La salida de altos funcionarios y de confianza del Presidente Richard Nixon; pronosticaba su pronta salida del Ejecutivo, con el escándalo Watergate en marcha.
50 Años: Nixon y Gabinete en crisis
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Por Luis Ernesto Fidhel Gonzales

Richard Nixon se hizo con la candidatura del Partido Republicano para el proceso electoral de 1968, resultó sorpresivo designar al gobernador de Maryland, Spiro Theodore Agnew (1918-1996), como candidato a la vicepresidencia, posteriormente reelecto en 1972. Ganó reconocimiento nacional por sus discursos atacando a los manifestantes de la guerra de Vietnam y cobertura de noticias de las cadenas de televisión.

Desde comienzos de agosto de 1973, surgieron las primeras informaciones sobre un proceso en Baltimore, en la que fue acusado de corrupción. En el informe del Departamento de Justicia apuntaban minuciosamente las oportunidades en que Agnew, primero como prefecto de Baltimore, después como gobernador de Maryland y finalmente como vicepresidente, había recibido numerosas propinas de contratistas de obras públicas; asegurándose que organizó en sociedad con algunos amigos, una red de colecta de contribuciones entre las empresas de construcción de Maryland.

En su rápido ascenso político, Agnew, se quejó, constantemente de su “mísero salario” – decía el informe –y hacia saber a los constructores que mientras más subía en el escalafón administrativo– de prefecto a gobernador y de gobernador a vicepresidente- más dinero necesitó para poder mantener vida a tono con su posición.

Agnew vaciló peligrosamente entre el juicio político – impeachment- y la renuncia forzada. Varias veces durante ese período particularmente entre las oportunidades que se anunciaba como perdida su causa judicial se informaba que estuvo resuelto a abandonar su cargo. En otros momentos, resurgía prometiendo luchar hasta el final, asegurando que no renunciaría como vicepresidente.

Acusaría a altos funcionarios del Departamento de Justicia en abierta hostilidad de realizar un esfuerzo deliberado y malicioso para destruir su carrera política. Nixon declaró en una conferencia de prensa no programada, que los cargos que habían presentado contra el Agnew eran “serios y no frívolos” y expresó su confianza en los funcionarios del Departamento de Justicia; contrario al vicepresidente quien los “impugnó airadamente”.

Agnew había intentado inicialmente y luego abandonado, llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia para ser acusado de un cargo relativamente menor si accedía a renunciar a la vicepresidencia. Conocida esta táctica como "negociación de culpabilidad" o, "aceptar una declaración de culpabilidad", práctica usada comúnmente en todos los tribunales. La acusación se conforma con una condena segura en lugar de tomarse la molestia o el gasto de probar un caso más ambicioso y lento en el sistema judicial.

El fiscal general Richardson había explicado que Agnew no podía ser procesado por el gobierno federal por ninguno de los cargos imputados. Pero si podía ser juzgado por los tribunales de Maryland. El fiscal federal James R, Thompson de Chicago, quien se había involucrado en el asunto manifestó: “Si hubiera ido a juicio, habría resultado en una condena. El hombre es un estafador. El país está bien librado de él”.
Asediado por las críticas, Agnew renunció en octubre de 1973, por la admisión de un delito menor consistente en la no declaración de impuestos en menoscabo de las posibles acusaciones de extorsión, soborno y tráfico de influencia. Judicialmente, fue castigado con una multa de 10.000 dólares, y tres años de libertad condicional, pena que se consideró blanda ante el volumen y la gravedad de las acusaciones que enfrentó.

Ante el juez Walter Hoffman en la sala de la Corte Federal del Condado Baltimore, Agnew depuso de su cargo y admitió su culpabilidad habiendo recibido pagos en 1967, de contratistas; que no fueron utilizados con fines políticos. Reconoció que estos contratistas recibieron contratos estatales; pero negó haber dado un trato preferencial a éstos.

También negó todos los demás cargos en el documento de imputación del Departamento de Justicia e insistió; "en ningún momento me he enriquecido a expensas del fideicomiso público" ya sea como ejecutivo del condado, gobernador o vicepresidente.

El fiscal general Elliot Richardson (25 de mayo 1973 - 20 de octubre 1973) consideró “La renuncia y la admisión de culpa son ya castigos suficientes”. Así también, en vista de que se negó a rechazar con fundamento en datos convincentes las acusaciones de corrupción, Agnew tuvo pendiente una amenaza de cancelación de su licencia de abogado. Realizó un llamado a la Asociación Nacional de Abogados, con miras a que en vez de la suspensión definitiva le apliquen solo una sanción “por tiempo razonable”, pues de lo contrario significaría “cancelarle el único medio de subsistencia con que cuenta”.

Richardson, en octubre de 1973, después de haber servido 5 meses como fiscal general, el presidente Nixon le ordenó despedir al principal abogado que investigaba el escándalo de Watergate, el fiscal especial Archibald Cox . Richardson prometió al Congreso que no interferiría con el Fiscal Especial y, en lugar de desobedecer al presidente o romper su promesa, renunció.

Agnew recibió de inmediato una carta del presidente Nixon elogiando sus servicios y expresando “Me ha entristecido profundamente todo este curso de los acontecimientos”. La Casa Blanca comenzó a alejarse del ex vicepresidente. Agnew declararía que estaba satisfecho por su “desvinculación del escándalo Watergate” y se sentía orgulloso de mantener una “situación inobjetable como uno de los pocos miembros inmaculados del gobierno”.

Otro de los integrantes del circulo de poder del presidente Nixon defenestrado por el escándalo Watergate fue Jhon Mitchell quien fuera jefe de la campaña electoral posteriormente jefe del Departamento de Justicia – Fiscal General- (enero 1969 - marzo 1972); en este último cargo renunció ´para integrarse y encabezar el comité de reelección del presidente Nixon.

Se destacó por personificar las posiciones de “ley y orden” de la administración Nixon, en medio de varias manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Fue polémico por el respaldo a dos candidatos nominados por el presidente Nixon a la Corte Suprema rechazados por el Senado al considerarlos no calificados; aprobó escuchas telefónicas inconstitucionales, procesó a manifestantes contra la guerra y estuvo involucrado en la famosa demanda de los Papeles del Pentágono.

En julio de 1973, Mitchell testificó ante el Comité Senatorial del Watergate, afirmando que no tuvo conocimiento previo del espionaje, lo que contradecía el testimonio de otros que comparecieron ante el Comité.

En 1974, sería acusado de cometer perjurio y posterior encubrimiento. El 21 de febrero de 1975, sería condenado de dos años y medio a ocho años de prisión por robo y encubrimiento del Watergate. Como resultado de la condena, Mitchell fue inhabilitado para ejercer la abogacía en Nueva York. La sentencia fue reducida de uno a cuatro años por el juez Jhon Sirica; quien fue el principal juzgador del Watergate por exigir que el presidente Nixon entregara las grabaciones de las conversaciones de políticos demócratas producto del espionaje telefónico.

Mitchell cumplió solo 19 meses de su sentencia, antes de ser puesto en libertad condicional por razones médicas.

Otros de funcionarios fueron, Charles Colson, calificado por una suerte de “hacelo -todo” de la Casa Blanca cuya fanática lealtad al presidente Nixon lo llevó a extremos como la formación de grupos de ataque para enfrentar al candidato McGovern y haber convencido al Presidente de indultar a Jimmy Hoffa, jefe del sindicato de camioneros condenado por corrupción. Con esto no solo consiguió apoyo de este sindicato para la reelección de Nixon, también se especula que paso a ser cliente de su escritorio de abogados.

Bod Haldeman se desempeñó como Jefe de Gabinete en el gobierno de Nixon y por el escándalo Watergate fue encarcelado por 18 meses. Jhon Dean conocido por su papel en el encubrimiento del Watergate y posterior testimonio ante el Congreso como testigo clave de la acusación finalmente resultó en una condena reducida. Jhon Ehrlichman se desempeñó como asesor de asuntos internos fue declarado culpable por conspiración, obstrucción de la justicia y perjurio cumpliendo un año y medio de prisión el 1° de enero de 1975, junto con Mitchell y Haldeman.

El 30 de abril de 1973, Nixon había despedido a Dean; Ehrlichman y Haldeman renunciaron. 


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