La miel endulza la faja en días muy malos para el petróleo
Por Evarísto Marín: Productores de miel de mastranto esperan llegar este año a las 150 toneladas en la Faja del Orinoco
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Con el optimismo que dan las primeras lluvias, los productores de miel de mastranto pronostican que en las tierras petroleras de la Faja del Orinoco y sus alrededores, podrían llegar este año a las 150 toneladas. El área productiva, desde el sur de El Tigre hasta los límites con Freites (Cantaura), donde está aproximadamente el 60 % de las colmenas, es tierra de alta promisión. En Anzoátegui son 74 los productores. La cantidad de miel que sale de los panales es mucho mayor cuando se suma Guárico, Guayana y Monagas. La multiplicación de apiarios, con la flor silvestre del mastranto como materia prima, es muy alentadora.


Las abejas y su arte cinético en el tejido de los panales

El clima en los últimos cinco años no ha sido benévolo. Cuando no muy esporádicas o moderadas, las lluvias no han llenado las expectativas. Sin embargo, el esfuerzo no ha decaído. La siempre ponderada miel de abejas, tan exquisita para nuestra gastronomía, rica en nutrientes y con muy valiosas propiedades medicinales contra el envejecimiento, enfermedades cutáneas, trastornos respiratorios y también para el combate de muchos virus infecciosos, entre ellos los gripales, está entre las alternativas económicas del país para enfrentar a futuro la debacle petrolera.


La miel en panal: grandioso regalo de la naturaleza para el paladar y la salud

“Esta actividad debemos verla con ojos de admiración y devoción. No olvidemos lo buena que es la miel para el ser humano, desde la infancia hasta los duros días de la vejez. Estos tiempos son muy amargos para el petróleo venezolano y sus precios, pero no para nuestras abejas. Lo que necesitamos es un buen ciclo de lluvia, para que el mastranto crezca en todas nuestras sabanas. Nuestra zafra debe estar este año entre 100 y 150 toneladas de miel”, dice Manuel Bernáez Belisario, uno de los apicultores de más larga trayectoria y con más colmenas en El Tigre y otras zonas del sur de Anzoátegui.

La asociación que los agrupa y de la cual Bernáez es presidente, tiene conexiones con organizaciones como la Federación Internacional de Apicultura (Filap) y casas proveedoras de insumos y equipos de Estados Unidos, Europa y Sur América (Brasil, Argentina).

Bernáez tiene sus apiarios y unas piscinas de agua dulce, dedicadas a la cría de peces (cachamas y cachamotes) a 22 kilómetros de su casa. El lindero norte de su finca, en producción desde hace 17 años, son los famosos farallones de Chimire. Hasta allí se llega la vía que conecta El Tigre con Bajo Hondo y el campamento de San Tomé.


Con equipos protectores, Manuel Bernáez, un empleado y uno de sus nietos revisan uno de los panales en producción

Nos cuenta Bernáez que más del del 80% de los apicultores, afiliados o no a la Asociación de Productores de Miel del Sur del Estado Anzoátegui, cuenta con equipos mínimos para realizar la actividad de manera cónsona: extractores eléctricos, mesas de desoperculado, tanques de almacenamiento, protectores adecuados y otros implementos de trabajo como ahumadores, pinzas, palancas o paletinas. En menor proporción (aproximadamente 20%) también están dotados de salas de extracción de alta tecnología.

Bernáez admite que el mercado se ha contraído significativamente dado el proceso de hiperinflación que vivimos y la disminución del poder adquisitivo, pero la demanda de mieles por parte de laboratorios médicos y empresas productoras de alimentos aún se mantiene en niveles aceptables. “Crecer y mejorar son en estos momentos palabras clave”, enfatiza. Y recuerda que de haber mayor apoyo financiero, tecnológico y de seguridad para las áreas productivas, el futuro es muy grande. Explica que la flor del mastranto, antes solo motivo de inspiración poética y musical en nuestros llanos, tiene un poder mágico para mieles de alta calidad.



Fotos: Archivo de Evaristo Marín