Quien esté en la barrera no puede tener miedo a ser golpeado. Así lo dice el manual del fútbol y son conocimientos básicos que les enseñan a los "chamos" cuando se inician en este deporte
CR7: ¿Fichaje Equivocado?
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Por Hernán Quiroz Plaza


“Fiasco”, “Golpe y hundimiento”, “Imperdonable”, “Debe hacerse cargo”, “Prefiere perder 4-3 con tres goles suyos que ganar 1-0 con gol de un compañero”… La lista de calificativos reprobatorios se le apilaron en la puerta en una sola noche a Cristiano Ronaldo, acostumbrado a los triunfos europeos y a las caricias de la prensa. La Juventus fue eliminada por tercera vez consecutiva en la Liga de Campeones con él en el campo y la filosa hoja de la crítica esta vez no encontró más destinatarios. El Porto, al que muchos daban como pan comido, la bajó del carro en octavos de final. Y jugando 74 minutos con diez hombres por una expulsión demasiado severa del juez holandés Kuipers. Mostrando llamativa eficacia y decisión, Porto había vencido 2-1 en Portugal, guarismo que debió ser más amplio, pero, a tres del final, Chiesa hizo una aparición feliz y puso el descuento. Eso llevó a considerar como seguro el paso de ronda del cuadro turinés. Y, aunque la Juve ganó finalmente 3-2, quedó fuera por el gol de visitante.

Tuvo una noche infortunada Cristiano, en verdad no muy distinta en juego al que practica siempre; no veremos en él gambetas ni arabescos ni pases geniales, lo suyo es ambición, acechanza, oportunismo, remate y goles. Esta vez no se le dio nada, se lo vio duro, perdió pelotas simples, no logró combinar con sus compañeros y, en la jugada clave de todo el enfrentamiento, cometió un fallo garrafal: tiro libre para el Porto, que parecía sentenciado por el hombre de menos, se opuso una breve barrera de sólo tres hombres, ejecutó Sergio Oliveira (volante muy interesante y técnico) y la pelota, a ras de piso, fue derecho a donde estaba Cristiano, pero éste se dio vuelta y además abrió sus piernas. El balón pasó justo por entre ellas y sorprendió a Szczęsny. Fue el segundo gol del Dragón, que obligaba al local a marcar dos goles más. Y ya no había tiempo, iban 115 minutos. Chiesa, veloz, endemoniado, alcanzó a marcar uno más (había convertido el primero). No obstante las gruesas adiciones marcadas por el juez (dio 13 minutos de añadido en todo el juego), llegó el final amargo.

¡Cristiano Ronaldo saltando y girando en la barrera…! Quien esté en la barrera no puede tener miedo a ser golpeado. Así lo dice el manual del fútbol y son conocimientos básicos que les enseñan a los "Chamos" cuando se inician en este deporte. "Es un error gravísimo e imperdonable que no tiene excusas. Cuando preparas los jugadores que deben ponerse en la barrera, hablas con ellos y les dices que si alguno tiene miedo te lo diga y no le pones”, afirmó con dureza aunque con razón Fabio Capello, ahora comentarista de Sky Sports TV. Alessandro Del Piero, otra gloria de la entidad y ahora analista televisivo, lo responsabilizó: “No tuvo muchas chances pero desperdició un cabezazo que tendría que haber hecho valer”. Tancredi Palmeri, de la cadena beIN Sports le adjudicó la peor nota del cotejo: 3, en tanto le puso 8,5 a Chiesa.

Ese error y sus pocas luces durante el desarrollo condenaron a Cristiano. Le recordaron que su pase costó una fortuna (117 millones de euros) y su contrato (31 millones de euros libres de impuestos), Triplica al segundo futbolista mejor pago de Italia. Que llegó esencialmente para ganar la Champions y en la suma de sus tres participaciones fue decepcionantes. En el 2019 superados por el Ajax en cuartos, en 2020 por el Lyon en octavos y ahora por el campeón de Portugal. Con un agravante, en 2015 y 2017 Juventus fue finalista. Estaba a un palmo de lograrlo y se encomendaron a Cristiano para conseguirlo. “Solo faltaba un escaloncito para ser campeón, pero en lugar de subirlo, bajó tres”, escribió Giuseppe Nigro, de La Gazzetta dello Sport.

La desazón Juventina se suma a que, después de ganar 9 scudettos consecutivos, ahora también está lejos de ese objetivo, a diez puntos del Inter, el líder. Y la Copa Italia, que la Juve había conquistado cinco veces al hilo, le fue esquiva en las dos ediciones que jugó CR7. Quien ha logrado buenos números de goleo en estas tres temporadas, pero tampoco ha conseguido ser el máximo artillero de la Serie A, en el 2019 fue Fabio Quagliarella (Sampdoria, 36), y en el 2020 Ciro Immobile (Lazio, 30).

“¿Si fue un fichaje equivocado…? ¡Absolutamente, sí! Lo he dicho desde el primer día. Incluso demostrando estima por un gran campeón como él: pero es demasiado costoso y demasiado condicionante”, declaró en radio Punto Nuovo el expresidente bianconero Giovanni Cobolli Gigli. “Está costando a razón de un millón de euros por gol”, agregó. Cobolli Gigli, como los medios en general, coinciden en que hay que armar un equipo nuevo en Juventus sobre la base de Federico Chiesa, quien apunta para estrella. Chiesa llegó recién en octubre desde la Fiorentina (10 millones de euros el préstamo y 48 más la cesión definitiva ahora en julio) y ya es la figura del equipo, con goles, desbordes, movilidad y penetración. Pero no juega para Cristiano, como hizo Benzema durante años en el Madrid, hace lo que indica la jugada, si tiene que definir él, no le pide permiso. Es el gran acierto de la directiva.

Le queda un año más de contrato en Italia al divo portugués, pero los columnistas de los rotativos no aseguran que se quede. “Ese tema está en manos de Agnelli”, dicen. Se refieren a Andrea, presidente del club y miembro del imperio empresarial más grande de Europa: la FIAT y todo su conglomerado de compañías. Las opiniones de los hinchas en las redes sociales están divididas: para unos, el equipo no lo ayuda a Cristiano, para otros, “él vino como el factor diferencial, pero no hace la diferencia”. Otra buena porción de aficionados cree que lo ideal es invertir el dinero en formar un plantel más competitivo y no en engrosar los números individuales de un jugador.

Con 36 años, puede que aún consiga algún logro relacionado con el gol; su aporte a la construcción de juego, que nunca fue su fuerte, ahora es casi invisible. Ya no habrá más Balones de Oro. Pero nunca lo demos por acabado, su voluntad y su ambición siguen latiendo.