La caída por tres días de Hugo Chávez y la juramentación de Pedro Carmona como Presidente con la eliminación de los demás poderes públicos, constituye el punto de inflexión del ya largo proceso chavista-madurista
11-A: Golpe ó Revolución
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Por: Manuel Felipe Sierra

Cuando Hugo Chávez gana la Presidencia de la República en diciembre de 1988 no se trataba de un cambio de gobierno conforme a la tradición venezolana de cuatro décadas, ni tampoco podría asimilarse a la victoria de un candidato poco conocido en las lides políticas, pero impulsado por su popularidad en la población que lo convertía en un “fenómeno electoral”. Chávez, desde el 4 de febrero de 1992 con la célebre frase “por ahora”; definió una línea insurgente frente al bipartidismo y la estructura institucional y ese habría de ser el tono de su campaña con un mensaje que no abordaba soluciones a los problemas nacionales, sino que los resumía en la propuesta de una Asamblea Constituyente; entendida básicamente con un profundo cambio político y no como una simple reforma constitucional. No es por azar que la misma propuesta fué formulada sin éxito a raíz del golpe frustrado del 4 de febrero, como una manera de perfilar un nuevo escenario en el juego político. De esta manera su victoria enfrentaba a los polos partidistas tradicionales y recogía algunos planteamientos de la disidencia militar de los años ’60.

REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

Para su proyecto que entonces no tenía nada que ver con el planteamiento del socialismo y que se definía como la “revolución bolivariana”, tomando en cuenta el propio origen del grupo militar pionero en su juramento ante el “Samán de Güere”, contaba además con un factor que habría de ser fundamental en el futuro: el debilitamiento extremo de la partidocracia (AD-COPEI) y un clima que auguraba salidas no convencionales e incluso apoyadas y saludadas por factores del sistema, como la destitución de Carlos Andrés Pérez en 1993. Los partidos mayoritarios, en una jugada suicida, entregaron sus activos electorales en la escogencia de sus candidatos presidenciales y luego su retiro y un sorpresivo apoyo a Henrique Salas Römer de Proyecto Venezuela, quien habría de rechazarlo por cuanto basaba su propuesta como un abanderado independiente, apoyado solo por su partido regional.



LA SOCIEDADA CIVIL

La aprobación de la Constitución Nacional Bolivariana en 1999 y la victoria obtenida por Chávez para su reelección presidencial el 2000, frente a su hasta hace meses su compañero de lucha y de gobierno, Francisco Arias Cárdenas y la incapacidad entonces de los partidos tradicionales para presentar opciones propias, abrieron un mayor espacio para la aplicación, sin aparente resistencia, de varios de los artículo de una Ley Habilitante que alteraba temas sensibles como la educación y la tenencia de la tierra, entre otros. El espacio iba a ser ocupado, más allá de lo que se suponía, por nuevos factores de la sociedad civil que si bien no ofrecían opciones alternativas de gobierno, traducían una evidente preocupación en sectores populares por las consecuencias de un cambio que podría, como ciertamente ocurrió al final, vulnerar el sentimiento democrático de los venezolanos. Ello explica con ausencia de los partidos, la vigorosa emergencia de los vecinos con “Queremos Elegir” de Elías Santana, “Con mis hijos no te metas”, de Leonardo Carvajal, con “Mujeres por la Libertad” de Maeca López Méndez; el Frente Institucional Militar, Gente de Petróleo, y periodistas como Kiko Bautista, Patricia Poleo, e Ybeyise Pacheco, entre otros, y teniendo como soporte, en ausencia de los partidos políticos, la aparición de las Asambleas de Ciudadanos que sin propuestas políticas, sino con debates enfocados en la realidad del país y la necesidad de preservar los valores democráticos, se constituyeron en la verdadera base organizativa de la naciente oposición antichavista.

PROTESTA GLOBAL

En aquel momento las movilizaciones ciudadanas del país abrieron un espacio político con repercusión internacional. No se trataba de luchar contra la corrupción, contra la hiperinflación, o la “cubanización del gobierno”; sino de defender los derechos democráticos históricamente arraigados en la conciencia nacional. A distancia, los analistas consideran aquellas movilizaciones como las más numerosas a nivel internacional, superiores al movimiento posterior de los “Indignados” en Europa, (cuyo record fué de veinte mil personas en la Plaza La Concordia de París) y la famosa “Primavera Árabe” que culminó hace doce años con el conflicto, aún vigente de la guerra civil en Siria. Cabe destacar que en las protestas caraqueñas, entonces no existían las redes sociales, que posteriormente han sido el principal instrumento para estimular y orientar las acciones de calle. Una de aquellas marchas, estimada en un millón de personas, y siendo considerada como “la más grande en la historia de Venezuela”, se dirigió a Miraflores la tarde del 11 de abril del 2002. Lo demás ya se conoce.