El arte de amar en los autistas
Por Yandris Saldivia: Aman y sienten al igual que cualquier otra persona y con ellos siempre se conseguirá afecto y especialmente mucha sinceridad y transparencia
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Además de confundirlo con una enfermedad, muchas personas en la actualidad se preguntan ¿qué es el autismo? Esta condición se conoce como una patología compleja del cerebro que conlleva problemas sociales, de conducta y del lenguaje. Es conocida en términos médicos como Trastorno Espectro Autista (TEA), no mide clases sociales, razas o géneros y puede afectar a cualquier edad.

“El espectro del autismo es muy amplio y tendemos a darle siempre el mismo significado. No son necesariamente más neuróticos que el resto de las personas. Es cierto que tienen formas diferentes de ver el mundo, pero en ocasiones sus puntos de vista son más valiosos”, dice el psicólogo venezolano Héctor Martínez.

Por otra parte, el amor es uno de los sentimientos más complicados para el ser humano. También para todas aquellas personas que son distintas, más aun para quienes siéndolo no lo saben. Eso de querer o no querer es para la mayoría de los individuos un vaivén de emociones, algunas calmadas y buenas, pero otras con tintes violentos y con tragedia. Las relaciones de personas autistas son un poco diferentes a las de los individuos sin trastornos de ese espectro (llamados neurotípicos) porque estos últimos sí pueden vivir en pareja.

Es por esto que llegó el momento de romper con el mito de que los niños con autismo no tienen sentimientos aunque tengan problemas para expresar cariño, debido a su manera de relacionarse con el mundo exterior. Sin embargo, son totalmente capaces de amar a las demás personas y sienten afecto como cualquier otro ser humano. Su única diferencia es que lo expresan de manera distinta, con una forma única de hacerlo.

Son personas muy afectivas pero son muy extremistas en sus emociones. Cuando tienen miedo, es muchísimo miedo; cuando están estresados, están al borde del colapso, y cuando están molestos, están totalmente enfurecidos. Son de afectos muy fuertes por lo que tienden a ser dependientes de quienes los rodean.

Esto no solo pasa con emociones simples sino también con sentimientos más profundos como la pena y el amor. Porque al sentir amor por alguien quedan profundamente enamorados. Aman de una manera extrema al mundo y muchas veces suelen tener problemas por tanto afecto. Es por eso que las personas neurotípicas no entienden su manera de amar.

Igual ocurre con la amistad: ellos no le mienten a sus amigos, tampoco los utilizan y quieren de una manera única y especial a sus compañeros de vida. Las personas con esta condición sienten al 100% porque son individuos muy cariñosos y tienen una necesidad constante de recibir afecto de aquellos a quienes aman.

Los autistas son totalmente ingenuos, netamente fieles y con muchas ilusiones; simplemente desean amar y ser amados por cada persona con la que conviven. En resumen, tener autismo no significa no ser humano, sino ser diferente.