La hipótesis de conflicto entre Nikita Kruschev y el Presidium; habría precipitado su salida del poder en 1964, en otras causas por el proceso de “desestalinización” y manejo de la política exterior
Hace 70 años: inicio de la era Kruschev
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Por Luis Ernesto Fidhel Gonzales

El dirigente soviético Nikita Kruschev, desempeño funciones de primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) entre 1953 y 1964 y Presidente del Consejo de Ministros entre 1956-1962. Fue el primer Secretario General después del fallecimiento de Stalin en 1953, y de la Guerra Fría. También el único caso en la historia de la Unión Soviética quien “queda liberado de sus cargos a causa de su avanzada edad y del empeoramiento de su estado de salud” posiblemente por desavenencias con el Presidium del Soviet Supremo de la Unión Soviética, órgano de gobierno que ejercía una jefatura de Estado colectiva.

Kruschev se desempeñó como un cercano colaborador de Stalin, se había concluido que participó activamente en la eliminación de los enemigos del régimen, pero al sucederlo defendió aparentemente una forma de hacer política menos autoritaria. Varios hechos de política exterior acaecieron en este periodo, por el cual podrían haber suscitado su salida del poder e influir en los cambios en el sistema internacional de la época.

DESESTALINIZACION

El XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética celebrado en febrero de 1956, había declarado que la tesis de Lenin sobre la “inevitabilidad de la guerra” originada dentro de los mismos países imperialistas también suscrita por Stalin que tuvo vigencia de doctrina para todo el partido; fue concebida en un tiempo en que el imperialismo tenia todavía la amplitud en un sistema universal. Las fuerzas políticas-sociales no interesadas en la guerra eran demasiado débiles para poder obligar a las fuerzas imperialistas a renunciar a ésta; siendo válida la tesis para la Primera Guerra Mundial y también en parte para la Segunda, pero luego apareció en el mundo la zona del socialismo que llego a hacerse una poderosa fuerza.

Declarando posibles antes del triunfo mundial del socialismo, el obligar a los sectores con designios bélicos a desistir por completo de desencadenar una guerra mundial. Existiendo de esta forma la posibilidad real con el capitalismo aún vigente en el mundo de desterrar la guerra mundial.

Este Congreso el primero convocado después del fallecimiento de Stalin, fue el punto de partida de las primeras críticas directas a este dirigente soviético. Kruschev en la sesión de clausura realizo su de denominado “Discurso Secreto” en el cual entre otros aspectos denunció el culto desarrollado en torno a Stalin y la exageración en su rol a la denominada “Gran Guerra Patriótica”, dando comienzo al proceso de “desestalinización”.

EL DISENSO CHINO- SOVIÉTICO

La victoria, en 1949, de la Revolución Comunista, liderizada por Mao Tse Tung con el apoyo de la Unión Soviética, llevó que ambos países en teoría fueran firmes aliados. Esto se materializó mediante la firma de un tratado de alianza bilateral, en febrero 1950, en Moscú. Tras la muerte de Stalin, Nikita Kruschev viajaría a Pekín en 1954, llegando a comprometerse secretamente en 1957, a ayudar a la República Popular China a fabricar la bomba atómica.

Las tensiones entre la URSS y China surgieron durante la época de Kruschev a causa del proceso conocido como “desestalinización” o eliminación del culto a la personalidad de Stalin, poniendo término al exceso de poder del período estalinista (1924-1953). Se inició en 1953, pero no fue oficial hasta 1956. Para los ideólogos comunistas chinos la “desestalinización” fue vista como el abandono de los principios del marxismo-leninismo, en una vergonzante política “revisionista”.

Esta nueva interpretación soviética encontró la oposición de los dirigentes del Partido Comunista Chino, en abril de 1960, sobre la nueva línea soviética declaró que el carácter del imperialismo no había cambio alguno después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial tratándose para el momento únicamente de ciertos cambios de carácter táctico y que es absolutamente improcedente el sacar conclusiones de amplio alcance; teniendo validez la tesis leninista pues era comprobable que ninguna “nueva rama de la técnica” había podido cambiar las características fundamentales del imperialismo y de la revolución proletaria que se daban en la época de Lenin, no estando superada y nunca lo será.

Los ideólogos soviéticos acusaron a los dirigentes chinos y a sus partidarios dentro del movimiento comunista universal de mantener “disposiciones y tendencias de sectarismo de izquierda”.

El periodista Erik de Manuy – La URSS. Dopesa, Barcelona, 1970- asevera que si bien, la República Popular China en sus ataques al liderato del Partido Comunista Soviético, solían calificar a Kruschev por “archi-revisionista” cuya razón a la causa comunista se consideró causante del deterioro de las relaciones entre los dos partidos. Pudo haberse pensado que, tras su destitución en 1964, se abriría el camino para la normalidad en las relaciones rusos-chinas; siendo posible que los sucesores lo esperasen así; pues uno de los primeros gestos tras la toma del poder fue de invitar al dirigente chino Chu En Lai a Moscú, tres semanas después del despido de Kruschev.

La polémica chino-soviético renació muy pronto. Esto llevaba a la conclusión si bien era posible, que los demás miembros del Presidium deploraron la violencia del lenguaje de Kruschev, en ciertas fases de las disputas, no hubo desacuerdo básico con él sobre las dificultades de las relaciones con Pekín.

Kruschev cuya figura quedo “bien definida” en su aspecto irritable y malhumorado, se había creído en aquel entonces se trataba de impresionar a las potencias Occidentales; pero con mirada retrospectiva resultaba fascinante corroborar que al obrar como lo hizo trataba de no olvidar a los comunistas chinos. Las relaciones chinos-soviéticas que estaban deterioradas. Mao Tse-Tung expreso que la Unión Soviética ocupaba demasiado territorio que no le pertenecía y que a esto se debía a que trataran de impedir que China hiciera acto de presencia con sus reclamaciones, en el lejano este soviético y que proclamase sus derechos sobre tales territorios. La ocupación de sus territorios vino a dificultar las reclamaciones chinas, aun cuando fuera de pleno derecho.

DECLINACIÓN

Si bien Kruschev tuvo divergencias con las elites del Partido Comunista soviético particularmente durante la crisis de 1957, cuando desenmascaro la denominada “línea antipartido” de Molotov, Malenkov y Kaganovitch, y la mitad de once miembros del Presidium que arremetieron contra él. Pudo sobrevivir a la crisis solo después de conseguir un voto de confianza por el Comité Central.

Los especialistas en asuntos soviéticos, entre ellos Michel Tatu, mantuvieron la tesis que el comienzo del declive debía ser situado mucho antes del conflicto con la “línea antipartido” pudiendo aceptarse que, con su aparente victoria en la crisis de 1957, “arrojó la semilla” de todas sus dificultades futuras referidos a todos los campos de acción en los que ejercía.

El hecho era que mientras más atacó y arremetió contra el culto de la personalidad que se conformó alrededor de Stalin, más motivos dio a la sospecha que trató de sustituirlo por el culto así mismo. Desde el momento que se abrió la campaña anti-stalinista, aparentemente Kruschev estuvo claro que se hacía con un arma que en el futuro podría usarse contra sus posibles adversarios políticos. Siendo un “arma formidable” y, realmente no vacilo en utilizarla para silenciar las voces de oposición que se levantaron en las capas altas del Partido y en las subsecuentes crisis que habrían de producirse. Para De Many no había razón para dudar su sinceridad de las medidas de “desestalinizacion” descartando que actuaba como un “oportunista aprovechado”.

CONCLUSIÓN

Los reproches tras su salida del poder de Kruschev, se observa que se conjugo una serie amplia de diversos factores, por ejemplo “su mala manía” de hacer cambios constantes y sustanciales en la administración, pues sus ideas oscilaban continuamente de la centralización a la descentralización, que no solo causaba confusión, también resentimiento activo en varios niveles dentro del aparato del Partido.

La explicación más convincente, es simplemente que el Presidium del Partido estaba cansado de soportar la costumbre de Kruschev de “saltarse a la torera” los principios de mando colectivo e imponer sus propias decisiones sin previa consulta, como también el miedo de que después de haber acabado con “el culto a la personalidad” en torno a Stalin, se convertiría en centro de un culto así mismo.

En conclusión y retrospectivamente – sostiene De Manuy- la era Kruschev se ve claramente que fue una transición. Con la subida al poder del triunvirato Breznev, Kosigin y Podgorny todo cambio repentinamente y a fondo como también el lanzamiento de un vasto y nuevo experimento de reforma económica.

MOVIMIENTOS INTELECTUALES

Posteriormente surgió movimientos reivindicativos o no al stalinismo a nivel de la intelectualidad de la izquierda. En bibliografía sobre Stalin, escrita por Isaac Deutsher (1907-1967) – escritor, periodista, historiador y activista político comunista polaco- aseguraba que es seguro que la mejor parte de la obra de Stalin sobrevivirá a éste, de la misma manera que las mejores partes de la obra de Cromwell y Napoleón sobrevivieron. Pero a fin de salvarla para el futuro y darle su pleno valor, la historia tendrá que depurar y reformar la obra de Stalin, con el mismo vigor con que depuro y reformo la Revolución Inglesa después de Cromwell y la Revolución Francesa después de Napoleón.

El pensador húngaro Georgy Luckasc (1885-1971), manifestó valoraciones de Stalin en donde se contrapone negativamente a Lenin, quien fue un líder revolucionario que unía en una sola persona la condición de gran teórico y de gran jefe político. Stalin quiso disfrutar de ambas condiciones gracias al dominio sobre el partido. Ciertamente era un revolucionario convencido, un muy inteligente y de talento, un táctico extraordinario, pero carente de sensibilidad ideológica.

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