Mientras se incrementan los enfrentamientos en la Franja de Gaza se espera un nuevo gobierno en Jerusalén
Misiles y Cambio
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Por Carlos Roque


“El grupo extremista Hamás lanzó el lunes un ataque con misiles contra Jerusalén luego de que cientos de palestinos resultaron heridos en enfrentamientos con policías israelíes en una mezquita, lo cual agravó las tensiones en la Ciudad Sagrada y acrecentó la posibilidad de que se desate una guerra en la región”, destacaba el 10 de mayo la Agencia AP.

El corresponsal Josef Federman añadía en la nota: “Israel respondió con bombardeos en toda la Franja de Gaza, donde fallecieron 20 personas, entre ellos nueve niños. Más de 700 palestinos resultaron heridos en choques con fuerzas de seguridad israelíes en Jerusalén y Cisjordania, incluyendo casi 500 que recibieron atención en los hospitales”.

Un episodio nada nuevo en las recurrentes tensiones de una guerra- con variantes de recursos y escenarios-entre el Estado de Israel creado por la Organización de Naciones Unidas en 1948 y países árabes-palestinos con enfrentamientos de alcance mundial como “la Guerra de los Seis Días” en 1967 y la “Guerra del Yom Kippur” en 1973 y con repetidos diálogos y acuerdos de paz con la presencia de garantes internacionales.


ESCENARIO ACTUAL

La reciente descarga de misiles de Hamás durante varias semanas y la contundente respuesta bélica israelí - apaciguada luego por el cese al fuego acordado por las partes en Egipto- se inscribe en el clima de crispación que se vive en el Medio Oriente con el avance de factores extremistas islámicos, el ya largo conflicto de Siria que tiende a consolidar el mandato de Bashar al-Asad y la influencia militar de Irán en la zona y que se amplía con la ruptura del Pacto Antinuclear por el gobierno de Donald Trump. Al mismo tiempo, la estrategia siempre agresiva de Hamás, la más importante de las organizaciones islámicas que controlan la Franja de Gaza.


NETANYAHU EN JUEGO

Para algunos observadores la fuerte contraofensiva de Israel a los misiles palestinos, que en la opinión pública presagian una contienda de mayor gravedad, más que a la magnitud del ataque vecino obedecería al interés del gobierno de Jerusalén en estimular el músculo patriótico ante las dificultades, incluso la posibilidad de abandonar el cargo, del Primer Ministro desde hace doce años, Benjamín Netanyahu.
En noviembre de 2019 el Fiscal General de Israel Avichai Mandelblit acusó formalmente a Netanyahu por corrupción, en tres casos separados que incluyen soborno, fraude y abuso de confianza .El acusado dijo ser víctima de una “cacería de brujas”, por parte de sus oponentes y los medios de comunicación y que se trataba de un intento de “ Golpe de Estado”. A partir de entonces, pese a dos votaciones en la Knéset en las cuales ha sido ratificado en la posición, el país siente la sensación que vive una crisis de gobernabilidad. La analista Barbara Olett-Usher, escribe: “Los problemas legales de Benjamín Netanyahu han marcado sus últimos años en el cargo, haciéndole centrarse cada vez más en su supervivencia política en lugar de gobernar y son también una de las razones de la parálisis política del país. En los últimos tiempos ha estado buscando nuevas leyes que le otorguen inmunidad ante un proceso jurídico”, agrega.


UNIDAD Y CAMBIO

El miércoles junio 2 Yair Lapid del partido Yesh Atid “Hay Futuro” anunció la firma de un pacto de 8 fuerzas opositoras(2 de izquierda, 2 de centro, 3 de derecha y un partido árabe) para sustituir a Natanyahu según fue comunicado al presidente Reuven Rivlin, y el cual establece: “Me comprometo a que el Gobierno sierva a todos los ciudadanos de Israel, tanto a los que nos votaron como a los que no; que respetará a sus posiciones y hará lo posible para unir y conectar todas las partes de la sociedad israelí”. La investidura será a los diez días del anuncio, aunque como ha ocurrido en el pasado, es posible que la alianza pueda sufrir alguna deserción estimulada por la dirigencia de Likud, la organización gobernante. De aprobarse la fórmula Nafatali Bennett (del partido Yamina, ultranacionalista, incluso opuesto a la existencia de Palestina) ejercería el cargo hasta 2023 y Lapid (de Yesh Atid, centrista y conocido como presentador de televisión) lo haría hasta 2025.


ETERNO CONFLICTO

Un nuevo gobierno en Jerusalén no eliminaría en lo esencial el enfrentamiento palestino-israelí, por el contrario podría incrementarlo pero con un manejo más realista de las nuevas tendencias y en busca de mecanismos de convivencia en la diversidad. Tampoco es de espera un cambio radical en el comportamiento extremo del radicalismo islámico pero es posible que exista ahora un mayor peso de los sectores que privilegian la política frente a la guerra. Todo es posible en “Tierra Santa.” 





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