Por Jose Blasini: Venezuela logra obtener un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
Los amigos en la ONU
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Cómo hizo Venezuela para sentarse en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas

Medio mundo (medio mundo en Venezuela, quiero decir) está sorprendido, indignado, decepcionado y/u otros estados anímicos que terminen en “ado”, de que Venezuela haya logrado obtener un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Y digo medio mundo aunque creo que me quedo corto, porque sospecho que hasta a los oficialistas algún “ado” quedaron también.

Esa votación fue secreta. Traducción: todo lo que voy a escribir a continuación son elucubraciones ociosas para tratar de pintar un escenario, por demás sin sustento, de qué fue lo que pasó ahí

Veamos. Los 193 países que votaron lo hicieron por una de 3 razones: 1.-Porque creen genuinamente que el récord de Venezuela en Derechos Humanos la hace merecedora de un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU; 2.-Porque estaban siguiendo lineamientos de algún otro país que los convenció de que así lo hicieran; y 3.-Porque votaron en contra de los lineamientos de algún otro país que se oponía al ingreso de Venezuela al Consejo.

Por una parte, no parece muy creíble que haya 106 países que crean genuinamente qué Venezuela merece estar en ese consejo. En este mundo superconectado, por Internet y la TV, con todas las imágenes que han salido de Venezuela en los últimos años. Por lo menos se hubieran abstenido. Ahora, por otra parte, no es menor sorpresa que 153 países hayan votado por Brasil; que 153 países crean que el Brasil de Bolsonaro va a ser un ejemplo del respeto de los Derechos Humanos. Tampoco deja de sorprender que Venezuela haya obtenido más votos que Costa Rica, un país de hippies con saco y corbata, que ni siquiera ejército tiene, puro paz y amor; o pura vida como dirían ellos mismos. Entonces, no pareciera que las credenciales de los países que eran candidatos fue el criterio que particularmente privó en el momento de la votación. Ese es el problema de las votaciones secretas; nadie pasa pena.

Con el respeto de la cancillería venezolana, la votación no debe haber sido el resultado del esfuerzo concertado y sostenido de las delegaciones diplomáticas para convencer a cada uno de esos 106 gobiernos de que votaran por Venezuela. A lo mejor sí fue eso lo que pasó y en ese caso habría que quitarse el sombrero. La cancillería le puede reportar cualquier versión a la Presidencia. La votación fue secreta. No hay problema. No los pueden desmentir. Pero va a ser muy difícil que se venda y se compre que eso fue lo que pasó. A lo mejor por eso es que no ha habido mucho intento de venta.

La segunda razón es que las cancillerías de algunos países hicieron una campaña a favor de Venezuela. Acá siempre se piensa en los sospechosos habituales, reales o no, porque, de nuevo, como la votación fue secreta no queda sino imaginar. Pero es que en el imaginario venezolano se da por descontado que fueron los de siempre los que hicieron lobby por que Venezuela fuera incluida en el Consejo. Cuba, Rusia, China, los de siempre. Que pueden haber convencido a algunos países, además de a los que Venezuela se ha acercado en estos últimos 20 años.

La tercera razón es que algunos de los países que votaron a favor de Venezuela, en realidad lo que hicieron fue votar en contra de los países que promocionaban no incluir a Venezuela en el Consejo. Principalmente Estados Unidos.

Revisando esas razones, la segunda y tercera opción pareciera que cargan con la mayor parte del peso del porqué los países votaron de una forma o de otra. Y si dentro de este ejercicio mental, muy hipotético por lo demás, le damos credibilidad a que hayan sido las últimas 2 razones las que motivaron los resultados de la votación, entonces no es solo la Venezuela opositora el país que debería estar bien preocupado por ese resultado.

Aunque parezca difícil de creer que un país decline su decisión soberana sobre lo que considera correcto, sus principios, si los tiene, subordinándolos a los lineamientos, que por razones geopolíticas o comerciales, le son dictados por un tercer país, estos casos no son para nada inusuales en esos organismos. Por eso es que casi nadie opina bien de ellos. Entonces, sí ese fue el caso, que Venezuela haya obtenido una posición en el Consejo más que una victoria para Venezuela, uno pudiera leer que, en realidad, el asunto fue una derrota para el país qué lideraba la oposición a su inclusión. No que Venezuela ganó, sino que aquél otro país perdió.

A la inversa, para aquellos países que promocionaron la inclusión de Venezuela en el Consejo de los Derechos Humanos el resultado de la votación fue una victoria. Una clara victoria de la agilidad y alcance de las cancillerías de esos países. Esto debería estar siendo un asunto de particular interés para el país que perdió.

Hubo una época en la que parecía que las cancillerías de Estados Unidos e Inglaterra, particularmente, no parecían capaces de comprender cómo funcionaba el resto del mundo. Se dice que eso cambió mucho durante el período de Henry Kissinger. Por otra parte, las cancillerías de Cuba, Rusia y China parecen moverse como pez en el agua en aquellos países del segundo mundo para abajo. (Como una divagancia adicional, siempre me ha sorprendido que aquellos países donde efectivamente si existió un Imperio, así con mayúsculas, con emperadores y zares, hayan logrado evitar que el resto del mundo les ponga en la categoría de imperialistas. Eso no es sin culpa, ni resultado del azar; ¡eso es todo un éxito!).

Fin de la teoría conspirativa de esta semana. Pudiera ser que eso fue lo que pasó.Y para ponerle número a las cosas, que es casi una obligación en esta era digital, las motivaciones han podido ser así:
Por la razón número. 1: 10 votos
Por la razón número. 2: 40 votos
Por la razón número. 3: 56 votos
Para un total de 106 votos.

Fuente: procesos neuronales propios, sin las restricciones convencionales.