La crisis de los misiles en Cuba de 1962, es considerada la continuación de Berlín. Se consideran fracasos de Kruschev
Hace 60 años: crisis de Berlin a Cuba
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Por Luis Ernesto Fidhel Gonzales

Crisis de Berlín 1961

Nikita Kruschev al igual que Stalin plantearon modificar el estatus de Berlín Occidental, la parte de la ciudad bajo control estadounidense, británico y francés, dentro del territorio alemán de influencia y control soviético que posteriormente seria la República Democrática Alemana (RDA). El primer desafío superado por los aliados occidentales frente al control soviético fue en 1948, con el denominado “puente aéreo” considerado la primera operación de gran envergadura de carácter humanitario.

En enero de 1959, Kruschev entrego a las tres potencias ocupantes de Berlín un borrador sobre un tratado de Paz que definía la nueva situación de Berlín y de la RDA, considerándolos territorios soberanos, pero obviamente sujetos a la influencia soviética que para el momento no era reconocido por las potencias occidentales; superando el control cuadripartito que se originó a partir de 1945. Posteriormente siguió insistiendo con mayor vehemencia, aparentemente en virtud de la frustrada Invasión de Bahía de Cochinos – abril 1961 - que al final no contó con el apoyo del presidente Kennedy cuando se inició y su indecisión sobre la situación en Laos en el conflicto en Vietnam.Según Kissinger ambas situaciones parecieran haber convencido a Kruschev que Kennedy “tenía el toque suave”.

Todo pareció sugerir que Kruschev tuvo en mente por objetivo más amplio después de su encuentro en Viena con Kennedy en junio de 1961, mantener presiones sobre el estatus de Berlín insistiendo que había llegado el momento de resolver la cuestión alemana y si las potencias occidentales no se mostraban de acuerdo en ello, seguiría adelante y firmaría un Tratado de Paz, por separado, con Alemania Oriental a finales de ese año. Cuando Kennedy realizo este encuentro en Viena,habían transcurrido tres años desde que Kruschev enviara su primer ultimátum. El paso del tiempo había reducido gradualmente la credibilidad de sus amenazas y la sensación de un peligro general –Kissinger-.

En agosto de 1961, se dio inicio a la construcción del Muro de Berlín. Al final Kennedy resolvió que esta construcción no enmarcaba en la definición norteamericana de “agresión” y decidió no desafiarla por la vía militar; restándole importancia. La aparente indiferencia norteamericana tuvo una mala impresión en la dirigencia de la República Federal Alemana hizo que el canciller Konrad Adenauer (1949-1963) cuya política exterior dependió inicialmente de las pautas estadounidenses comenzaron a cambiar.

Billy Brandt alcalde de Berlín (1957-1966) para el momento de la crisis y próximo canciller (1969-1974) al percibir que los EEUU, no desafiaría por vía militar el área de influencia soviética –reconociendo en la práctica a la RDA y a Berlín Oriental por capital- implementaría como canciller su política de Ostpolitik o apertura hacia el bloque oriental, causada por su desencanto ante la reacción norteamericana a la construcción del Muro.

Cuando las advertencias sobre Berlín no lograron tener efecto, Kruschev lanzó un ultimátum al enviar cohetes a Cuba considerando que así atacaba a los norteamericanos por el flanco y podía utilizar su presencia en Cuba para forzar una solución para Alemania que no había podido lograr por otros medios. Sin embargo, también fracasó este plan y se vio obligado a dar marcha atrás.

Crisis de los misiles 1962

Según De Mauny– La URSS. Dopesa, Barcelona, 1970-, el modo como actuó Kruschev, especialmente en la crisis de los misiles y en la cuestión alemana, gano la desaprobación más profunda por el Presidium soviético. Lo mismo podría suponerse en lo que respecta a la República Popular China, a la cual Kruschev habría aportado periódicamente “deprecio y retraso”, pero en este caso las evidencias no resultaban tan claras. Si bien, costaba trabajo demostrar que la cuestión China motivará una oposición interna a la política de Kruschev, no ocurrirá lo mismo con su actitud en la crisis de Cuba de 1962, y el modo como se resolvió.

Kruschev estuvo jugando “brazas muy altas” con mucha transcendencia que la cuestión de Cuba por si sola. El haber logrado con éxito la implantación de cohetes atómicos intercontinentales y de alcance medio en Cuba, con lo que situaba dentro de la red detectora de alarma norteamericana, podía significar de por si la alteración de la balanza estratégica a favor de la Unión Soviética.

La crisis cubana mostró el lado más vulnerable de Kruschev; que aun cuando pudiera parecer paradójico, la verdadera gravedad de la confrontación entre las dos grandes potencias; sin embargo, habría facilitado un mejor entendimiento entre los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en los meses siguientes; lográndose el “Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares”, en la atmosfera, espacio exterior y bajo el agua salvo las realizadas en el subsuelo, suscrito el 05, de agosto de 1963, en Moscú, siendo ratificado por la Unión Soviética, Estados Unidos y Reino Unido entre otros.

El periodista francés Michael Tatu sostiene que la Casa Blanca había apreciado equivocaciones y cambios de posición de la Unión Soviética que sugieran falta de unanimidad dentro del Kremelin. La jefatura soviética hablo con dos voces bien definidas. Kruschev, repentinamente, hizo su oferta de que abandonaría sus bases en Cuba si Estados Unidos accedía a retirar las suyas en Turquía.

En tanto una línea calificada por “extremadamente dura” reflejada en el periódico gubernamental Izvestia, sostenían que en ese caso debían acceder a las propuestas soviéticas para la liquidación por los Estados Unidos de todas las bases en el extranjero y retirar todas las tropas estacionadas fuera de sus territorios de origen, a sus fronteras nacionales. Finalmente, la tesis Kruschev prevaleció. Sin embargo, la existencia de tales contradicciones prueba o al menos indicaba, una división de opiniones dentro del Kremelin. “Palomas y halcones” no eran solo una figura peculiar de la escena política de Washington.

Existen signos indicadores que en los momentos más álgidos de esa crisis y los que inmediatamente sucedieron, Kruschev estuvo más cerca de perder el control de la situación; su salvación era casi seguro que pudo deberse al hecho de que nadie en el Presidium estaba preparado para la tarea de aclarar la situación. La decisión final de la crisis con la retirada de los misiles de Cuba, Kruschev estuvo en condiciones de presentarla por algo positivo – para Kennedy resulto punto vital que se le ofreciera una salida airosa – pues podría decirse que Cuba quedaba protegida por una garantía formal contra la amenaza de una invasión norteamericana: el honor la paz mundial se había salvaguardado.

No todos estuvieron de acuerdo con esta versión de los hechos de Kruschev; los dirigentes de la República Popular China lo acusaron simultáneamente de “aventurerismo” al colocar cohetes soviéticos en Cuba y de “capitulacionismo” al desmantelarlos ante la presión norteamericana. No siendo del todo improbable que reflexiones del mismo tipo pasaron por la mente del Presidium.

Relaciones con la RFA

Otra causa que sin duda fue motivo de discusiones y oposición en la jefatura soviética, fue la actitud de Kruschev con respecto a la República Federal Alemana (RFA). A pesar de amenazar la Unión Soviética de firmar un pacto por separado con la República Democrática Alemana (RDA),acotando que,a mediados de 1964, ambas habían firmado un nuevo tratado de amistad. Existían indicios que daban a entender que se estuvo estudiando la posibilidad de una aproximación a la RFA; incluso se reforzó esta impresión, pues Kruschev planeaba visitar Bonn como también las relaciones comerciales entre ambos países eran objeto de una rápida expansión.

Estas maniobras de Kruschev despertaron desconfianza entre sus colegas del Presidium pues la política exterior soviética había asignado continuamente a los sucesivos gobiernos de Bonn, presentándolos siempre como animados por el odio a los soviéticos y el deseo de revancha. Por otra parte, cualquier movimiento de aproximación hacia la RFA por el gobierno soviético, no podía menos que asustar al régimen comunista de la RDA.

El estadista e ideólogo Mijail Suslov, miembro del Politburó y del Secretariado del Partido Comunista de la Unión Soviética, en referencia a la amistad Soviética- RDA, menciono en Moscú sobre los “lazos inviolables” que unían a esos dos países y a sus partidos comunistas. Siendo una clara provocación sugerir que, para dar impulso a las relaciones comerciales con la RFA, la Unión Soviética sacrificaría los intereses de la RDA pues estaban unidas por lazos de fraternidad, amistad y solidaridad socialista, y estos valores no pueden ser comprados y vendidos por “todo el oro del mundo”.

Se afirma que fueron requeridos los servicios de la policía secreta soviética – KGB-, para obstruir el acercamiento “rapprochement” con Bonn. Pero tampoco podría decirse que Kruschev haya sido desalojado del poder por estar dispuesto a encontrarse y hablar con los alemanes occidentales.


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