Por Carlos Roque: La mandataria del Táchira enfrenta una situación regional compleja e incluso la mayoría chavista en el Consejo Legislativo regional plantea un antejuicio de mérito en su contra
Laidy Gómez
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Laidy Gómez, reconocida militante de Acción Democrática y candidata de la alianza opositora resultó electa como gobernadora del estado Táchira en las elecciones del 15 de octubre de 2017, junto con los aspirantes del Zulia, Mérida, Anzoátegui y Nueva Esparta, como voceros críticos al régimen, en unos comicios que fueron cuestionados por denuncias de irregularidades y fraudes, y por haber sido convocados a instancias de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) considerada como ilegítima. Contrariando la orden de la Mesa de la Unidad (MUD) que aconsejaba a los nuevos gobernantes no juramentarse ante la ANC (salvo Juan Pablo Guanipa quien se negó a hacerlo, lo cual facilitó el llamado a una nueva votación en la cual resultó favorecido en candidato oficialista, Omar Prieto), el resto cumplió con la demanda y asumieron los cargos. Sin duda fue una escogencia en medio de la tormenta, si se toma en cuenta que la entidad andina era sacudida entonces por intensas acciones de calle con balances de muertos, heridos y numerosos daños materiales, lo que reproducía lo ocurrido en 2014 cuando el Táchira y Mérida también se convirtieron en baluartes de fuertes protestas enfrentadas también por una brutal represión.

La gestión de la gobernadora de esta manera debería enfrentar de esta manera ya no solo las complicaciones ampliamente conocidas de la región fronteriza agravadas ahora por el enfrentamiento entre los gobiernos de ambos países, sino incluso la inicial incomprensión de sectores opositores que se inclinaban por rechazar el mandato popular. Históricamente el Táchira ha sido el epicentro de graves tensiones políticas, de invasiones y de guerras, sobre todo en los siglos XIX y XX. El problema de los indocumentados que durante años fue un tema de intensas discusiones y de crisis en la zona, cuando el territorio venezolano resultaba más que atractivo, tentador para los habitantes colombianos del Norte de Santander y el epicentro de Cúcuta. En los últimos años cuando el tema de la migración se ha invertido y son los nacionales los que desbordan la frontera para radicarse en el vecino país, el tema se ha tornado mucho más grave; sin tomar en cuenta el fortalecimiento y la multiplicación de los grupos de la violencia delictiva combinados con células guerrilleras y paramilitares y que en las últimas semanas han siso sometidas al registro público después de lo ocurrido con el grupo conocido como “Los Rastrojos”.

El operativo de la ayuda humanitaria desde Colombia convocado el 23 de febrero de este año con la presencia del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, avalado por el presidente de Colombia Iván Duque y los mandatarios de Chile Sebastián Piñera y de Paraguay Mario Abdo Benítez, además del Secretario General de la OEA, Luis Almagro y el senador republicano Marco Rubio en el marco de un costoso concierto internacional, generó como era previsible una serie de acontecimientos que han radicalizado la crisis política y social venezolana pero de manera especial en el límite tachirense. Desde un comienzo se pensó que la gestión de Laidy Gómez estaría sometida a enormes exigencias, porque además debería afrontar las presiones de Miraflores, toda vez que es una gobernante opositora, en materia del adecuado suministro de recursos y la colaboración de los organismos nacionales.

EL LIDERAZGO
Laidy Gómez es abogada, militante de AD y fue electa mediante primarias como candidata de la MUD para las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, cargo que ejerció durante dos años hasta la consulta de gobernadores en la cual por cierto obtuvo el 63,27 por ciento de los votos derrotando al aspirante a la reelección y reconocido dirigente nacional del PSUV, José Vielma Mora, que alcanzó 35,41 por ciento. En los dos años de su gestión, incluso sectores opositores reconocen la capacidad demostrada para enfrentar un cuadro abiertamente desfavorable y a diferencia de otros estados, agravado por el creciente conflicto limítrofe que se expresa de diversas maneras y en los últimos meses marcado por la amenaza de las operaciones o la intervención militar. Para algunos comentaristas, Laidy Gómez podría representar una opción en materia de candidatura presidencial en el futuro en el escenario de las alianzas opositoras, toda vez que contaría no solo con sus legítimas aspiraciones para el cargo sino que estaría avalada por el hecho de haber surfeado en los avatares de una verdadera tormenta.

ACUSACIÓN Y JUICIO
A propósito del escándalo generado por la publicación de fotografías en las cuales aparecen miembros de “Los Rastrojos” al lado de Juan Guaidó durante su presencia en Cúcuta por el operativo de ayuda humanitaria, el Ministerio Público ha ordenado un conjunto de investigaciones a funcionarios de la gobernación que habrían colaborado y participado en el traslado del presidente de la AN a territorio vecino en aquella oportunidad y que tendrían de alguna manera vinculación con los grupos paramilitares y concretamente con “Los Rastrojos”, considerados por el gobierno de Bogotá como peligrosos factores de la violencia delictiva. El Fiscal General Tarek William Saab, ordenó investigación y decretó aprehensión contra funcionarios cercanos a la gobernadora que habrían facilitado el traslado de Guaidó y por supuestas vinculaciones con delincuentes; entre ellos Loryis Silva, asistente de la funcionaria. Gómez ha rechazado las acusaciones y considera que tienen una finalidad esencialmente política y buscan convertirla en el centro de una operación que procura finalmente debilitar los alcances de su mandato. Sin embargo, el martes 24 de septiembre la mayoría oficialista del Consejo Legislativo de la entidad anunció que evalúan solicitar antejuicio de mérito contra Gómez por estos hechos, lo cual podría acarrear su destitución en el mediano plazo.

La situación del Táchira, más allá del incidente de “Los Rastrojos” y el posible antejuicio a la gobernadora, tiende a complicarse aceleradamente y resultaría temerario emitir juicio sobre los acontecimientos que podría ocurrir próximamente, incluso las consecuencias que ellos pueden tener a nivel nacional. Los recientes ejercicios militares de la FANB van a ser respondidos según se ha dicho por fuerzas militares de Colombia en combinación con efectivos norteamericanos que si bien se refieren a otra materia, es obvio que constituyen una respuesta a la llamada “alerta naranja”. Mientras tanto Laidy Gómez serena seguirá colocada en el ojo de la tormenta.