a España procedente de Estoril para comenzar su formación como rey bajo la tutela de Franco. Fue un recorrido en el tren Lusitania-Express marcado por la soledad. Atrás quedaba su familia. Ahora se encontraría con mentores que pondrían su atención en forjar un carácter propio de un rey.


Con su hermano, Alfonso de Borbón


La desgracia

En marzo de 1956 se celebraba la Semana Santa y Juan Carlos, de 18 años, compartía con su hermano, el infante Alfonso de Borbón, quien también nació en Roma y era cuatro años menor que Juanito. Después de asistir a los oficios religiosos propios de esas fechas regresaron a Villa Giralda, residencia de los Borbón en Estoril. Los hermanos se dirigieron a la biblioteca donde se entretendrían jugando tiro al blanco.

Según informaciones y narraciones señalan que Alfonso sacó una pistola que le habían regalado, un arma pequeña que casi parecía un juguete. Ocurrió el accidente fatídico, una bala que se encontraba dentro se escapó y lo hirió mortalmente. No hubo tiempo de hacer nada, a los pocos minutos el infante de 14 años estaba muerto.

Algunos historiadores señalan que este suceso fue silenciado por orden de Franco. La familia quedó sumida en una tristeza total y en una crisis. La última versión confirmada señalaba que la pistola había sido accionada por Juan Carlos quien ignoraba que estaba cargaba.

Su boda con la princesa Sofía de Grecia


La vida familiar

El 14 de mayo de 1962 contrajo matrimonio con la princesa Sofía de Grecia. La ceremonia se celebró por el rito católico y el ortodoxo ya que la novia profesaba esa religión y luego se convirtió al catolicismo.

La pareja se había conocido durante el crucero organizado por la reina Federica de Grecia en el barco Agamenón. Eran jovencísimos. Sofía tenía 15 años y Juan Carlos 16. Un encuentro que no levantó pasiones. Luego coincidieron en celebraciones de parientes, pues Sofía y Juan Carlos son primos lejanos. Pero fue en 1961, durante la boda de los duques de Kent en Londres, donde Cupido hizo su trabajo. En una oportunidad Juan Carlos declaró: “Amo a la princesa Sofía desde el primer momento en que la vi. Es una de las pocas mujeres que conozco capaz de llevar con toda dignidad una corona real”. Con el tiempo ese amor se esfumó pero se ha reconfirmado lo segundo.

Se convirtió en padre en 1963 cuando nació la princesa Elena. Para muchos su hija preferida, con quien mejor se lleva. En 1965 llegó Cristina y, por fin, en 1968 nació Felipe, quien se convirtió en Príncipe de Asturias y por lo tanto el nuevo heredero de la Corona.


Junto a Francisco Franco, su mentor


La vida pública

El 22 de julio de 1969 Juan Carlos de Borbón prestó juramento ante las Cortes franquistas como sucesor de Franco a título de rey. Con esta decisión el dictador se saltaba la línea de sucesión pues a quien le correspondía subir al trono era a Juan de Borbón, conde de Barcelona y padre del juramentado.

Juan Carlos accedió a la Jefatura de Estado y el 20 de noviembre de 1975 fue finalmente coronado como rey de España convirtiéndose así en jefe de Estado.

El hecho de alterar la línea de sucesión hizo que el conde de Barcelona lo tomara como una traición de parte de su hijo y le reprochó que no se lo hiciera saber cara a cara pues él era el titular por derecho. Una decisión los mantuvo alejados durante mucho tiempo.

Sin embargo el día más importante para el futuro político de Juan Carlos fue el 23 de febrero de 1981, cuando se dio la intentona del golpe militar. El rey apareció en la televisión e hizo un llamado a los militares a respetar la democracia. La orden la da como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, lo que tuvo eco en los altos mandos y el proceso democrático siguió su curso. Podríamos decir que esa noche fue su verdadera coronación.

Hombres como Adolfo Suárez acompañaron al monarca en esta tarea de consolidar a España en el siglo XX, su economía creció y el país fue ocupando un lugar entre las naciones que alcanzaban importantes logros sociales, económicos y políticos. Juan Carlos se convirtió en el embajador por excelencia y en un europeísta a carta cabal. 


Sex-symbol de una época

El rey de España no solo utilizó su carisma y simpatía para facilitar acuerdos, sino que paralelamente se consagraba como un sex-symbol y comenzó la leyenda de conquistador insaciable, lo que ha llevado a la opinión pública a murmurar cifras casi increíbles de mujeres que han compartido alcoba con el ahora emérito.

Entre los nombres que aparecen en el listado de conquistas –algunas figuraron incluso como posibles esposas– se encuentran María Gabriela de Saboya, un amor que resultó imposible pues debía superar la negativa de Franco; después apareció la condesa Olghina de Robilant. Ya casado surgió la vedette Bárbara Rey. También se inscribieron en esta lista Liliane Sartiau, Sara Montiel, Carmen Díez de Rivera, llamada la musa de la transición, que fue un hueso duro de roer por parte de Juan Carlos pero que, según lo testimoniaron cercanos a ambos, al final cayó en sus brazos.

Le siguen Sol Bacharach, la decoradora Marta Gaya, una de sus relaciones más serias y estables. Sin lugar a dudas, la más ambiciosa y conocida, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, ahora Corina Larsen, quien llega cuando el Rey había perdido todo su encanto físico pero conservaba sus influencias y relaciones. Corina agrega al sexo el gusto por el poder, lo que sin duda es un coctel explosivo. Se afirma que no se conformaba con ser la favorita, esperaba estar en La Zarzuela.

El final ya lo conocemos. Una cadera rota, un elefante muerto y la pérdida del respeto por un monarca que hasta ese momento era apreciado en el país y cuyos ciudadanos, hasta entonces, se habían hecho la vista gorda en lo que respecta a su vida privada. Ahora se habla de tráfico de influencias y luego la misma Corina confesó, en unas grabaciones reveladas quizás para ejercer venganza, que no era su testaferro y que había recibido de su majestad un regalo de 65 millones de euros.


Luciendo el uniforme de la Armada


Un rey con varias visitas al quirófano

Juan Carlos de Borbón ha visitado 17 veces el quirófano. Todas las operaciones han sido exitosas. La primera intervención fue a los 16 años cuando sufrió apendicitis. En 1981 regresó a la mesa de operaciones debido a un accidente contra una puerta de vidrio que le ocasionó un corte en el nervio radial, lesiones en nariz, manos, tórax, antebrazo y muslos. En 1985 sufrió de una fibrosis por una fisura en la cadera, en 1991 se fracturó la rodilla derecha, después lo operaron de várices, seguido de la extirpación de un nódulo pulmonar, luego vino una serie de 8 operaciones ortopédicas. Cerró este ciclo una operación cardíaca.


La abdicación

El 2 de junio de 2014 el rey Juan Carlos I anunció su abdicación que se hizo efectiva el 19 de junio. Para justificar su decisión señaló: “Una nueva generación reclama el papel protagonista para afrontar con renovada intensidad los desafíos".

Atrás quedaba su decisión de renunciar a los poderes absolutos, la participación en cumbres internacionales, los viajes representando España, el recibimiento de grandes personalidades, su neutralidad política.

Después de la abdicación vino su retiro de la vida pública, lo que expresó a través de una carta que dirigió a su hijo y que concluyó con estas palabras: “Hoy te expreso mi voluntad y deseo de dar este paso y dejar de desarrollar actividades institucionales, a partir del próximo 2 de junio. Tomo esta decisión desde el gran cariño y orgullo de padre que por ti siento, con mi lealtad siempre. Un grandísimo abrazo de tu padre”.

Con esta medida quiso alejarse de los focos de quienes se aprovecharon de las circunstancias para ir en contra de la monarquía. Nadie pensó que Juan Carlos, quien siempre ha manifestado que morir en el exilio debe ser muy triste, tomara otra decisión posterior, la de abandonar España. Para no perjudicar a su hijo. Acción que ha sido criticada por algunos por considerarla una evasión.

En su hoja de vida quedan páginas de oro de la historia de la España contemporánea y que no podrán olvidarse, así como también acciones que muestran que un rey no es más que un hombre.


@mainav