La campaña electoral de Estados Unidos, ha estado caracterizada por nuevos elementos distintos a la tradición del voto norteamericano.
Trump o Biden
      A-    A    A+


Por Equipo de Política


El martes 3 de noviembre los electores estadounidenses vuelven a una cita con el voto para escoger Presidente de la nación por cuatro años. Donald Trump del Partido Republicano elegido en 2016 apuesta a la reelección en apretada disputa con Joe Biden, aspirante del Partido Demócrata en un marco caracterizado por recientes tensiones sociales y raciales, reacomodo significativo del escenario internacional y una situación económica impactada por los alcances de la pandemia del Covid-19. 

A diferencia de otras elecciones en la cuales las encuestas prefiguraban casi de manera automática el resultado de la votación, en esta oportunidad (al igual que en 2016) el sufragio mayoritario del electorado podría ser confiado a los 538 votos de los colegios electorales de los cuales una diferencia de 270 delegados decide el nombre del nuevo gobernante. En la última elección entre Trump e Hillary Clinton la candidata demócrata superó por tres millones de votos al actual mandatario quien, en cambio con una cantidad de 46 estados y 1725 delegados a favor, accedió al poder de la Casa Blanca. En la historia electoral del país, se registran 5 casos similares destacándose en lo ocurrido en el 2000, entre el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore, en donde finalmente se produjo una decisión de La Corte Suprema que facilitó el mandato del primero. 

El electorado de Estados Unidos, alcanza un promedio de 137.053.916 de votantes, registrándose una participación del 55.4%, además, desde 1964 es mayor la interacción femenina en el acto de votación. También se conoce que se encuentra en el país un 13.3% (de 32 millones) de hispanos que participarían en las elecciones, superando al 12.5% de los afroamericanos. 


LA NUEVA GUERRA FRIA

Durante el mandato de Donald Trump, se ha configurado un escenario a partir de su gestión diplomática y las políticas internas en el plano social, que algunos analistas consideran como los rasgos de una nueva “guerra fría”, la confrontación militar y nuclear que caracterizó los años de la post-guerra, ha dado paso a una competencia cada vez más agresiva en el orden comercial y tecnológico teniendo como contraparte a China y otras naciones asiáticas; En otro orden, la gravitación política de Rusia en los países europeos, y la presencia de naciones, que en buena medida comparten sus líneas estratégicas, como Irán, Turquía, Corea del Norte, y en menor medida en América Latina, Venezuela, Cuba y Nicaragua, entre otras naciones; destacándose el caso venezolano que muchos comparan con lo que representó la Cuba de Castro en los años 60 como un factor estratégico contrario a la diplomacia de Washington.

Sin duda, una situación que ha potenciado el liderazgo de Trump, que si bien siempre se consideró un personaje más propio de los negocios y el espectáculo que de la política propiamente dicha, ha demostrado capacidad de convocatoria en la población norteamericana y que además, ejerce un liderazgo típico de los populismos emergentes. Ello explica, que la campaña electoral se haya desplazado del terreno de la confrontación de programas y de propuestas a un escenario en el cual priva la personalidad del mandatario. En este caso, Joe Biden, quien por su experiencia de gobierno como vicepresidente de Barack Obama, es percibido como un típico funcionario de La Casa Blanca y un dirigente de partido, a diferencia de los atributos de su contendor, ha hecho que sea la personalidad de Trump, la que capitalice el debate electoral, hasta el punto que para algunos comentaristas el voto ahora no sería demócrata o republicano sino como un especie de plebiscito alrededor de Trump. 


LA CAMPAÑA 

Lógicamente, la campaña electoral ha estado afectada por la pandemia del covid-19, lo cual ha hecho que se restringa en lo posible la clásica actividad de calle que caracteriza la búsqueda del voto y que se refugie fundamentalmente en los medios de comunicaciones y principalmente en las redes sociales, que hace 4 años fueron un poderoso recurso en manos del aspirante republicano. Incluso la tradición de los debate presidenciales, que siempre caracterizan la contienda comicial, este año fue interrumpida una vez que el candidato republicano también resultó víctima del coronavirus, habiendo retornado días después a un duelo presencial en el cual como era previsible, hizo gala de su recurso como presentador de televisión y hombre cercano al espectáculo. 

 
LAS ENCUESTAS 

Los sondeos de opinión han registrado de manera sostenida, una ventaja de entre 5 o 10 puntos de Biden en el voto popular y directo, y también de alguna manera en el favor de los colegios electorales. No obstante persiste la experiencia de la elección anterior, donde hasta el último momento se pronosticaba el triunfo de Hillary Clinton, dado que la medición de tendencias de los colegios electorales resulta menos clara y está condicionada por realidades y tradiciones de los llamados estados “bisagras o pendulares”, como Florida y Pensilvania, entre otros. Por cierto, la ultima investigación en ambos lugares, registran una ventaja en la primera de 2 puntos y en la segunda de 4 a favor de Biden, lo cual hace pensar que con el ritmo de la campaña y la tendencia de descontar ventaja de Trump, este podría resultar vencedor en ambos, con lo cual se podría repetir lo ocurrido en el 2016.  

Análisis del Periodista Manuel Felipe Sierra