En los albores de un nuevo año, la humanidad está siendo acechada por la posibilidad cierta de una omnipresencia tecnológica, dónde el hombre está pareciéndose más a Dios.
Homo Deus Posthumano
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Por Waleska Perdomo Cáceres

Por aquello de que tiene el don creador que le otorga el ingenio técnico. Gracias a ello, puede dominar ciertos elementos de la naturaleza y crear espacios artificiales dónde el ente digital y las no cosas forman parte de una nueva hiperrealidad. Coexistir con la tecnología como paradigma dominante, le permite al hombre tener la licencia de ser una especie de Dios Humano, en un espectro creador dónde se resignifica la esencia del mismo hombre.
 
Un homo Deus, que merodea entre la hiperconexión y la vida en un mundo lleno de sorpresas, y desencantos posthumanos, dónde el mismo hombre busca la fuerza para invitar hacia su propia superación humana. Un superhombre al mejor estilo de Nietzsche, quien ha proclamado hasta el cansancio la muerte de Dios, enarbolando al hombre como el centro de la vida, a la valentía como eje que empuja su motor nihilista y por supuesto, una fuerza motriz, la voluntad de poder.

En este nuevo ideal posthumano, el homo deus, se entreteje con el superhombre de Nietzsche como forma de evolución para compartir el trabajo del creador por medio del uso de la técnica planteando la creación de experiencias vitales en un vida inmersiva, con una inteligencia artificial que se desarrolla a pasos agigantados y en un momento, dónde se comienza a pensar en la reparación transhumana que logra fusionarse con la longevidad asistida de la mejora física, lo que implica grandes transformaciones para la vida del futuro.

El homo deus es un guerrero, al igual que el superhombre, pero su vida transcurre en un pleroma artificial, un espacio de conocimiento dónde los límites entre humanos y máquinas se vuelven casi intrascendentes. Es un espacio de existencia dónde el hombre reparado es tocado y asistido por una convergencia de tecnologías que lo llevará a un progreso indefinido que influirá sobre su naturaleza biológica, más allá de las reformas que liberaran al hombre biológico de una serie de limitaciones físicas, cognitivas y ambientales que dificultan la extensión de la vida.

Ante la posibilidad de cambiar el mismo ser, las reparaciones transhumanas y el estadio virtual de una existencia conlleva a que seamos demiurgos que cocrean el mundo habilitados por la técnica. Desde la especulación de que Dios ha muerto y que el homo deus posthumano, ha tomado su puesto pero no es tanto en sí. Sólo lo asiste en un nivel de construcción de la existencia material en una realidad intersubjetiva que se ha delimitado hasta ahora, que es manejada por el poder, es el espacio dónde el hombre es el que juega a los dados y no Dios. La voluntad de poder se traduce en la búsqueda de la inmortalidad del eterno retorno y es posible. Pues es sólo un problema técnico, que se puede resolver con el avance de la razón. 


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