Por José Blasini: Si las redes sociales hubieran existido en la década de los 40, probablemente hoy la mitad del mundo hablara alemán.
¡Lo que hay que hacer es esto!
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Era junio de 1941, cuando Alemania atacó Rusia, y entonces  Churchill le ofreció asistencia a los soviéticos. Tan concreta fue la oferta, que firmaron un acuerdo ese mismo año. Cuando Churchill anunció la alianza con la URSS en una transmisión por radio, se cuidó de enfatizar que esa alianza no cambiaría su postura contra el comunismo. Una postura que hoy le llega frecuentemente a las nuevas generaciones como memes con sus ocurrentes citas, que se usan como ejemplo de porqué hay que combatir el comunismo y el socialismo. Por ejemplo: 



Hoy, probablemente, ese anuncio Churchill lo hubiera tuiteado.  

Vamos a imaginarnos por un rato que Twitter y Whatsapp hubieran existido en 1941. ¿Se imaginan el rebulicio que se hubiera formado en las redes? Dígame el que se hubiera formado cuando Churchill y Roosevelt anunciaron en 1943 que se iban a reunir en Teherán con Stalin. ¡Con Stalin! El tipo estaba mandando en la Unión Soviética desde que se murió Lenin en 1924 y, comparados con él, los de la dinastía de Corea, los Idi Amin, los Sadam, y sus otros semejantes parecen unos niños de pecho.

¡El troleo hubiera sido de otro planeta!   

¿Porqué? Bueno. Porque en esa época, y aún durante la guerra, no todo el mundo estaba muy de acuerdo. Antes de la guerra había apoyos claros a Alemania; claramente pro-nazis. Durante la guerra, ya no se le apoyaba muy abiertamente, hasta traición podría ser, pero, por dentro, cautelosamente, discretos, el corazoncito seguía allí.

Y para esos germanófilos encapillados, las redes sociales hubieran sido una bendición.   
 
Son anónimas. Listo el asunto de la traición. Y son particularmente atractivas para los radicales. Son las mejores amigas de los radicales. De izquierda o derecha, no importa. Radical es radical. Son un amplificador. Unas inmensas cajas de resonancia. Olvídate de que un mensaje se multiplica. No es un asunto de multiplicación, es de exponenciación. Un mensaje de paz y amor es aburrido (Sin que te de pena. Si es.). Pero un mensaje inflamatorio, como todos los pensamientos de los radicales, es atractivo. Y como son unos mensajes atractivos, los demás radicales que los leen y se identifican con esos pensamientos les dan like y hasta le añaden un piquetico propio y lo rebotan 100 veces. La propia pirámide. Exponencial. Después, por otra parte, hay unos internautas descuidados, que rebotan toda vaina, y, listo, ¡se viralizó!

A lo mejor, si las redes hubieran existido, Churchill arruga.
Como arrugan todos los días los "líderes" de la Venezuela de hoy.   

Y es que sorprende de unos veteranos que saben, desde que eran estudiantes, que cuatro gatos en el pasillo del rectorado, tirando piedras y quemando papeleras, parecen la revolución francesa; y dan buenas fotos; pero que no son más que eso: ¡Cuatro gatos! Ruidosos, sí. Casi nunca mayoría. La mayoría, casi siempre, lo que quiere es seguir con sus cosas. Seguramente comparten varias de las aspiraciones de los cuatro gatos. Pero, no tanto como para perder el año.

Imagino que algunos líderes de hoy todavía no han terminado de entender ese asunto de las redes y creen que son la imagen de la verdad; que Dios les habla por las redes. Pues no. En todos los grupos de redes sociales siempre hay un "participante", radical, apasionado u ocioso (con frecuencia, radical, apasionado y ocioso) que está todo el día buscando mensajes que validen lo que piensa, y cuando los consigue se los reenvía al mundo entero. No están buscando planteamientos para analizarlos y formarse una opinión; están buscando argumentos que respalden su propia opinión. La que ya tienen. Con el tiempo los consiguen, identifican las fuentes, las comienzan a seguir y a reenviar al mundo entero. Fuentes reales o no, por cierto. Unas fuentes si existen, esos sicarios digitales (guerreros del teclado les dicen). Otras no. (Y es que han aparecido grupos de generación y difusión de desinformación que le producen muchísimo beneficio a quienes los manejan.)  

En épocas pasadas, sin las redes sociales, los radicales pasaban aceite en bruto. Si se enteraban de algo (en un periódico, en la radio o en la televisión), no podían reenviarle su opinión al mundo entero, sino a aquellos a los que se consiguieran y le echaran su discurso; y, una de dos, o los oyentes pensaban igual, eran igual de radicales y se reunían en una peña a rumiar sus opiniones, con su licor favorito, y la cosa no pasaba de allí; o los oyentes no pensaban igual y si se calaban todo, cortésmente, la próxima vez, huían por la izquierda al verles venir.

¡Qué tiempos aquellos! Ahora no puedes huir. Con frecuencia te los tienes que calar.   

Pero lo importante de todo este tema es lo mucho que se echa de menos un líder que diga ¡Lo que hay que hacer es esto! Aunque las redes griten lo contrario (porque radical que se precie, grita). Es que, si no es así, entonces ese líder no actúa en función de principios, de ideología. Actúa en función de su interpretación de lo que las masas quieren. Más por miedo que por interpretación. Y lo que parece que no sabe es lo poco que las redes representan a las masas. Los cuatro gatos del rectorado. Lo mismo de siempre, cuatro gatos a los que alguien les mueve los hilos.

Líder: m. y f. Persona que dirige o conduce ... un grupo social u otra colectividad.



¡Lo que hay que hacer es esto!  

Señores, ¡Dirijan! No dejen que los tirapiedras y sus multiplicadores les fijen la agenda. La historia solo reconoce a los que tienen el camino claro y lo siguen; aunque muchos se les opongan, otros, muchos más, les seguirán. ¡Dirijan! Si el camino era el correcto, el tiempo lo dirá. De otra forma, unas minorías, unas masas anónimas, intervenidas por quien sabe que grupos de desinformación, serán las que fijen las rutas; y ustedes, adivinando.

Hoy hay mucha charla de que toda solución pasa por que la "sociedad civil" se convierta en el actor protagónico de un proceso que nos lleve por el camino para alcanzar la meta. Pero ¿cuál proceso?, ¿cuál camino?, ¿cuál meta? La sociedad civil nunca se mueve si no se dirige. Si no hay alguien que diga cuando, como y para donde. Que motive. ¡Que dirija!

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Stalin, Roosevelt y Churchill en Teherán en 1943.