La necesidad de la vacunación se asocia además con otras preocupaciones cotidianas de los trabajadores venezolanos
No es la vacuna la que mata
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Por Gustavo Oliveros


No es tan evidente, pero a estas alturas del partido, tampoco es muy sutil, ya que algunos intelectuales se han percatado del plan macabro, concebido por las grandes potencias mundiales, para eliminar a los mayorcito de 65 años. Si formas parte de este renglón, olvídate de la vacuna, bien sea esta de origen chino, ruso, europeo o estadounidense; si te inyectan, estás condenado a dejar este mundo sobre poblado, aliviando el gasto de los Estados con grandes déficits, en lo que al sostenimiento de la vejez se refiere.

Una vez desechado, probablemente te convertirán en conserva, esas galletas María que comes a diario o las Oreo de chocolate que terminan siendo adictivas. O bien ascenderás a los cielos en una lata de embutidos o en un paquete de salchichas, esto, pensando en los avances tecnológicos sobrevenidos en materia alimentaria desde 1973, año en que se exhibió “Cuando el destino nos alcance”. Ese film que conmovió al mundo protagonizado por Charlton Heston y Edward G. Robinson, magistralmente dirigido por Richard Fleischer.

Si a estas aprensiones le agregamos la cantidad de información que recibimos al respecto por parte de los teóricos de la conspiración, lo mejor es hacerse el pendejo, y permanecer escondido en el sótano de las casas, como judíos ante la razzia de la SS. Ser viejo no es un deleite; todo lo contrario,es como un enjambre de ladilla en los genitales familiares, por lo tanto, la sociedad actual no va a cuestionar de ninguna manera la “solución final”. Los viejos Pal hoyo… o bien pal horno.

En Venezuela han sido muchos los avances en ese renglón, los viejos ya se murieron desde hace rato sin darse cuenta, deambulan fantasmagóricamente por las calles de la ciudad, de banco en banco, metiendo sus tarjetas de débito en cajeros inservibles, todos los 21 de cada mes, a la espera de recibir el efectivo correspondiente a su jubilación. Fueron vacunados con la “mengua” y no están al tanto que nos los estamos comiendo en cada butifarra que compramos en los Bodegones. Establecimientos estos,que crecen en progresión aritmética respecto a la desaparición de los cajeros automáticos. Ellos,los jubilados, afortunadamente en su demencia senil no se han percatado de su suerte, de lo contrario sufriríamos terribles espasmos digestivos. Más ahora, en medio de la pandemia, si nos viene a la memoria el viejo cuento sobre los entierros chinos.
 
La idea de buscar el fin de los ancianos no tiene muchoque ver con la disminución del PIB en la economía mundial, tampoco con la vacuna, sino con la memoria. Nada más peligroso para los políticos modernos, nada más conspirativo para la sociedad, y quizás, nada más fastidioso para la familia, que un anciano recordando los viejos tiempos y haciendo comparaciones. Los modeloseconómicos actuales, prevén que un menorcrecimiento poblacional también acarreará unaumento en el producto y sueldo por trabajador. Esto, a la final, sumando dos más dos, nos lleva a una “conchupancia” internacional sin izquierdas ni derechas: Los viejos ahora somos la excusa de los políticos ante su mala gestión administrativa. Vacúnenlos a todos o envíenlos al Poliedro.
 
Se afirma que las personas en edad laboral pagan más para apoyar a los ancianos por lo cual, los presupuestos públicos sienten la carga del mayor costo total en programas de salud y jubilatorios de las personas mayores. Sin embargo, nadie habla del crecimiento obtenido por los Estados, gracias a esa cantidad de pensionistasque dieron parte de su vida en beneficio de los más jóvenes de hoy, quienes, arrellanados en sus curules, los ven ahora como una carga. Maten al viejo que está jodiendo la economía mundial.

David Fernández, quien se ganó, en el 2016, el 4º Premio Nacional de Periodismo de APD, por su crónica titulada: “El rápido envejecimiento redibuja la economía mundial” publicada en el diario El País, de España, reseñaba que 2.100 millones de personas tendrían más de 60 años para mediados de este siglo frente a los 900 millones existente al momento de escribir su crónica.
 
“El envejecimiento, sin embargo, no es exclusivo de Europa –señala el periodista–. En EE UU, por ejemplo, cada día se jubilarán más de10.000 trabajadores calificados para este año; en Japón habrá solo 2,1 trabajadores por cada pensionado; en China la población en edad de trabajar tocó techo en 2015; en Corea del Sur la tasa de fertilidad ha caído de seis hijos en 1950 a solo 1,3 en la actualidad…Solo África y la India parecen escaparse de la maldición de las arrugas.”

En su crónica investigativa, Fernández aclara que las proyecciones señalan que el peso del colectivo de personas mayores de 65 años sobre la población mundial pasará del 9% en 2010 al 19% en 2050. “Esto significa que las demandas sanitarias van a aumentar irremediablemente hablando. Junto al gasto sanitario, los Estados se las verán muy feas buscando garantizar los sistemas públicos de pensiones. Estos podrían alcanzar los78 billones de dólares para la fecha señalada, casi el doble de la suma de su deuda pública actual, según un informe del Citi, titulado “La crisis de las pensiones que se avecina”.Lo bueno, para los mayores de 60, es que no existiremos en ese 2050 y quienes nos condenan hoy, en presente, se las verán bien feo mañana, frente al futuro que les espera. Entonces recordaran que lo peligroso de un viejo,pensionado o no, no es precisamente el PIB, sino la memoria. Ese tesoro invalorable que se desperdicia ante la vanidad, la ignorancia y la estupidez humana.


1.- https://elpais.com/economia/2016/06/15/actualidad/1466000256_627560.html

2.- La OPSen números estima que para 2050 se duplicará el número de personas mayores de 60 años a nivel mundial y en la región de las Américas. En 2025, las personas de 60 años y más representarán el 18,6% de la población total de la región. América Latina y el Caribe es la segunda región de más rápido crecimiento en términos del número de personas mayores de 60 años, detrás de África. Sin embargo, el aumento de la esperanza de vida no se traduce en calidad de vida.

Brasil informó que el 76% de las muertes relacionadas con la COVID-19 durante febrero a septiembre del 2020 se dieron en adultos mayores.

 En Perú, las personas mayores de 70 años tuvieron las tasas más altas de mortalidad por la COVID-19 durante marzo - mayo de 2020. Las estimaciones de Canadá muestran que más del 80% de las muertes por la COVID-19 se han producido en residencias o centros de atención a largo plazo

4.- Mi suegra tiene razón en no querer vacunarse a sus 77 años, ella afirma que tiene más de 20 sin sufrir ni siquiera de una gripecita y su organismo es posible que se debilite únicamente ante la kriptonita. Si los chinos la descubren, seguramente se la comen cruda.