La escultura ecuestre de Simón Bolívar llegó al puerto de la Guaira el 19 de octubre de 1874, y los festejos destinados a su inauguración se realizaron el 07 de noviembre del mismo año, en medio de un gran júbilo nacional
Naufragio de la estatua del Libertador
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Por Rafael Simón Jiménez


Simón Bolívar, libertador de Venezuela y de medio continente suramericano, terminó sus días en medio del ostracismo y de la censura de su nombre por los gobernantes de las naciones que había emancipado. Sin embargo, su propia grandeza impuso la pronta reivindicación, y del repudio se dio paso a los reconocimientos y la apoteosis, iniciándose un culto que en muchos casos ha alcanzado el rango de religión laica.

En Venezuela, es el propio general José Antonio Páez, colocado en el centro de la reacción anti-bolivariana, quien se encargará de promover el reconocimiento y las glorias al padre de la Patria, tomando la iniciativa de repatriar sus restos y de darle mayor realce y colorido a los actos programados para la inhumación de sus restos en la catedral de Caracas. Pero será en tiempos del septenio Guzmancista (1871-1888) cuando los honores y la exaltación de Bolívar adquieran mayor relevancia, y para la perpetuación de la gratitud y el reconocimiento nacional, el gobierno acuerda erigir una estatua ecuestre en el centro de la plaza que lleva su nombre en la ciudad que lo vio nacer.

Se adopta como modelo a seguir la estatua original, edificada en la ciudad de Lima el 09 de diciembre de 1859 en la oportunidad de conmemorar la victoria de Ayacucho, y se le encomienda la tarea al escultor Adamo Tadolini, quien realiza gestiones ante empresas de fundición del viejo continente, contratándose finalmente el trabajo con una empresa de Múnich, Alemania, que se compromete a entregar el trabajo en un plazo de 18 meses. En 1874 en conocimiento de la finalización de los trabajos de fundición de la estatua ecuestre el gobierno programa unas festividades dedicadas a su inauguración, la cual debería realizarse el 28 de octubre de 1874, día de San Simón.

La estatua es ubicada en quince cajas, donde se distribuyen sus piezas y es embarcada desde Alemania, haciendo escala en la isla de Saint Thomas, donde es reubicada en el bergantín Thora, encargado de su traslado definitivo al puerto de la Guaira; mientras en Caracas una junta especialmente designada se encarga de realizar una programación que moviliza al Ejecutivo, a los sectores representativos y a toda la población en torno al acto, del cual quería extraer el megalómano de Guzmán Blanco los mayores réditos politivos. Sorpresivamente y por un error de Navegación, el barco que contiene la preciada carga se acerca imprudentemente al archipiélago de los Roques, encallando en unos arrecifes aledaños, lo que obliga a la tripulación a abandonarlo y a dejar las quince cajas a la espera de un rescate.

En Caracas, la desafortunada noticia al conocerse trastoca la programación realizada, pero las prioridades se enfocan en acudir rápidamente al lugar del naufragio para tratar de salvar la estatua, para tal fin se habilita el 15 de octubre de 1874 la Goleta Cisne con naves auxiliares para trasladarse al lugar y realizar las labores de rescate, las cuales se cumplen parcialmente pues logran embarcarse catorce cajas, pero la numero quince que contiene el caballo por sus dimensiones no cabe dentro de la nave por lo que se deja en tierra firme en el archipiélago enviándose una segunda embarcación para concluir el ansiado rescate.

Luego de todas estas numerosas peripecias, finalmente la estatua llega al puerto de la Guaira, el día 19 de octubre, y los festejos destinados a su inauguración, se realizan definitivamente el 07 de noviembre de 1874, en medio de un gran júbilo nacional, y de un público que plena la plaza Bolívar de la capital.




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